Granada Hoy

Pastelería Ferga, 96 años de sabor y tradición en el corazón de Huétor Vega

Este negocio familiar que comenzó en 1928 se ha mantenido a través de los años gracias a la excelente calidad de sus panes artesanale­s, pasteles y dulces tradiciona­les

- RODRIGO VÁZQUEZ

EN un rincón de la localidad granadina de Huétor Vega, se erige un símbolo de perseveran­cia y amor por la tradición gastronómi­ca: la pastelería Ferga. Con casi un siglo de historia a cuestas, este establecim­iento familiar ha sido testigo de innumerabl­es cambios en la sociedad y el mercado, pero ha permanecid­o inquebrant­able en su compromiso con la excelencia y la autenticid­ad.

Hace más de nueve décadas, Antonio Fernández García decidió apostar por abrir su propia panadería y pastelería. Lo que comenzó como un pequeño local en Santa Fe, pronto cosechó los frutos del esfuerzo de su fundador. Con el paso del tiempo, el negocio creció y unos años después, decidieron trasladars­e a Huétor Vega, donde han seguido prosperand­o. Hoy, la Pastelería Ferga celebra sus 96 años de historia, manteniend­o firme la esencia que los ha caracteriz­ado durante casi un siglo de existencia.”

Granada Hoy habló con Susana Calero Martín, quien, junto a su esposo José María Fernández Gallardo, son el corazón de este icónico lugar. Nos recibieron con la calidez

Un siglo de tradición En abril del 2028 la pastelería celebrará su centenario con un festejo muy especial

propia de quienes llevan en su corazón cada dulce que sale de su obrador. “Aquí soy la propietari­a de la pastelería junto con mi marido y mi familia. Y me encargo de la elaboració­n y de todo en conjunto”, nos cuenta con orgullo Susana. Al preguntarl­e sobre el secreto de su longevidad empresaria­l, no duda en atribuirlo a la dedicación y la fidelidad a las recetas familiares. “Hemos salido adelante luchando, trabajando e intentando seguir la tradición del abuelo, de mi marido, seguir las recetas de su familia y toda su trayectori­a, incluso mejorarla”. Ferga ha resistido no solo el paso del tiempo, sino también las adversidad­es económicas, consolidán­dose como un verdadero emblema de la panadería y pastelería granadina.

“Las claves han sido, sobre todo, la persistenc­ia de seguir día a día, de levantarse y decir hoy tengo que hacer las cosas mejor, tengo que superarme”, subraya Susana. Este espíritu de superación constante, combinado con el legado de sus ancestros, es lo que ha mantenido viva la llama de Ferga a lo largo de las décadas. Pero la tradición no está reñida con la innovación, y en Ferga lo saben bien. Susana nos cuenta cómo se han adaptado a los cambiantes gustos del público, incorporan­do nuevas recetas y sabores sin perder la esencia de lo artesanal. “Hemos estado innovando con las recetas tradiciona­les y las hemos adaptado poco a poco a los gustos del público. Antes era inimaginab­le encontrar una torrija con pistacho y hoy en día nosotros la ofrecemos, también la tenemos con Lotus y otros complement­os”, comparte emocionada. La capacidad de evoluciona­r sin perder su esencia es lo que ha permitido a Ferga mantenerse relevante en un mundo cada vez más cambiante”.

La Semana Santa es una fecha especialme­nte significat­iva para Ferga, donde el aroma de los pestiños, roscos y torrijas impregna el ambiente, y el trabajo se multiplica para satisfacer la demanda de sus fieles clientes. “Es muy especial y hay mucho trabajo. La gente viene para disfrutar de los sabores tradiciona­les de esta fecha tan única para los granadinos”, nos cuenta Susana con una sonrisa que refleja su pasión por su oficio.

La proximidad de su centenario añade un matiz especial a la conversaci­ón. Susana, visiblemen­te emocionada, reconoce la responsabi­lidad que implica este hito histórico y la gratitud que siente hacia su familia y comunidad. “Somos un negocio familiar, así siempre nos hemos mantenido, mis hijos son la cuarta generación de esta bonita historia. Se dice fácil, pero cumplir 100 años tiene su mérito y nosotros vamos a celebrarlo como se debe, haremos algo muy especial”, asegura Susana.

La esencia de Ferga reside en su compromiso con la calidad y lo local. “Todo lo que se gasta en el obrador es de aquí. Productos locales, la leche es de Puleva y de Los Pastoreros por ejemplo, los huevos de Fuente Vaqueros y de las granjas de Santa Fe”, nos confiesa Susana. La apuesta por ingredient­es frescos y de primera calidad es una de las claves de su éxito, así como el apoyo continuo al sector local.

El nombre “Ferga” no solo es una marca, es un legado familiar que perdura en el tiempo. “Ferga es el apellido de mi marido, es Fernández Gallardo”, revela Susana con cariño. Este nombre, que se erige como estandarte de calidad y tradición, es el testimonio de un linaje dedicado a deleitar los paladares más exigentes.

Para finalizar, Susana nos hace un llamado conmovedor: “Que la gente siga confiando en nosotros, que siga viniendo y que vamos a seguir estando aquí para todo lo que la gente quiera”. Es esta pasión, este compromiso inquebrant­able con su oficio y su comunidad, lo que hace que Ferga no sea solo una pastelería, sino un hogar para todos aquellos que buscan un pedacito de tradición y calidad en cada bocado.

Así, mientras Ferga se prepara para celebrar su centenario, podemos estar seguros de que su legado perdurará por muchos años más, endulzando las vidas de generacion­es venideras con su inconfundi­ble sabor a tradición y excelencia. Porque en Ferga, el pasado, el presente y el futuro se entrelazan en cada delicioso bocado.

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JESÚS JIMÉNEZ/ PHOTOGRAPH­ERSSPORTS Susana junto a su marido JoséMaría y su hijo. La tradición familiar es algo que ha perdurado después de 96 años.
 ?? JESÚS JIMÉNEZ/ PHOTOGRAPH­ERSSPORTS ?? La pastelería se ha convertido en una visita obligada en Huétor Vega.
JESÚS JIMÉNEZ/ PHOTOGRAPH­ERSSPORTS La pastelería se ha convertido en una visita obligada en Huétor Vega.

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