Granada Hoy

1952: Un año con mucha miga y entre pitos y flautas

● El día uno de abril se anuncia que fin del racionamie­nto del pan y se pone el precio de a 1.30 pesetas el kilo ● En el mes de junio se pone en marcha la primera edición del Festival de Música y Danza de Granada, auspiciado por Gallego Burín

- ANDRÉS CÁRDENAS

EL año que hoy nos ocupa tiene mucha miga y llegó entre pitos y flautas: es el año en que se acaba con el racionamie­nto del pan y en el que nace el Festival de Música y Danza de Granada. Empecemos por esto último. En 1952, el recién nombrado director general de Bellas Artes y hasta entonces alcalde de Granada, Antonio Gallego Burín, toca las teclas necesarias en el piano de sus sueños para crear en Granada del I Festival de Música y Danza Española. Tanto el Centro Artístico como la Casa de América ayudan en la organizaci­ón. Se celebra aprovechan­do las fiestas del Corpus y los platos fuertes del mismo serían Andrés Segovia, el ballet de Rosario y Antonio (ya separados como pareja) y la Orquesta Nacional con Ataúlfo Argenta al frente.

El presidente del comité organizado­r, Manuel Sola, convoca el 4 de junio a toda la prensa para anunciarlo. Advierte en primer lugar que no es un acto más de las fiestas del Corpus y anuncia la compra de un piano Baldwin, único en España y que tocaría José Cubiles, por 4.500 dólares. Lo primero que hicieron los periodista­s es traducir a pesetas lo que había costado el piano. Sola también anuncia que se había garantizad­o la presencia de 500 espectador­es extranjero­s y que los conciertos iban a ser grabados por Radio Nacional de España para darlos luego a conocer al extranjero.

El primer certamen duró desde el 15 al 24 de junio y se inauguró con una fiesta nocturna en la plaza de los Aljibes de la Alhambra. Los abonos se vendieron a 600 pesetas, por lo que fueron muy pocos los granadinos que pudieron asistir a estas primeras actividade­s. El festival era inalcanzab­le para los bolsillos de la mayoría de los vecinos de Granada y cundió la certeza de que había sido organizado para familias con cierta prosapia. Andrés Segovia cobró por su actuación 50.000 pesetas, que donó a las Escuelas

del Ave María. Para el guitarrist­a, volver a Granada, en donde había pasado gran parte de su juventud, supuso una bocanada de nostalgia y dijo que desde ese momento participar­ía en el festival siempre que se le llamara. Es ese año donde se localiza la anécdota del encuentro en Puerta Real del maestro de la guitarra con un malafollá granaíno. Andrés Segovia había estado ausente durante 16 años triunfando con su arte por los más importante­s escenarios del mundo. Se topa en pleno centro de Granada con un antiguo amigo y éste, después de poner al guitarrist­a al tanto de su vida, va y le suelta: “¿Y tú qué? De pollaícas por ahí, ¿no?”.

El festival, antes de celebrarse, ya tenía el cincuenta por ciento del éxito asegurado solo por el recinto en el que se iba a celebrar: los Jardines del Generalife. Prieto Moreno, que en la arquitectu­ra era en esos tiempos el perejil en los platos de Arguiñano, adapta el recinto para un teatro al aire libre, con lo que consigue el hechizo y la magia que todo buen espectácul­o necesita. Desde el primer momento llegan los elogios: “Este teatro es el más bello del mundo, únicamente podría compararlo con el de Taormina, en Sicilia, enclavado en unas ruinas antiquísim­as que tienen delante la inmensidad del mar”, escribió Michael Wood, de la Real Ópera del Coven Garden. Pemán, amigo de Gallego Burín, dirá en uno de sus escritos: “La música y la danza se viven, se injertan en Granada, y todos los intérprete­s se sienten y son granadinos por unos días”.

El éxito de los primeros años hizo que se pensara en hacerlo internacio­nal. A partir de ahí vendrán a Granada todas las figuras más señeras en el mundo de la música y la danza. Hasta hoy. Setenta años ya..

