Un rival muy poderoso
● Barton demuestra en su estreno que puede anotar con facilidad aunque no es suficiente para plantar cara al potente equipo malagueño, que ya rompió el partido en el primer tiempo
No hubo lugar a la sorpresa en el Palacio. El Unicaja cumplió los pronósticos y se desquitó de la derrota de la pasada jornada ante el Real Madrid tomando al Covirán Granada como víctima propicia. El equipo malagueño venció este sábado en el Palacio por 62-90 al cuadro granadino, que pese a enlazar dos derrotas seguidas sigue fuera de los puestos de descenso.
Con Germán Martínez descartado por decisión técnica, debutó con los nazaríes Will Barton, que mostró facilidad para anotar pero falta aún de ritmo competitivo y de acoplamiento con sus nuevos compañeros.
Cristiano Felicio sólo jugó dos minutos, mientras que Christian Díaz y David Iriarte tuvieron una presencia testimonial en pista.
El partido empezó bien para los granadinos, con cinco puntos anotados por los locales y tres triples fallados por los visitantes, aunque Djedovic tardó poco en anotar cinco tantos seguidos (5-5, 3’).
El Covirán Granada atacaba al ritmo de Costa -segundo triple del base- y Barton se estrenó pronto (11-7, 5’). Lo tuvo que parar Ibon Navarro justo después, tras una canasta de Valtonen, porque el Unicaja no había comparecido al partido (13-7, 6’).
Con bronca en el Palacio por una falta en ataque pitada a Wiley y varias más señaladas en la zona local, Alberto Díaz acudió al rescate de los malagueños en un mal final de primer cuarto de los nazaríes, que estuvieron varios minutos sin anotar.
Acabó el parcial inicial con un 0-9 que permitió al Unicaja, mucho más intenso en defensa tras el tiempo muerto de Navarro, llegar por delante al primer bocinazo (15-18).
La decoración no cambió en el segundo acto, por lo que Pin volvió a pedir tiempo para intentar evitar que los visitantes pusieran tierra de por medio en el electrónico, aunque no lo consiguió. El parcial se fue hasta el 0-17 (del 15-9 al 1526 con tres minutos y medio jugados del segundo cuarto).
Cortaron la sequía dos tiros libres de Kramer, a los que siguieron la segunda canasta en el choque de Barton y un espectacular mate de Wiley. Y ahora fue Navarro quien paró el partido para no perder la ventaja (21-26, 15’).
Los árbitros parecían pitar sólo en una dirección y Pin se llevó una técnica por reclamar una clara falta en ataque visitante no señalada.
Con el partido metido en un acaloramiento que para nada beneficiaba a los locales, desperdició el Covirán Granada un par de buenos ataques para colocarse a tres puntos, situación que castigó el Unicaja para volver a acercar la diferencia a los diez puntos.
El carrusel de errores en ambos equipos se prolongó hasta el descanso, al que se llegó con muchas quejas arbitrales de los locales y con un 29-38 que demostró los muchos problemas que tuvo para anotar el Covirán Granada desde que se atascó superado el ecuador del primer cuarto.
La segunda mitad, que empezó con tiro libre visitante por otra técnica a los locales en el descanso (Barton), trajo el acierto anotador de Kalinoski y la confirmación del caos en ataque del Covirán, por lo que el Unicaja empezó a encarrilar aún más el partido (34-48, m.24).
Barton asumió la responsabilidad de un Covirán Granada que no se quería desengan
Germán fue el jugador descartado y Felicio apenas jugó por una molestias en la espalda
El Covirán empezó bien el partido, pero Unicaja se escapó con un parcial letal de 0-17
char del partido, aunque meterle mano a este Unicaja tan regular y con tantos registros ofensivos es realmente complicado (42-53, 26’).
Un triple de Rousselle levantó el Palacio e hizo pedir tiempo a Navarro porque la renta por fin bajaba de los diez puntos (45-53, 27’).
Sin embargo, cada intento local de agarrarse al partido era respondido por el Unicaja con una canasta, cuando no un triple, al más puro estilo martillo pilón (46-60, 29’).
El parcial de los malagueños en el tramo final del tercer cuarto fue de 1-15 para entrar en los diez últimos minutos con ventaja de 46-68 y el partido finiquitado.
El cuarto final solo sirvió para que Ibon Navarro siguiera repartiendo minutos entre sus jugadores, para el acoplamiento del estadounidense Will Barton, con un discreto debut en los locales, y para que la diferencia siguiera aumentando hasta casi los treinta puntos de diferencia.
Cada intento local de acercarse en el marcador topaba con la anotación visitante