Marruecos eleva a África
● La coriácea selección de Regragui elimina también a Portugal y hace historia al ser el primer semifinalista de su continente en un Mundial
Marruecos: Bono; Achraf, El Yamiq, Saiss (Dari, 57’), Attiat-Allah; Amrabat, Ounahi, Amallah (Cheddira, 65’); Ziyech (Aboukhlal, 82’), En-Nesyri (Benoun, 65’) y Boufal (Jabrane, 82’).
Portugal: Diogo Costa; Dalot (Horta, 79’), Pepe, Rúben Dias, Guerreiro (Joao Cancelo, 51’); Rúben Neves (Cristiano Ronaldo, 51’), Otávio (Vitinha, 69’); Bernardo Silva, Bruno Fernandes, Joao Félix; y Gonçalo Ramos (Leao, 69’).
Gol: 1-0 (42’) En-Nesyri.
Árbitro: Facundo Tello (argentino). Expulsó por doble amonestación a Walid Cheddira (93’). Amarilla a Dari y Vitinha. Incidencias: Tercer partido de cuartos de final del Mundial de Qatar 2022 disputado en el estadio Al Thumama ante 44.198 espectadores.
José Antonio Pascual (Efe)
La selección de Marruecos agrandó su histórica participación en Qatar 2022 al completar otra nueva sorpresa, esta vez en los cuartos de final ante Portugal para dar por concluido el sueño de gloria mundialista de Cristiano
Ronaldo, y meterse de forma absolutamente inesperada en las semifinales, hito por añadido para el fútbol africano.
El conjunto de Walid Regragui se ha convertido en la auténtica sensación del torneo. A su estilo. A su forma. Con un planteamiento igual de lícito que cualquier otro. La defensa, el orden, la disciplina, para acabar con rivales superiores. Puede gustar más o menos. Pero lo que hace lo ejecuta con auténtica maestría. Irreprochable.
En el inicio del torneo empató a cero contra Croacia, también semifinalista, ganó a Bélgica, tercera el pasado Mundial, y encajó un único gol ante Canadá, y fue en propia meta. En octavos sacó a España, a la que liquidó en penaltis gracias a la inspiración del portero del Sevilla Yassine Bono.
En esta ocasión fue el otro jugador del conjunto hispalense, el delantero Youssef En-Nesyri, el que dio el jaque mate a otro ilustre rival como Portugal, que se había plantado en estos cuartos lanzada, amparada en una exhibición espectacular en octavos frente a Suiza (6-1).
El entramado organizado por los pupilos Regragui en labores de contención fue otra vez inabordable. Portugal no tardó en comprobar todo lo que España había sufrido en los 120 minutos del partido precedente. Imposible entrar, imposible enlazar combinaciones para encontrar el lugar por donde llegar ante Bono. Sin arriesgar a pérdidas peligrosas se antojaba de nuevo una misión casi imposible.
Esta selección de Marruecos es un auténtico acorazado, sin apenas vías de agua. Impermeable. No es casualidad que sea el equipo que menos goles ha encajado. Es fruto del trabajo constante de sus hombres, de su solidaridad y concentración.
Aunque Portugal trató de encontrar soluciones con balones largos a los costados, principalmente al izquierdo con Raphael Guerreiro y Joao Félix, o retrasando a Bruno Fernandes para ayudar a Ruben Neves en la elaboración, o buscando entre líneas a Otavio y Bernardo
Silva, no tuvo manera. No encontró el camino.
Pero Marruecos no solo es defensa. Sabe salir con el balón jugado, combina con precisión y calidad y sale a la contra con la velocidad endiablada del dorsal 8 que tanto agradó a Luis Enrique, Azzedine Ounahi, incansable, del renacido Hakim Ziyech, de Soufiane Boufal y de EnNesyri, cuyo vuelo para adelantarse a Ruben Dias y al meta Diogo Costa poco antes del descanso cambió el decorado.
A Portugal, que perseguía su tercera semifinal mundialista después de las de 1966 y 2006, no le quedó otra que pasar a arriesgar, a forzar la máquina. Incluso antes del intermedio Bruno Fernandes mandó un balón al larguero. Después Fernando Santos se puso manos a la obra.
No tardó en mandar al campo a Cristiano Ronaldo y a Joao Cancelo, el otro gran damnificado de las dos últimas alineaciones. Retiró al medio centro defensivo Ruben Neves y a Raphael Guerreiro, para situar a Cristiano
Ronaldo en ataque junto a Gonçalo Ramos y en la banda izquierda al lateral del City en busca de su profundidad y su disparo a pierna cambiada.
Como no podía ser menos, Portugal intensificó su presión y Marruecos se pertrechó aún más sin olvidar las contras para zanjar el encuentro y otro histórico triunfo. Los hombres de Regragui hicieron honor a su apodo, Leones del Atlas. Defendieron el área como su propia vida.
Las quinas no obstante, tuvieron, como le ocurrió a España, sus opciones para batir a Bono, pero el desacierto, fruto de la impotencia, se lo impidió. Marruecos creció, pese y por los cambios, en defensa pese a carecer de los dos centrales titulares.
Cristiano buscó, pero no encontró. Se desesperó al ritmo que sus compañeros no le encontraban y sus rivales le secaban. Ni el siete de Madeira, ni Joao Félix, menos activo con el paso de los minutos, ni Rafael Leao. No había soluciones. Vitinha, Bernardo Silva, Bruno Fernandes no encontraron ni el hueco ni el momento preciso para
Los cambios, salvo por lesión de Romain Saiss, refrescaron al esfuerzo del cuadro marroquí, arropado por un estadio volcado con él que silbó cada vez con más intensidad, que festejó cada vez más un robo de balón, o la parada a poco del final de Bono a Joao Félix y otra a Cristiano ya en la prolongación.