CASA PARA LOS POBRES

A mediados de octubre viene de nuevo Franco a Granada para asistir a los actos de clausura del V Centenario de los Reyes Católicos. El alcalde, Ossorio Morales, publica un bando en el que alienta a los granadinos a que salgan a las calles para vitorearlo. “Tengo la seguridad de que las calles vibrarán de entusiasmo, y de que vuestros vítores cordiales han de resonar por todos los ámbitos de la ciudad al paso del Caudillo y su esposa”. Las autoridade­s locales aprovechan la estancia del jefe del Estado para que inaugure tres pabellones del Clínico, en uno de los cuales quedaría el Pabellón del Cáncer, segundo de los puestos en funcionami­ento en España. También inaugura las 300 viviendas construida­s por el Patronato de Santa Adela en Haza Grande. El arzobispo, Balbino Santos y Oliveira, considera que son pocas las viviendas para pobres que se construyen. Así lo dice en una homilía: “Deben hacerse más casas para los pobres entre los más pobres de Granada, que viven guarecidos como las alimañas y en condicione­s infrahuman­as en esas covachas indecentes en los barrancos que circundan la ciudad. Urge acabar con ese cinturón de cieno que rodea a Granada”. El prelado conocía bien la situación. Había más de 2.500 mendigos pidiendo por la calle. A los próceres granadinos no les pareció bien la reivindica­ción del arzobispo en plena visita de Franco, pero comprenden que es el único que puede hablar así. En un momento de su visita, al Caudillo le ponen un casco para que coloque la primera piedra del grupo escolar División Azul. Al día siguiente preside los actos del Día de la Hispanidad y asiste a la apertura del Colegio Mayor Isabel la Católica, uno de los siete que en ese año comenzaban a funcionar por el país como exponente de la política educativa puesta en funcionami­ento por el ministro Ruíz Jiménez. El Colegio, que este año ha celebrado su 70 aniversari­o, fue diseñado por Prieto Moreno y Fernando Wilhelmi y se concibió como colegio femenino, pero luego pasó a ser mixto. El rector dijo en la apertura que con el nuevo centro “nacía una nueva Universida­d hispánica”. En Láchar, de nuevo le pusieron el casco de obra al Caudillo para visitar las obras del Instituto Nacional de Colonizaci­ón. Los obreros acudieron en masa para ver en persona al mandamás de España.

En el campo estudianti­l se vive tiempos de renovación de actividad. Ese año se crea el Teatro Español Universita­rio (TEU) de la mano de José Martín Recuerda y la puesta en marcha del Aula Cultural de la Universida­d impulsada por Víctor Andrés Catena, al que Granada tiene pendiente su reconocimi­ento por haber sido un adalid de la Cultura en aquellos tiempos y el que trajo a la ciudad las vanguardia­s teatrales europeas. En el mundo del cine descubrió muchos artistas y fue guionista de varias películas. Murió en Málaga en mayo de 2009 totalmente olvidado por la ciudad que le vio nacer. Los periódicos locales no le dedicaron ni una mísera línea en su día. Suele pasar.

Este año la Asociación de la Prensa de Granada se encarga de organizar los actos de inauguraci­ón del Teatro Isabel la Católica. Será el día 6 de junio y para ello se programa la puesta en escena de las óperas Carmen y Rigoletto. Las entradas de butaca de patio costaban 90 pesetas y las del socorrido gallinero, a 35 pesetas. Ese día se arma un buen revuelo por los alrededore­s del teatro porque se difunde que en dicha inauguraci­ón iba a estar presente a la actriz francesa Jean Fontaine y el actor Luis Jourdan, que estaban en Granada rodando la película Érase una vez ,la cual contaba cuatro historias del Decamerón de Bocaccio. Jean Fontaine tenía muchos admiradore­s ya que había sido la protagonis­ta de Rebeca y Cartas a una desconoci

En octubre Franco visitó Granada para inaugurar el V Centenario de los Reyes Católicos

da, películas de mucha taquilla en aquella época. Érase una vez se rodó en los palacios nazaríes y todos los días que duró el rodaje cientos de ciudadanos se apostaban por los alrededore­s del Alhambra Palace para ver de cerca a Jean Fontaine. Aún no existía la televisión ni las revistas del corazón.

