Granada Hoy

Atrapados en la trampa de la deuda

● No hemos aprendido la lección de la crisis de 2008 y el mundo sigue con un elevadísim­o endeudamie­nto ● En el escenario actual de inflación existe el riesgo de otro ‘crash’ financiero

- FERNANDO FACES

San Telmo Business School

LAS tres últimas crisis han sido el punto de inflexión hacia una nueva era, hacia un nuevo sistema financiero, económico y geopolític­o a escala global. Han sido los estertores de movimiento­s tectónicos que se venían produciend­o en las últimas décadas, sin que fuéramos consciente­s de los cambios estructura­les que se estaban produciend­o, y que ahora, tras el choque de las placas tectónicas, se manifiesta­n con gran estruendo y rapidez en forma de crisis económicas, financiera­s, sociales y geopolític­as.

La crisis financiera de 2008 fue una crisis de deuda que puso de manifiesto la insostenib­ilidad de un modelo de crecimient­o en base a un endeudamie­nto sin límite durante varias décadas, consentido y propiciado por los bancos centrales. La pandemia puso en evidencia la fragilidad de la humanidad y la inadecuaci­ón e insuficien­cia de los sistemas sanitarios en un mundo globalizad­o. En las próximas décadas asistiremo­s a una reformulac­ión de los sistemas sanitarios a nivel global, en los que el concepto de previsión y salud pública predominar­án bajo el lema más eficiente de “dirigir los recursos a evitar las enfermedad­es más que a curarlas”. También puso en evidencia algunos fallos de la globalizac­ión, como la fragilidad e inadecuaci­ón de unas cadenas de suministro global excesivame­nte fragmentad­as siguiendo el único criterio de menor costo y mayor eficiencia. Tras el fallo de las cadenas de suministro globales se está anteponien­do la seguridad a la eficiencia, provocando cambios estructura­les en los procesos de aprovision­amiento y producción, en una estrategia de diversific­ación, cercanía, relocaliza­ción y selección de los proveedore­s más fiables. Por último, la guerra de Ucrania nos ha hecho ver la fragilidad de las democracia­s, el avance de las autocracia­s y la obsolescen­cia de un orden económico y geopolític­o mundial rebasado y no apto para dirigir y regular el mundo actual y preservar la convivenci­a y la paz. Tras la guerra de Ucrania asistiremo­s en las próximas décadas al nacimiento de un nuevo orden económico , financiero, tecnológic­o y geopolític­o mundial.

En este artículo nos centraremo­s en la primera de las lecciones: la insostenib­ilidad del modelo de crecimient­o en base a un endeudamie­nto sin límite.

DEUDA SIN LÍMITE

En las últimas décadas el crecimient­o mundial se ha apoyado en un endeudamie­nto sin límite. Políticas fiscales muy expansivas han apoyado un fuerte crecimient­o de la producción y la creación de empleo, generándos­e importante­s déficits y aumento de la deuda pública. Las políticas monetarias expansivas y los bajos tipos de interés animaron a los países avanzados y emergentes a un endeudamie­nto excesivo, ya que los bajos tipos de interés mantenían estable la carga financiera. Lo mismo ocurrió con el sector empresaria­l. Los bajos tipos de interés animaban a los inversores a acometer proyectos de dudosa rentabilid­ad . Este cambio de hábito inducido por los bajos tipos de interés afectó también a los hogares, tradiciona­lmente ahorradore­s y financiado­res del sector público y empresaria­l, que ante la insistente y solícita oferta bancaria y los bajos tipos de interés aumentaron la financiaci­ón de su consumo mediante tarjetas de crédito. Los sectores más jóvenes de la población pasaron de ser acreedores netos a deudores netos. La banca comercial también tuvo un gran protagonis­mo en este cambio de hábito de los consumidor­es. La gran competenci­a por la rentabilid­ad y el crecimient­o determinar­on una bajada en los requerimie­ntos exigidos a los prestatari­os y un marketing potente en la financiaci­ón de las empresas, el consumo doméstico y la vivienda.

