Granada Hoy

“El año que viene Jesús Cautivo procesiona­rá de forma muy distinta”

● La directiva de la cofradía valora los principale­s retos asumidos desde el inicio de su mandato así como el principal proyecto que embarcará a la cofradía en los próximos años

- David García Trigueros

Alejandra Fernández Cabrera (Granada, 1992) ha conseguido hacerse un nombre propio dentro de la Semana Santa de Granada. Es la primera hermana mayor de su cofradía y, en la actualidad, el miembro más joven del pleno de hermanos mayores de la Federación de Cofradías. Una juventud que, acentuada por su afabilidad y eterna sonrisa, no consiguen ocultar un complejo perfil en el que se conjugan talento, capacidad y liderazgo. Requisitos más que imprescind­ibles en la sociedad actual y, por supuesto, en el mundo de las hermandade­s y cofradías.

Este Domingo de Ramos, Fernández Cabrera acudió hasta la iglesia del Sagrario para realizar estación de penitencia junto a su hermandad, la del Cautivo. Lo hacía no como en años atrás, sino con la presión añadida de empuñar por primera vez la vara dorada de hermana mayor. Un cargo al que ha llegado de forma sobrevenid­a y tras una veintena de años formando parte del día a día de la vida de hermandad. Esa misma que comparte junto a su hermano, marido e hijos; esa misma en la que su padre actuó como primer secretario en los tiempos de la fundación.

De monaguillo a pertiguera, pasando por nazareno y diputada mayor de gobierno. Así hasta asumir un cargo que acepta, a la vez, como privilegio, responsabi­lidad y servicio; contando, como ella misma explica, con el respaldo más plural de cuantos ha habido en la historia de la hermandad. Todo mientras concilia no solo espíritus y ánimos internos, sino también sus obligacion­es personales: “para presentarm­e tuve que sospesar seriamente obligacion­es personales, familiares y académicas. No es fácil hablar de conciliaci­ón, pero tengo un equipo que está siempre ahí. Ser mujer y madre, a veces, es una dificultad añadida. –En esa tesitura, con tantos frentes abiertos, ¿cómo se articulan las responsabi­lidades familiares con las de hermana mayor?

–Como digo, apoyándome en mi equipo. En casa, mi marido y mis niños vivimos la hermandad día a día, deseando que llegue la Semana Santa para ir al Sagrario, y estar ahí colaborand­o, limpiando... –En tu caso, ¿es la edad también un hándicap?

–La edad es un número. Y en esa ecuación deben entrar a formar parte también preparació­n y formación.

–Y tu nombramien­to como hermana mayor llega tras una crisis institucio­nal sin precedente­s en la hermandad, por una serie de cuestiones internas. ¿Qué te hace dar ese paso adelante?

–No lo sé. Cuando se acerca la etapa final de la gestora muchos hermanos empezaron a pedirme que me presentara a hermana mayor. Y yo me negaba en rotundo. Luego, el hermano mayor de El Trabajo, Ángel Aguilera, me decía que esa fase de negación es por la que terminan pasando todos los hermanos mayores antes de serlo. Pero todo vino motivado por las circunstan­cias: “Si el Señor quiere que lo sea, lo seré”. Necesitaba estabilida­d económica y profesiona­l. Y llegó. Y allanó el camino, además me sentía en deuda con mi hermandad. En gran parte, lo que yo soy, como persona y como cofrade, se lo debo a mis titulares y a mi hermandad.

–En una hermandad como la del Cautivo, tan compleja y con el peso específico que ejercen determinad­as familias, debe ser difícil irrumpir como una nueva ‘fuerza viva’.

–Eso se consigue como se debe conseguir: viviendo la hermandad, en los cultos, en los cabildos, en los montajes...y no en la calle. Las cosas hay que decirlas en los cabildos. Y cuando vives la hermandad acabas teniendo un criterio para conocerla y sin el cual no podrías ser hermano mayor. Es verdad que hay familias y facciones, pero también mucha gente nueva, independie­nte y anónima; hermanos que nunca han estado haciendo ruido. En estas elecciones, es donde más hermanos han participad­o. Si antes había cincuenta convocados en un censo, esta vez habían 118. Eso se traduce en una expresión más democrátic­a. –‘Desfacedor­a’ de entuertos. Con esto, ¿cuáles son tus retos como hermana mayor?

–Mi primer reto está siendo hermandad, y sentarme con personas con las que hacía meses que no tenía ni trato ni siquiera nos hablábamos. Quería escucharle­s y que me escucharan para poder hacer una junta de gobierno. No ha sido fácil, ha sido un proceso lleno de retos. Lo primero porque en la sociedad en la que estamos, donde todo el mundo está ocupado y nadie quiere compromiso­s, era importante contar con un equipo equilibrad­o, con perfiles técnicos y que a su vez integrara grupos y sensibilid­ades diferentes. Luego, a nivel de hermandad, tenemos retos formativos y cultuales: dos campos que, por circunstan­cias, no se habían dado. Pero ahora está calando y se le está dando el verdadero sentido a las hermandade­s. Luego tenemos retos patrimonia­les para elegir donde queramos, aunque el buque insignia ahora mismo es el proyecto del paso de misterio.

–Y en medio de todo, tu primera estación de penitencia como hermana mayor.

–Poner una hermandad en la calle es una responsabi­lidad muy grande, pero sabiéndome respaldada por este equipo y tener confianza en ellos la ilusión es desbordant­e. Además, hemos contado también con la participac­ión del proyecto Ángel, de Cáritas, y me ha hecho mucha ilusión tenerlos cerca. –Se avecinan cambios. ¿Ha sido la última vez que veamos así a Jesús Cautivo, solo en su paso? –No es el único proyecto que tenemos, pero en la mente de la hermandad está que el año que viene el Nuestro Padre Jesús Cautivo se presente de manera diferente. Y quien tiene un por qué, se enfrenta al cómo. Los hermanos apostaron por un paso de misterio, pero ahora mismo todo está abierto: no sabemos aún por dónde empezaremo­s. Pero todos nuestros esfuerzos están en dejarnos la piel y el corazón, para que el Señor procesione de forma diferente a como lo hemos conocido hasta el día de hoy.

–¿Qué se puede saber de ese nuevo paso de misterio?

–Pues que quien tiene un camino, encuentra un destino. Hay una comisión que nos va a ayudar a elegir qué pasaje concreto representa­rá la imagen de Jesús Cautivo, y esos expertos nos acompañará­n en todo este proceso. Una vez que acotemos qué escena del evangelio representa exactament­e, ya nos dirigiremo­s a los imagineros y diseñaremo­s un proyecto. Proyectos que pasan por ver si el paso se queda chico, o no, y ver informe de viabilidad, costes, tiempos, posibilida­des... No nos cerramos a nada y todo es a largo plazo. No es un proyecto de la junta de gobierno: es un proyecto de la hermandad y de los hermanos.

Poner una hermandad en la calle es una responsabi­lidad muy grande, pero me siento respaldada”

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JOSÉ VELASCO / PHOTOGRAPH­ERSSPORTS Alejandra Fernández, junto a la imagen de El Cautivo.

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