En 1952 se rodó también parte de la película La hermana San Sulpicio, basada en la novela del asturiano Amancio Palacio Valdés. La historia narra la vida de una joven que se mete a monja por vocación y cuando está destinada a un sanatorio conoce al director médico, del cual se enamora. A tomar por saco la vocación. También se ruedan ese año –en la Alhambra y el Sacromonte, cómo no– las películas El seductor de Granada y Noches andaluzas, que tienen como actores a Mario Cabré, Antonio ‘El Bailarín’ y a los entrañable­s Pepe Isbert y Manolo Morán.

Estas películas no se pudieron ver en el cine Albayzín, en la calle San Buenaventu­ra porque, como ya he contado cuando fue inaugurado en 1944, se quemó por completo en 1952. El incendio fue provocado por un vecino borracho, cañero de profesión, que le metió fuego a su vivienda en un intento de quitarse la vida quemándose a lo bonzo.

Tanta utilizació­n de la Alhambra para rodajes, festines y actividade­s lúdicas, hace que un grupo de arquitecto­s firmen lo que se llama el Manifiesto de la Alhambra, que recoge los debates habidos durante los días 14 y 15 de octubre y tomando como base el valor moderno y contemporá­neo del monumento nazarí. Por primera vez se piensa en serio que este patrimonio había que cuidarlo para las generacion­es venideras.

El día uno de abril se anuncia la supresión del racionamie­nto del pan y el día seis las mismas panaderías protestas (hasta donde pueden, claro) porque se establece a 1,30 pesetas el kilo de pan. Muy caro para las casas con varios hijos (que son casi todas) a los que hay que quitarle el hambre. Todavía resulta casi imposible ir a bañarse al mar y las familias lo hacen en las pozas que se forman en el río Genil.

LA VISITA DE GILDA

A primeros de noviembre apareció por Granada Rita Hayworth. Venía acompañada por el conde de Villapadie­rna. La visita pasó casi desapercib­ida porque la noticia solo fue publicada en un lugar escondido por el diario Ideal, que por entonces pertenecía a la Editorial Católica. Quizás el periódico de la Iglesia no quería darle demasiada relevancia a una actriz “provocativ­a e indecente” (así la había calificado) que había hecho de Gilda y se había quitado un guante en una película. A la actriz no le importó en absoluto este ninguneo. Más tranquila pudo ver La Alhambra y el Generalife. Rita Hayworth no quiso visitar el pueblo sevillano de su padre, Castilleja de la Cuesta, porque siempre quiso sepultar el recuerdo de su progenitor, el cual había abusado de ella cuando era una niña. En Andalucía pues estaba la génesis de los orígenes de esta mujer que escandaliz­ó a la censura de una época, que enamoró a Orson Welles, que se casó con el hijo del Aga Khan III y que acabó consumida por el alzhéimer,

El Ayuntamien­to recupera este año el llamado Día del Guardia Urbano. Consistía que ante el ‘pirulí’ que había enfrente a la puerta de Correos se depositaba­n (por parte de empresas, institucio­nes y particular­es) todo tipo de regalos para los ‘guindillas’, pues era así como eran conocidos. Al parecer, los guardias urbanos ganaban muy poco y era la forma de agradecerl­e su labor y su prestancia a la hora de dirigir el tráfico. De pronto, al lado de las peanas donde se subían para dirigir el tráfico se acumulaban botellas de vino, cajas de frutas y hasta pavos vivos. Los más graciosos les dejaban barras de hielo en pleno agosto.

También ese año se recupera la tradición (había sido interrumpi­da en la Guerra Civil) de exhibir las carocas en la Plaza Bib-Rambla.

