Granada Hoy

El año en el que Gracita del Sacromonte triunfa en EE.UU.

● Dimite el alcalde Juan Ossorio para ocuparse de su bufete de abogados y le sustituye Manuel Sola ● Muere en Buenos Aires el poeta Manuel de Góngora y fusilan en las tapias del cementerio al mítico Roberto, que había fundado la Asociación Guerriller­a de

- ANDRÉS CÁRDENAS

EN 1953 empieza a gobernar Isabel II en Inglaterra, muere Stalin, acaba la guerra de Corea y Franco firma un acuerdo con el Vaticano por el cual se establece que la religión Católica seguiría siendo la única en el territorio español. En Granada, ese año fue pródigo en noticias curiosas, de esas que la gente se empapaba para contarlas en las tabernas, las peluquería­s o los mercados. El malogrado poeta Fidel Villar Ribot, autor de la Culografía (disciplina que trata del estudio, la descripció­n o de la representa­ción gráfica de los culos), se fue un día a las hemeroteca­s y apuntó lo más curioso e inédito que había pasado en Granada ese año, que fue en el que nació él. Los periódicos hablaron en 1953 del ferroviari­o Salvador Parra Hernández, que tuvo que ser operado de urgencias por el doctor Antonio Jiménez por haberse tragado la dentadura postiza en un golpe de tos. El comercio del señor Lirola fue asaltado por unos ladrones que no se llevaron el dinero, sino un pijama de franela, otro de popelín, dos camisas de caballero y 24 pares de medias. La señora Gout, francesa ella, resultó herida al patinar el coche en el que viajaba a consecuenc­ia de la nieve. “El vendaje corrió a cargo del doctor Claudio Hernández”, se dice en el texto de la noticia. Los señores de Portocarre­ro han construido en su vivienda un vistoso y lujoso cuarto de aseo, “que está siendo muy visitado por los vecinos”. Y Pepita García, la peluquera de la plaza de las Pasiegas, ha llamado al programa de discos dedicados de Pepe del Real de Radio Granada para felicitar a su marido en su cumpleaños y recordarle “que esta noche le toca”.

Los periódicos también hablan de que al faro Sacratif se le ha puesto una nueva óptica de 1.500 W y una estupenda máquina de relojería que lo convierte en el primer aerofaro de las provincias de Granada y Almería. Y que Fermín Camacho ha organizado la primera edición de la competició­n de regatas en la laguna de la Caldera en Sierra Nevada. ¿Regatas en la Sierra? Pues sí, las lagunas por entonces tenían agua para eso y para más. Entre las noticias mundanas está la que dice que los helados La Veneciana (que luego serían Los Italianos) abren el 19 de marzo la temporada y que un taxista granadino llamado Francisco López ha adquirido un Seat 1.400 de los que se fabrican en la recién inaugurada factoría de Barcelona.

Pero ese año también está lleno de noticias más tristes que merecen nuestra atención. Por ejemplo, en 1953 muere en Buenos Aires el periodista y poeta granadino Manuel de Góngora, que fue director de la revista Blanco y Negro y correspons­al de ABC en la capital argentina. Como poeta será recordado por su poemario de inspiració­n modernista Polvo de los siglos y como autor de zarzuelas como La Petenera y La novia de Reverte. En Granada tiene dedicada una calle en Los Alminares, donde vive el poeta Rafael Guillén.

En febrero, el día de los enamorados, muere el arzobispo Balbino Santos Olivera y a las pocas semanas viene a cubrir la vacante el salmantino Rafael García y García de Castro, que es recibido en la ciudad con honores de papa. En aquellos tiempos, la entrada oficial en la diócesis de un arzobispo constituía un acontecimi­ento popular solo comparable a una visita del Generalísi­mo. Los periodista­s competían en haber quien ponía más adjetivos laudatorio­s en sus crónicas. A García de Castro se le recibió multitudin­ariamente en la Plaza Bibarrambl­a, donde prestó público juramento. García de Castro conocía bien Granada. Había participad­o en la fundación del periódico Ideal y a partir de 1936 había sido rector del Colegio Mayor San Bartolomé y Santiago. Al terminar la guerra fue nombrado vicario del Obispado de Jaén. Antes de llegar a Granada, había organizado el VIII Sínodo Diocesano que se celebró en la catedral de la capital de la provincia vecina. García de Castro fue catedrátic­o de Derecho Natural y estaría como arzobispo de Granada durante 21 años.

La última muerte reseñable, aunque de ella no dijeran nada los periódicos, es la del mítico maquis Juan José Muñoz Lozano, alias Roberto. Fue el fundador de la Asociación Guerriller­a de Granada y murió fusilado el 22 de enero en las tapias del cementerio después de dar el nombre y delatar a muchos compañeros de lucha. Pasó de ser héroe a confidente de la Guardia Civil. El investigad­or Gabriel Pozo dice que “podría haber pasado a la Historia de España como héroe nacional e incluso tener una estatua como mítico luchador del maquis antifranqu­ista, pero no supo morir con coraje y honor, valores que exigía a los guerriller­os a quién mandó”.

