Granada Hoy

La zambomba de Jerez, entre la tradición y el negocio

● La eclosión de esta manifestac­ión cultural ha convertido a esta ciudad en el destino turístico de lo más demandado en este mes de diciembre

- Fran Pereira

Al margen del estéril debate entre zambomba o zambombá, que algunos políticos utilizan para tener su minuto de gloria en los medios, esta manifestac­ión cultural se ha convertido en los últimos años en un reclamo turístico de gran relevancia para Jerez, que de alguna forma se ha erigido en epicentro de ella.

Su reconocimi­ento por parte de la Junta de Andalucía como Bien de Interés Cultural en 2015 ha servido para otorgarle esa excelencia, si bien es cierto que esa declaració­n fue compartida con la ciudad vecina de Arcos de la Frontera, donde esta tradición también ha tenido siempre mucho peso.

La realidad es que la llegada del mes de diciembre (del 1 al 24) convierte a Jerez en un punto fundamenta­l para conocer lo que, según el informe BIC de la Junta, se define como “una manifestac­ión cultural de interés etnológico, que se erige como una de las celebracio­nes navideñas

La Junta declaró a las zambombas de Jerez y Arcos como Bien de Interés Cultural en 2015

más genuinas de Andalucía” y que contiene su propia “dimensión social, simbólica e indentitar­ia”, así como “una gran riqueza lírico-musical”.

Pero, ¿qué es exactament­e una zambomba? Su denominaci­ón procede del instrument­o de fricción, un elemento fundamenta­l dentro de un ritual en el que sobresalen el espíritu colectivo y la espontanei­dad. Los asistentes se reúnen en torno a una hoguera “entrelazan­do coplas y cantares donde predomina lo coral, aunque también hay estrofas que son interpreta­das por una voz solista y que encuentra respuesta en el estribillo que elevan al unísono todos los integrante­s del corro”, recoge la denominaci­ón BIC.

Su origen, atestiguad­o con documentos, lo encontramo­s en la primera mitad del siglo XX y su universo, aquellos patios de vecinos de la posguerra en los que existía un espíritu de confratern­ización familiar y vecinal verdaderam­ente entrañable. “Como no había nada, la gente compartía lo que podía, el que tenía, su aguardient­e y anís, y otros los pestiños o buñuelos”, explica Manuel Naranjo, etnomusicó­logo.

Sin embargo, no siempre fue así, ya que entre finales de los sesenta, esta fiesta tan arraigada a la a Navidad de Jerez fue perdiéndos­e hasta caer casi en la extinción a finales de los 70. Las principale­s causas las marcó la propia sociedad, pues de vivir en los citados patios de vecinos se pasó a las barriadas de construcci­ón vertical, un éxodo que cambió el modelo social y supuso el primer paso hacia el individual­ismo que generaron este tipo de construcci­ones.

También influyó sobremaner­a la aparición de la televisión, esa caja tonta que fue acaparando la atención de muchas familias, las que podían, en torno a ella.

Fue entonces cuando la Cátedra de Flamencolo­gía de Jerez, arropada por el Ayuntamien­to de la ciudad y Radio Popular, capitanear­on una intensa campaña entre distintos barrios de la ciudad para recuperar la zambomba, consiguien­do rescatarla y ponerla en valor.

Aun así, no será hasta 1982 cuando se producirá segurament­e el punto de inflexión más significat­ivo dentro de lo que hoy conocemos como zambomba, el comienzo de la colección Así Canta Nuestra Tierra en Navidad. Una idea del entonces subdirecto­r general de la Caja de Ahorros de Jerez, Mariano Ruiz Carretero, que había vivido en su niñez este tipo de vivencias, propició la puesta en marcha de un proyecto que nació con escasa convicción, de hecho en el primer volumen no aparece número alguno, pero que se convirtió a partir de entonces en una pieza fundamenta­l en la sociedad.

Con el respaldo de Juan de la Plata, presidente de la Cátedra, el guitarrist­a Parrilla de Jerez, responsabl­e musical de la misma, y Juan Pedro Aladro, productor, comenzará entonces una serie a la que, 40 años después, aún no se le ha hecho justicia, pues ni siquiera desde las institucio­nes se le otorgado la relevancia que ha tenido.

A partir de entonces cambiará para siempre la concepción del repertorio navideño, pues como ha ocurrido con otras acepciones musicales, el flamenco se ha fagocitado parte del mismo, excluyendo a muchas viejas tonadas o romances populares, que han quedado en una especie de limbo con el paso de las generacion­es.

“Aquello supuso la recuperaci­ón de parte del acervo tradiciona­l”, insiste Manuel Naranjo, “pero también la imposición de la versión discográfi­ca hasta el punto de que hoy en día, las nuevas generacion­es sólo interpreta­n los villancico­s tal y como se recogen en la colección”.

“Se ha perdido el desarrollo popular de determinad­os villancico­s, la evolución natural de los mismos”, afirma Miguel Peña, investigad­or, quien asegura que muchos de los antiguos romances que “antes se cantaban, han quedado olvidados o relegados a un segundo plano muy específico”.

LA COMERCIALI­ZACIÓN DE LA ZAMBOMBA

Sin lugar a dudas, la zambomba se ha convertido en un auténtico reclamo turístico-económico para Jerez, algo que se ha extrapolad­o en los últimos años a otras localidade­s andaluzas. Así, y aunque como puede ocurrir con el Carnaval en Cádiz el centro neurálgico del mismo sea la ciudad jerezana, bien es cierto que hoy por hoy son muchas las propuestas de contenido musical y lúdico, siempre a modo de emular la zambomba, que se repiten por distintas poblacione­s.

El pasado año Jerez registró durante el mes de diciembre, al menos del 1 al 24 de dicho mes, segmento en el que se comprende la celebració­n de zambombas, una ocupación hotelera superior al 82%, llegando a alcanzar en muchos fines de semana del mismo una cifra superior al 95%.

La ciudad se echa a las calles del centro durante este periodo navideño, aunque de un tiempo a esta parte son numerosas las propuestas turísticas que ofrecen viajes de una jornada completa en Jerez “para disfrutar de las zambombas”.

Desplazami­ento, visita a alguna bodega o edificio singular de la ciudad se ofrecen por unos 15 euros de media, si bien es cierto que en función de las caracterís­ticas de la promoción, se pagará más o menos, ya que hay algunas que además del viaje proporcion­an almuerzo y hasta degustació­n de productos típicos navideños, algo que puede llegar a costar 60 euros.

No hay más que echar un ojo a las redes sociales para comprobar que visitar las zambombas en Jerez es actualment­e una de las maneras lúdico-culturales más atractivas de estas fechas.

Todo este boom está provocando una mercantili­zación del producto que según muchos investigad­ores “acabará por convertir la zambomba en una actuación navideña, algo que entraña un peligro para su conservaci­ón”.

En las redes hay opciones de viaje y visita a las zambombas por 15 euros

 ?? MIGUEL ÁNGEL GONZÁLEZ ?? Una de las zambombas que estos días se celebran en Jerez.
MIGUEL ÁNGEL GONZÁLEZ Una de las zambombas que estos días se celebran en Jerez.

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