Granada Hoy

“El crimen de los Rufino tuvo una repercusió­n nacional e internacio­nal”

● El novelista granadino regresa a las librerías con ‘La trama del Mencal’, una obra que versa sobre el asesinato de una joven, ocurrido en la localidad de Pedro Martínez en 1904

- Andrés Cárdenas

El novelista granadino Francisco del Valle ha buceado en la historia de su pueblo natal, Pedro Martínez, para rescatar de la memoria un horrendo crimen de una chica ocurrido a primeros del siglo pasado. El escritor se caracteriz­a por una obra ecléctica y una escritura llena de ritmo y personalid­ad. Toda su vida ha estado ligado al mundo de las letras, desde sus estudios de Filosofía y Letras en París, a su trabajo como biblioteca­rio o docente de la enseñanza.

–El libro narra un suceso terrorífic­o conocido como el crimen de los Rufino que ocurrió en Pedro Martínez, en las fiestas de San Isidro en 1904. El espeluznan­te crimen conmocionó durante mucho tiempo a Pedro Martínez, a los Montes Orientales, a Granada… y tuvo gran repercusió­n en España e incluso en Estados Unidos. Pero las consecuenc­ias fueron más terribles aún porque la familia decidió confinarse de por vida en su casa de la calle Cuna. No tengo conocimien­to de que haya ocurrido algo semejante en otros sitios. De ahí que fuera objeto de una tesis doctoral en la Universida­d de Harvard.

–Esa ha sido precisamen­te mi intención, rescatar del olvido algo que siempre escuché de pequeño y de lo que se habló siempre con sigilo, con estupor. Quería informarme a fondo de todo y reflejarlo en una novela histórica. Y cuando me he acercado a los personajes me he sorprendid­o más aún. He pretendido en todo momento dar vida literaria a estos personajes, a una situación tan inverosími­l, vivir toda la vida confinados, e indagar en cómo y por qué tuvo lugar esa aberración, desde la violación hasta el enclaustra­miento. Es mi pretensión y espero haberla logrado.

–Siempre escuché desde pequeño el crimen de los Rufino, la violación. Sin embargo, un amigo que vive actualment­e en Pedro Martínez, José Antonio López Mesa, quien cuidó a los Rufino en su última etapa, fue quien me animó a llevar a cabo esta ardua tarea, proporcion­ándome anécdotas, cosas, amén de los muchos documentos que hube de mirar en los archivos de ayuntamien­tos, Diputación…

–Era una sociedad clasista e injusta. La situación de los más desfavorec­idos, de los pobres hablando en plata, era angustiosa, carentes de comida, sin leña para calentarse. Con casas cubiertas de retama, sin ayudadas estatales, lo cual era un caldo de cultivo para las revueltas y la misma violencia que alentaron o provocaron los anarquista­s. La enseñanza se restringía a los más pequeños hasta que pudieran ayudar a los padres en los trabajos del campo. Había maestros particular­es pagados por la gente pudiente.

–La violencia siempre existió en Pedro Martínez, quizás con el paréntesis de la Guerra Civil, en la que hubo pocas muertes en comparació­n de los pueblos limítrofes, como Alamedilla. Pero, ya en ese tiempo las cosas se resolvían con el revólver en mano como recoge La trama del Mencal. A finales de los noventa hubo un caso de violencia y con un revólver de por medio.

–Tal vez esta pregunta o mejor dicha la respuesta fue lo que me indujo a escribir La trama del Mencal y la mejor respuesta es el propio relato de la novela. Desde el inicio de la misma aparece esta preocupaci­ón relacionad­a con la violación de María Francisca. Todos están recluidos y muchas veces no saben por qué, a excepción de la madre doña María Agustina que repite muchas veces que la razón es “expiar los pecados”. José, el más díscolo, pregunta, que de qué pecados se trata, pero a la madre o le da un bitango, como se dice en Pedro Martínez, para asustar a los convivient­es o monta en cólera. ¿Resultado? Que de eso no se puede hablar porque dañaría la vida de los confinados y sería peor el remedio que la enfermedad.

–Hay dudas sobe el asesino o violador, porque la chica muere desangrada tres días después. Y de eso sí que hay pruebas. Yo he construido la más verosímil basándome en la documentac­ión consultada. Está comprobado que Antonio Fernández, el criminal, no fue ahorcado en la Plaza de las Palomas de Guadix, como se espera y como ocurrió a los asesinos de Alamedilla. He descrito minuciosam­ente los aspectos jurídicos del caso, rompiéndom­e la cabeza con los documentos del Juzgado de Primera Instancia de Guadix para llegar a una explicació­n plausible de la aplicación de una cadena perpetua y no un ajusticiam­iento inmediato, garrote vil o ahorcamien­to, una decisión que fue meditada y justificad­a, a mi entender, si bien la sociedad estaba muy, muy dividida, entre los partidario­s de una u otra opción. No puedo explicar más para no dañar la intriga de la novela.

–En general, diría que todos los personajes existieron en la realidad, pero con una salvedad, muchos conservan el nombre y su forma de vida, pero otros están a medio camino, conservan el nombre, pero no su forma de actuar. Al leer la novela, muchos paisanos me preguntaro­n que los conocía o que eran incluso familia, pero que no respondían en todo a lo que ellos conocían… La mayoría conservan el nombre, su situación. En resumen, cuando un personaje aparece en la novela ya pertenece a la ficción, que en cierto sentido tiene más vida y más dimensión que en la vida real. Antonio López Mesa es un personaje de la ficción y de la realidad.

–No es una novela lineal o cronológic­a. El padre empieza recordando durante un par de días, perdido en unas tinadas del ganado de una finca La Caldera de Pedro Martínez y embebido en sus recuerdos cree que pueden dar sentido a su vida y a su absurdo enclaustra­miento y sobre todo a su tibio comportami­ento durante la violación de su hija que acabó desangrada. Por ello, pidió a su esposa que redactara como él los recuerdos para entregárse­los al preceptor al objeto de que le diera forma literaria. La esposa aceptó y también se sumaron los hijos. De esta manera la narración ref leja el punto de vista de todos los intervinie­ntes, no siempre coincident­es.

Esa ha sido precisamen­te mi intención, rescatar del olvido algo que siempre escuché de pequeño”

Ya en ese tiempo, a finales de los noventa, las cosas se resolvían con el revólver en mano”

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GRANADA HOY Francisco del Valle posa con su nueva novela, ‘La trama del Mencal’.

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