También es año de relevo en el Ayuntamien­to de Granada. Juan Ossorio Morales considera que ha dejado muy abandonado su bufete de abogados y decide dimitir como alcalde y como presidente del Granada Club de Fútbol, pues a él habían acudido los que querían salvar al Granada de bajar a tercera división. “Cumplido mi objetivo de dejar al Granada en segunda división, presento mi dimisión irrevocabl­e”, dijo al terminar la temporada 53-54. La renuncia en el Ayuntamien­to la hizo pública al terminar la sesión del pleno el once de noviembre. Nadie se lo esperaba. El que sustituirá a Ossorio Morales en la Alcaldía será Manuel Sola Rodríguez-Bolívar, que con 28 años había sido presidente de la Diputación de Granada. El padre y el abuelo (Manuel Sola Segura y Eduardo Rodríguez-Bolívar, respectiva­mente) también habían sido alcaldes de Granada, así que por lo menos sabía en dónde se metía. Por cierto, que ese año se llevan a cabo unas importante­s obras en el edificio de la Casa Consistori­al de la Plaza del Carmen y el Ayuntamien­to se traslada al Palacio de la Madraza.

OBRAS DE ENCAUZAMIE­NTO DEL GENIL

En 1953 están ya muy avanzadas las obras de encauzamie­nto del río Genil en el tramo comprendid­o entre el Puente Romano y el puente del Camino de Ronda. Mucha mano de obra y todo a pico y pala. El paseo de San Sebastián ganaría mucha amplitud y el recién nombrado alcalde pensará en establecer en él un modélico ferial de ganado. “Tres cosas tiene Graná, que no las tiene Madrid/el Zacatín y la Alhambra/ y el puen

te del Genil”, cantaba Paquito Rodríguez.

En 1953 triunfa en Estados Unidos una joven bailaora llamada Gracita del Sacromonte. Según los estudiosos, fue una de las mejores bailaoras, cantaoras y rapsodas salida de la zambra del Sacromonte. Sus zapateados y arte estaban tan bien acompasado­s que hasta la contrataro­n para actuar en una película de Yul Brynner. ¿Pero quién era esta artista hoy tan injustamen­te olvidada en su propia tierra? Se llamaba en realidad Gracia Quero, pero con ese apellido no podía trabajar en Granada. Era hija de uno de los hermanos Queros, los guerriller­os más perseguido­s y castigados por el franquismo en el Albaicín. Alguien le dijo que tenía que erradicar ese apellido de su biografía –su participac­ión en eventos flamencos era vetada por tal motivo– y le pusieron Gracita del Sacromonte. Era bellísima, de trágicos ojos negros insaciable­s, encendidos como teas en sus cuencas oscuras. En 1953, con 16 años, llegó a Nueva York para participar en una exitosa gira junto al bailarín José Greco. En 1957 volvería a triunfar en Estados Unidos y Canadá. Durante los años sesenta recorrió varios países de Oriente Medio y actuó ante destacadas personalid­ades, como el Sha de Persia o Hussein de Jordania, que quedaron prendados de la granadina. Durante cinco años fue la primera figura del famoso tablao madrileño El Corral de la Morería y en los años setenta realizó varias giras por Canadá y México. Participó también en cinco películas, entre las que destaca El rey de la carretera, junto a Juanito Valderrama y El regreso de los siete magníficos, el western protagoniz­ado por Yul Brynner. A mediados de los setenta le fue detectado un cáncer de huesos y falleció en su piso del Zaidín en 1981. Tenía 44 años de edad. Hoy es pasto de olvido. Curro Albayzín tiene en su cueva un cuadro de ella que pintó Enrique Navarro en el que se aprecia su belleza.

También ha pasado casi desapercib­ido otro granadino muy importante en el mundo del cine y la fotografía. Se llamaba José Val del Omar, un inventor cuyas creaciones han servido de precedente­s para inventos considerad­os actualment­e como innovadore­s o revolucion­arios. Fue el inventor del zoom y precursor del 3D, el Dolby Atmos o la realidad virtual. Además de autor de películas surrealist­as. Hoy tiene una sala dedicada solo a él el Museo Reina Sofía de Madrid. Pues bien, José Val del Omar realizó en 1953 sus cortometra­jes más conocidos, que él denominó “un corto ensayo audiovisua­l de plástica lírica” y en el cual vemos varias imágenes de Granada y sus habitantes.

LA REBELIÓN DE LAS COFRADÍAS

Cuenta José Luis Entrala que en 1953 la Semana Santa está a punto de suspenders­e porque las cofradías son deficitari­as y piden más apoyo institucio­nal. Le exigen al Ayuntamien­to que eleve su colaboraci­ón hasta las 100.000 pesetas y si no amagan con plantarse y suspender los desfiles procesiona­les. El revuelo que se arma es enorme. En aquellos años las procesione­s son casi imprescind­ibles para un público falto de entretenim­iento y de alimento espiritual. Empieza el tira y afloja (con encontrona­zos verbales y cartas en los periódicos) y al final la Federación no tiene más remedio que tragarse su farol y ponerse a bien con los ciudadanos, que al fin y al cabo son sus clientes.

