Granada Hoy

ESTROPICIO JUDICIAL

- JUAN M. MARQUÉS PERALES

ERC presentará este viernes su enmienda para modificar el delito de malversaci­ón con el objetivo de descargar de la pena de inhabilita­ción a cuatro de sus dirigentes –entre éstos, Oriol Junqueras– y evitar que otros 12 cargos medios entren en prisión o sean condenados por cometer este delito. El interrogan­te que se resolverá esta mañana es cómo creen ERC y el Gobierno que se puede reformar este tipo penal sin causar efectos colaterale­s no deseados, como los que han provocado la llamada ley del sólo sí es sí. Es decir, sin que se beneficien de ello los que los republican­os catalanes entienden como reos de malversaci­ón negra, porque la de ellos es, puramente, blanca, cometida por causas políticas. Que es casi peor.

El estropicio judicial puede ser de tal magnitud que lo mejor sería no modificar el tipo de la malversaci­ón, sino rebajar las penas para según qué casuística. Lo cierto es que no saben cómo hacerlo, y por eso sostienen que están trabajando en una reforma “quirúrgica”: aquí, los de ERC, y al otro lado, los demás mortales, corruptos y sinvergüen­zas.

A Josep Maria Jové, que es un hombre de máxima confianza de Oriol Junqueras, se le acusa de desviar 2,1 millones de euros para el referéndum ilegal de independen­cia del 1 de octubre de 2017. Es decir, destinar dinero público a un acto que se considera ilegal, que es lo que hicieron algunos de los condenados por la pieza principal de los ERE, pagar un programa que ellos considerab­an legal, pero que la Justicia ha declarado fuera de la ley. Es peor, Jové sí estaba avisado de que la convocator­ia era ilegal.

Antes de la aprobación de la ley del sólo sí es sí, habría pensado que los letrados de las Cortes y los equipos jurídicos de los ministerio­s avisarían de esos efectos colaterale­s, pero ahora desconfío. Un jurista que se supone tan prestigios­o como Edmundo Bal, portavoz adjunto de Ciudadanos y antes representa­nte de la Abogacía del Estado para asuntos penales, defendió ante su grupo parlamenta­rio que la ley del sólo sí es sí no implicaba una rebaja de penas.

Esta mañana habrá cientos de abogados defensores dedicados a estudiar cómo afectará a sus clientes acusados, o encarcelad­os, la modificaci­ón del delito de malversaci­ón, que es el instrument­o que ha permitido a jueces y fiscales perseguir la corrupción porque el lucro propio o el de terceros es muy difícil de probar.

Es muy difícil evitar que la modificaci­ón del delito de malversaci­ón no vaya a tener efectos colaterale­s

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