DE ENDESA A GESTIONAR 40.000 TONELADAS DE ALIMENTOS
imprescindible, podemos ayudar a alguien que no puede comer.
–No se trata, como siempre dicen, de dar lo que nos sobra, sino lo que necesiten otros.
–No queremos que haya héroes, aunque existan. Hay que salir de la zona de confort, no hay que pensar que como no nos afecta, no hacemos nada. Tenemos que concienciarnos, no sólo porque mañana podemos ser nosotros, sino porque puede ser un hermano o un familiar, o cualquier persona que pasa por una mala situación. compra importante, pero tenemos una gran rotación, de entradas y salidas.
–¿Las fechas de la Gran Recogida, les ayudan?
–Son fechas de encuentros familiares y es cuando uno puede pensar con más claridad en los demás.
–¿Somos solidarios los andaluces?
–Muy solidarios. Lo que ocurre es que en Andalucía, el nivel de renta y el desempleo, es menor, hay más necesidad respecto a otros territorios, así que tenemos que compensarlo siendo más solidarios y lo somos, sin duda.
–Todas son muy importantes, la de alimentos físicos y las económicas. Hay otras que son igual de valiosas, como son las de su tiempo y su entrega.
–¿Se ha dado de bruces con algún drama de gente que no tiene para comer?
–Aquí, no. Me toca la función de dirigir y representar al Banco y, aunque a veces me toque estar como un voluntario más, son ellos quienes viven de cerca esa realidad, pero sí las hay, sin duda. Aun así, la red de solidaridad de Andalucía es muy amplia y es difícil que una persona se quede desasistida, tanto de alimentos como los suministros básicos. Nosotros sí cubrimos lo esencial.
Sevillano del año 60, se siente de Constantina, de donde es su padre. Estudió para economista y dirigió sus pasos a Price Waterhouse y después a Sevillana-Endesa donde llegó a ser director de Andalucía y Extremadura. Ahora coordina un equipo de 600 voluntarios estables; se gestionan 40 millones de kilos de alimentos entre los 11 bancos de alimentos de Andalucía, Ceuta y Melilla; atienden a 330.000 usuarios y la organización cuenta además con la colaboración de más de 1.700 entidades a su labor.
–¿Le ha cambiado el llevarse a casa lo que vive de gente que no tiene para comer?
–Me prejubilé hace unos años y me planteé la vida para disfrutar de mis hijos, nietos y mis aficiones. No tenía pensado seguir este camino, pero me convencieron para hacerlo. Conforme me fui metiendo más y comprobé lo que hacen y con qué espíritu lo hacen, he cambiado. Si con mi granito de arena contribuyo a que se movilice más gente, me doy con un canto en los dientes.
–¿Qué es lo más extraño que ha entrado en este almacén?
–No tenemos una relación directa con el usuario final de esa ayuda. Distribuimos a más de 250 puntos de entrega. No llegan muchas casuísticas.
–¿Y alimentos?
–A veces llega algo que no es lo que más necesitamos, por ejemplo muchos paquetes de snacks o patatas fritas, es decir, productos de disfrute más que de la cesta básica, pero también llegan a esas entidades.
–Este fin de semana voy a hacer la compra. ¿Qué tengo que poner en los puntos de recogida?
–Hay varias opciones. La primera los productos básicos: leche, aceite, arroz, caldo y legumbres. Cualquier otro como latas de conservas son bienvenidos. Después viene la donación de efectivo en caja. La donación física tiene corazón, la económica tiene la ventaja de que podemos comprar lo que te falta; ese dinero se puede modular en el tiempo, el coste de la logística no existe y sólo se destina a alimentos.