Dada por acabada ya las cartillas de racionamie­nto (ese año se dieron las últimas), los comercios empiezan a exhibir con total desinhibic­ión sus productos. En el mercado de abastos se puede ver que los jureles y las bogas son los pescados más baratos porque están a 4 pesetas el kilo. Los pulpos están a cinco pesetas y la japuta a seis pesetas. Los granadinos empiezan a comprar japutas. El empresario José Graells, el socio de Francisco Alsina, anuncia que a partir de junio ya no irá un autobús diario a Almuñécar, sino dos, con salidas de mañana y tarde. También se intensific­a el tráfico con Motril y la Alsina-Graells duplica sus ‘botijos’ dominguero­s en verano. Los mismo que había ‘trenes botijo’ había ‘autobuses botijo’. Esto es que, con el fin de combatir la sed y los rigores del calor durante los interminab­les trayectos, los viajeros acompañaba­n el equipaje con botijos que permitían mantener fresca el agua.

También ese año los granadinos nos ponemos chulos y nos atrevemos a pedir un aeropuerto en el que pueden aterrizar los aviones cargados de turistas. Se forma una llamada Junta Pro-aeropuerto que consigue que se haga un proyecto y que se apruebe. Se piensa en un aeródromo que estaría en la base militar de Armilla. El proyecto corre a cargo de Prieto Moreno, cómo no, e incluye un pabellón de una planta, con jardines y acceso a la carretera de la Costa. Sería una instalació­n absolutame­nte independie­nte de la parte militar. También se consigue que Iberia dé el visto bueno para que salgan desde Granada aviones para Sevilla y Madrid. El primer vuelo se hará un año después y sería el protagoniz­ado por un bimotor de Aviaco, que salió de Madrid a las 11:15 y aterrizó en Granada una hora y cuarenta minutos más tarde. El de Sevilla se tuvo que suspender unos meses más tarde por falta de viajeros. El de Madrid siguió, pero con aviones más pequeños. Una cosa era viajar en autobús a la Costa en la ‘alsina’ y otra viajar en avión hasta Madrid.

Los aviones sí se llenaban en los días del festival de música, cuyo éxito artístico y de público era ya era incuestion­able. Sin embargo, de éxito económico no se podía hablar. Más de la mitad de los asistentes entraban de gorra, algo que no les preocupaba a los organizado­res, que estaban más por aparentar y por aparecer en cuantos más medios informativ­os mejor.

En mayo de 1953, la Compañía Lope de Vega, dirigida por el granadino José Tamayo, representó el auto sacramenta­l de Calderón de la Barca La cena del Rey Baltasar en el auditorio del Palacio Pío, en el Vaticano, como homenaje al Papa Pío XII, con motivo de la Jornada Mundial de Congregaci­ones Marianas. Posteriorm­ente, los miembros de la compañía fueron recibidos en audiencia por el Papa, que había enviado una bendición especial a toda la compañía. Un mes más tarde se volvería a representa­r ante los muros de la catedral de Granada dentro de la programaci­ón de Festivales de España. La gente acudió en masa a ver el auto sacramenta­l, sobre todo porque era gratis.

También ese mes de junio y tras dos años y pico que duró la construcci­ón, se inaugurarí­a la Residencia Sanitaria del Seguro de Enfermedad, pues así empezó a llamarse el que sería después el Ruiz de Alda y ahora Hospital Virgen de las Nieves. Por cierto, en 1953 propusiero­n colocar una estatua de la Virgen con ese nombre en el Veleta. La hizo el escultor Francisco López de Burgos y se colocó definitiva­mente en 1960.

Además del susodicho Fidel Villar, ese año nacieron en Granada el escritor Justo Navarro, el dibujante José Luis Prats (Ozeluí) y el fotógrafo Ricardo Martín Morales. Buena cosecha de creativida­d.

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 ?? ?? 4 1. Obras de encauzamie­nto del río Genil en 1953. 2. Manuel Sola.
3. Regata en una laguna de Sierra Nevada. Foto: Manuel Espadafor. 4. José Tamayo con Francisco Rabal y Asunción Sancho en La cena del Rey Baltasar. 5. Rafael García y García de Castro.
6. Gracita del Sacromonte pintada por Enrique Navarro.
4 1. Obras de encauzamie­nto del río Genil en 1953. 2. Manuel Sola. 3. Regata en una laguna de Sierra Nevada. Foto: Manuel Espadafor. 4. José Tamayo con Francisco Rabal y Asunción Sancho en La cena del Rey Baltasar. 5. Rafael García y García de Castro. 6. Gracita del Sacromonte pintada por Enrique Navarro.
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