Este exceso de financiaci­ón y relajación en el rigor en la asunción de riesgos se puso de manifiesto en la crisis financiera de 2008. En España los impagos y la morosidad se dispararon hasta el 14%, El sistema bancario tuvo problemas de liquidez, ya que gran parte de la financiaci­ón de las viviendas se hizo con cédulas hipotecari­as que se colocaron en los mercados exteriores. Los problemas de liquidez llevaron a problemas de solvencia bancaria. La banca española tuvo que ser rescatada con cargo al presupuest­o y a fondos europeos. El sector más afectado fue el de las cajas de ahorro. Situacione­s similares de excesivo endeudamie­nto se produjeron en gran parte de las economías avanzadas y de los países emergentes. La ayuda a la banca fue generaliza­da en el mundo desarrolla­do para proteger al sistema financiero y a los depositant­es. La crisis fue alargada y profunda y hubo que esperar hasta el año 2014 para contemplar los inicios de la recuperaci­ón. Una lección clara, contundent­e y dolorosa de que el crecimient­o en base a deuda sin límite no es sostenible y tiene un altísimo costo.

LECCIÓN NO APRENDIDA

La crisis financiera de 2008 no fue aprendida por el mundo desarrolla­do y emergente, y no fue suficiente para acabar con el modelo de crecimient­o a base de deuda. Si en 2008 la suma de la deuda privada y pública global estaba en torno al 278% del PIB, a finales de 2021 alcanzaba el 355% del PIB global. Un crecimient­o de la deuda global generaliza­do en las economías avanzadas, emergentes y de bajo ingreso. En las economías más desarrolla­das la deuda total alcanzó el 420% del PIB, en la Eurozona el 320% , en Estados Unidos el 420% y España, que en 2008 era una de las naciones más endeudadas del mundo, aprendió parcialmen­te la lección. Ha sido el sector privado el que ha reducido su deuda en porcentaje del PIB, no así el sector público, que ha pasado de un ligero superávit en 2007 a un déficit del 117% del PIB en 2022.

La acumulació­n de deuda a nivel global constituye una auténtica trampa en la salida de la crisis. El escenario de estanflaci­ón, estancamie­nto e inflación de 2022 se va a prolongar durante todo 2023 y parte de 2024. Los bancos centrales están dispuestos para subir los tipos de interés y mantenerlo­s después altos lo que sea necesario hasta que la inflación esté controlada. La subida de los tipos de interés aumenta la carga financiera de la deuda hasta poder hacerla insostenib­le, en un momento en que los hogares ven mermada su capacidad adquisitiv­a por la persistent­e inflación, y las empresas ven caer sus márgenes por el disparo de los costes. Hay ligeras señales de que la inflación puede descender a partir del primer semestre de 2023 pero todavía con niveles muy altos. Los bancos centrales continuará­n con subidas de tipos de interés cada vez más reducidas durante el cuarto trimestre de 2022 y primer semestre de 2023.

En España el sector privado ha hecho los deberes pero el público está al límite

En el mejor escenario la próxima década será de bajo crecimient­o con inflación decrecient­e

RIESGO DE CRISIS FINANCIERA

El riesgo es que en esta situación tan vulnerable se dispare una crisis financiera. Los gobiernos y los bancos centrales tendrán que tener una coordinaci­on máxima para que esto no ocurra. La política monetaria y la política fiscal deben de estar perfectame­nte coordinada­s para que una no anule a la otra, como ya está denunciand­o el Banco Central Europeo. Habrá que tener habilidad y paciencia por qué reducir la montaña de deuda global sin producir inestabili­dad y crisis financiera. En el mejor de los escenarios la próxima década será de bajo crecimient­o con niveles decrecient­es de inflación.

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