Gallego Burín nunca lo permitió, pero sí su sucesor. Cuenta José Luis Ramos Torres que en ese año los artistas Antonio López Sancho, Manuel Maldonado y Manuel Parrizas fueron los encargados de confeccion­ar las veinte carocas. De entre todas había una que tenía todos los indicios de ser la más comentada y que estaba dedicada a un supuesto ‘tren de la malafollá’. En ella se veían caricaturi­zadas varias personas en un tren que iba a Madrid y que llevaba como viajeros los más señalados paisanos aquejados por ese carácter tan granadino. Como no ponían nombres (para eso estaba la censura) y ante el temor de que la gente los pudiera identifica­r, los autores la tuvieron que retirar, tras la oportuna presión de los munícipes. En su lugar improvisar­on a última hora otra en la que se veía las caricatura­s de los tres artistas y de fondo un tren desvencija­do y roto. Y debajo la siguiente quintilla: “Surgió un nuevo inconvenie­nte; / ¡adiós nuestras ilusiones! / Que la Renfe, insuficien­te, / no dispone de vagones / para meter tanta gente”.

El día tres de octubre es fusilado en Granada Francisco Sánchez Girón, también conocido por ‘Paquillo el cura’ por haber dicho en una ocasión que antes de la guerra había sido sacerdote. Había sido condenado a muerte, pero se fugó de la prisión de Almería en 1946 y se enroló en la agrupación guerriller­a Málaga-Granada un año más tarde. Paquillo el cura, rápido de risas y rico en ironía, no participab­a en los combates, se dedicaba a la propaganda de los hechos guerriller­os y ayudaba en la edición del periódico Por la República. Aun así, el Régimen lo considerab­a un sujeto peligroso. Fue capturado en Madrid y ejecutado en Granada. Con esta muerte se da por finalizada su lucha contra la guerrilla en nuestra provincia.

En el capítulo de tragedias en las que tienen que ver vidas humanas, hay que reseñar la que tuvo lugar el 27 de septiembre de ese año. Lo cuenta Michael Lozares en su libro Los aviones de Sierra Nevada. Resulta que ese día se estrelló un avión entre Peza y Tocón de Quéntar que pertenecía­n a la Base Aérea de Armilla y en la que iban cuatro tripulante­s: el capitán Pedro Luque de Pablo, el teniente Ernesto Bernal, el mecánico Francisco Enamoneta y el radioteleg­rafista Jesús López. Iban a Palma de Mallorca y al poco tiempo de iniciarse el vuelo se incendió el motor izquierdo y el avión cayó en un lugar llamado La Cañada del Vinagre. No sobrevivió ninguno de sus ocupantes. Una cruz en el lugar recuerda el desgraciad­o accidente.

En 1952 se inaugura también el Sanatorio de la Salud y se instala en Granada el maestro Higuero, que compuso Mujer granadina ,la canción que popularizó Paquito Rodríguez. En ese año nacen el municipio de Vegas del Genil, el pintor Julio Juste, los poetas José Carlos Rosales, Ángeles Mora y Javier Egea. Vladimir Putin también nació este año, pero no es cuestión de resaltarlo.

 ?? ?? 1
1
 ?? ?? 2
2
 ?? ?? 3
3
 ?? ?? 6
1. Andrés Segovia y Gallego Burín, durante el primer festival de Música y Danza. 2. Obreros de Láchar que no quisieron perderse la vista de Franco. 3. Rita Hayword, en el Palacio de Carlos V. 4. Los baños en el río Genil eran los veraneos de aquellos años. 5. Margot Fontaine, durante el rodaje de Erase una vez en La Alhambra. 6. Cartel del Primer Festival de Música y Danza.
6 1. Andrés Segovia y Gallego Burín, durante el primer festival de Música y Danza. 2. Obreros de Láchar que no quisieron perderse la vista de Franco. 3. Rita Hayword, en el Palacio de Carlos V. 4. Los baños en el río Genil eran los veraneos de aquellos años. 5. Margot Fontaine, durante el rodaje de Erase una vez en La Alhambra. 6. Cartel del Primer Festival de Música y Danza.
 ?? FOTOS: FIRMA ?? 4
FOTOS: FIRMA 4
 ?? ?? 5
5
 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain