Corea del Sur se suma a la fiesta asiática
● Los ‘Guerreros Taeguk’ emulan a Japón y se plantan en los octavos
Corea del Sur: Seung-Gyu; MoonHwan, Kyung-Won, Young-Gwon (Son Jun-Ho, 81’), Jin-Su, In-Beom, WooYoung, Kang-In Lee (Ui-Jo, 81’), JaeSung (Hee-Chan, 65’), Heung-Min y GueSung (Cho Yu-Min, 93’).
Portugal: Diogo Costa; Dalot, Pepe, Antonio Silva, Cancelo, Neves (Leao, 65’), Nunes (Palhinha, 65’), Vitinha (William Carvalho, 82’), Joao Mario (Bernardo Silva, 82’), Ricardo Horta y Cristiano Ronaldo (Andre Silva, 65’).
Goles: 0-1 (5’) Ricardo Horta. 1-1 (27’) Young-Gwon. 2-1 (91’) Hee-Chan. Árbitro: Facundo Tello (argentino). Amonestó a Kang-In Lee y Hee-Chan. Incidencias: Partido disputado en el estadio Ciudad de la Educación ante 44.097 espectadores.
Portugal alcanzó su objetivo, pasar a octavos como primera de grupo, pero lo hizo con una triste derrota ante Corea del Sur, que nunca se rindió y acabó encontrando el premio en la prolongación con un tanto de Hwang HeeChan tras una galopada de su líder Son Heung-Min.
Los surcoreanos se suman así a la fiesta de Japón y del fútbol de todo el continente. Fue el premio a su esfuerzo infatigable, a su fe, a su corazón, a todas esas cualidades que atesora desde el trabajo, la humildad y la modestia.
Cuajó un partido muy pobre el cuadro luso. Con el pase garantizado tras el segundo encuentro y conocedor del triunfo de Uruguay ante Ghana, hasta una derrota le mantenía en la primera plaza del grupo H. Se limitó a cumplir el expediente sin más. Le faltó concluir este cuarteto con tres victorias. Pero también aprovechó para dar descansos y ofrecer minutos a los menos habituales.
Fue de más a menos Portugal. Comenzó enchufado, intenso, peligroso por las bandas, hasta certero con el tempranero tanto de Ricardo Horta, una de las muchas novedades planteadas por Fernando Santos. Pero poco a poco fue cayendo en el conformismo y estuvo en varias fases a merced de un rival que se lo jugaba todo.
Esa carencia de necesidad y el conformismo de los lusos permitió a Corea del Sur ir a más. Con su habitual espíritu quisieron sus jugadores hacer honor a su apodo Guerreros Taeguk y lo certificaron en la prolongación ante el delirio de su numerosa hinchada.
Consciente del peligro que corrían los advertidos de sanción, Ruben Días, Joao Félix y Bruno Fernandes, así como el desgaste de jugadores como Bernardo Silva, Fernando Santos formó con un once alternativo, en el que apenas figuraban, entre los titulares, Diogo Costa, Pepe, Joao Cancelo, pero como lateral zurdo, Ruben Neves y Cristiano Ronaldo.
Todo el cóctel funcionó de inicio con Dalot y Cancelo muy profundos por las bandas. El primero, tras recibir de Pepe en profundidad, no tardó en dar la posibilidad a Ricardo Horta de abrir el marcador y en castigar la endeblez atrás del equipo que dirige el también luso Paulo Bento, sentado en la grada sufriendo sin poder ayudar a sus jugadores tras ser expulsado después del anterior partido.
Pero no tuvo continuidad Portugal. Pese al esfuerzo en la batuta de Ruben Neves, con Vitinha y Joao Mario intermitentes y Cristiano Ronaldo demasiado solo y con escasa participación, los jugadores surcoreanos se fueron creciendo. El mallorquinista Lee Kang-In y el referente y capitan Son Heung-Min empezaron a ofrecerse y a crear inquietud a la zaga portuguesa, que no pudo impedir que en un saque de esquina el balón rebotase en la espalda de Cristiano Ronaldo y se quedara casi a placer para que empatara el encuentro Kim Young-Gwon.
Volvía a creer Corea del Sur. Y de qué forma. Con una hora por delante, ante una Portugal a medio gas lo podía conseguir. Un gol, si Uruguay no ampliaba su cuenta, le daba la victoria y le disparaba a los octavos. Con Corea a lo suyo, tan claro vio Fernando Santos que el liderato no peligraba que retiró del césped a Cristiano Ronaldo.
Lo intentaron los asiáticos y en una de las contras, ya en la prolongación, Son Heung-Min sacó los galones de líder, se plantó en las inmediaciones del área lusa y mandó un balón preciso a Hwang Hee-Chan, que no lo desperdició. Tuvo que esperar todo el equipo surcoreano en el centro del campo diez minutos a que terminara el Uruguay-Ghana. La tensión y los nervios dejaron paso a la felicidad.