Granada Hoy

El Hospital Virgen de las Nieves permite a una paciente poder despedirse de su mascota Lucky

● El deseo de Pepa antes de morir era poder disfrutar unas horas de la compañía de su cachorro, con el que compartió 11 años

- R. L.

Pepa, paciente de la unidad de Cuidados Paliativos del Hospital Universita­rio Virgen de las Nieves, pasó los últimos días de su vida en paz, serena, con el cariño y compañía de su familia. Solo le quedaba despedirse de un ser muy querido, con el que había convivido más de una década, Lucky, su mascota, un perro que encontró en la calle y al que dio cobijo, calor y mucho amor.

Ambos eran inseparabl­es, así que una vez que las profesiona­les del hospital hablan con el hijo de la mujer, deciden poner en marcha un exhaustivo protocolo para que el perro acuda al hospital y pase unas horas con la persona que un día le salvó y le ofreció una mejor existencia a él.

El equipo de facultativ­as y enfermería del hospital granadino se puso en acción para comenzar este plan de humanizaci­ón de la asistencia sanitaria, más aún en una situación especial como es el final de la vida. Una cadena de profesiona­les implicados, humanizado­s, con empatía, perfectame­nte coordinado­s, para que Lucky pasara por el hospital sin incidir en la actividad ordinaria del centro sanitario.

La impulsora de esta idea fue la médica residente de Medicina de Familia del hospital, Tamara Rodríguez, que, en los encuentros con Pepa durante su hospitaliz­ación, se dio cuenta de que “le cambiaba la expresión de la cara cada vez que hablaba de su mascota, mejoraba su situación clínica y mitigaba el dolor”.

Tamara, junto a la médica especialis­ta en Cuidados Paliativos, Ana Salinas, comentaron al resto del equipo médico y de enfermería, la trabajador­a social y el psicólogo de la unidad, la posibilida­d de llevar al can. Y, entre todos, urdieron esta sorpresa para que Pepa no borrara su sonrisa en sus últimos días.

Los sanitarios perfilaron la secuencia a la perfección. Héctor, el hijo de Pepa, junto a la hermana

Carmen Aguilera Supervisor­a de enfermería

de esta, Merche, llegaron con Lucky en transportí­n a la puerta del Hospital Doctor Olóriz, donde se ubica el servicio de Cuidados Paliativos. Los recibieron la celadora de turno junto al personal de seguridad que acompañaro­n a la familia a la octava planta en un ascensor interno. En el vestíbulo de la planta los esperaban las enfermeras y médicas implicadas que los acompañaro­n hasta la habitación. Nada más entrar, el cachorro saltó juguetón a los brazos de su dueña, que, emocionada y feliz compartió ese anhelado momento con sus familiares y sanitarias.

Pero para que este encuentro se hiciera realidad, hubo un trabajo previo y exhaustivo del jefe de bloque y la supervisor­a de enfermería que prepararon todos los trámites burocrátic­os, el material necesario y comprobaro­n que el perro tenía la cartilla de vacunación completa. Todo se llevó a cabo con un estricto protocolo de seguridad e higiene, pero, sobre todo, con mucho cariño y emotividad.

La supervisor­a de enfermería, Carmen Aguilera, resalta la labor de enfermería en la humanizaci­ón de la asistencia sanitaria y, en este caso concreto, “de garantizar que el circuito fuese seguro y que se hiciera de la mejor forma posible sin afectar a la dinámica de la planta”.

Semanas después, Héctor y su tía Merche volvieron al hospital para agradecer a los profesiona­les el regalo que ofrecieron a su ser querido antes de morir. Héctor recuerda que su madre le tenía mucho cariño a este perrito y percibió “cómo le subió el ánimo al verlo y acariciarl­o”. Merche se emociona y añade que “es un equipo muy humano, ya que permitió que su hermana se pudiera despedir de un miembro más de la familia”.

La médica Pilar Sánchez apunta que esta “es una de las historias más emotivas vividas en esta unidad” y que “seguirán trabajando en estas medidas de humanizaci­ón incluidas en la evaluación de la estrategia de cuidados paliativos que se están llevando a cabo en la Consejería de Salud de la Junta de Andalucía”.

El circuito fue seguro y se hizo de la mejor forma posible sin afectar a la dinámica de la planta”

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G. H. Lucky visitó a los enfermeros y profesiona­les del hospital tras la marcha de su dueña.

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