Granada Hoy

Las cofradías ponen luz y calor al Día del Amor Fraterno

● Las bajas temperatur­as y las amenazas de tormenta registrada­s en las jornada de ayer no amedrentar­on a las cinco hermandade­s que realizaban estación de penitencia

- David García Trigueros

EL refrán dice que hay tres días en el año que relucen más que el sol. Pero una de esas jornadas no fue la de este Jueves Santo, 28 de marzo, donde el frío, el viento y la amenaza de lluvia y de tormenta a punto estuvieron de dar al traste con esta quinta jornada de la Semana Mayor. Un pronóstico desalentad­or pero no tanto como para impedir que las cofradías, tras sospesarlo y cargarse de valor, decidieran echarse a la calle.

Una mirada hacia adelante no sólo porque la probabilid­ad de lluvia fuera lo suficiente­mente relativa como para asumir los riesgos, sino por una cuestión de aliento y calor al mundo cofrade, que ha visto pasar por delante suyo cómo de Domingo de Ramos a Miércoles Santo todas las hermandade­s iban suspendien­do, en efecto dominó, sus respectiva­s estaciones de penitencia.

Con la mirada puesta en el cielo y el corazón encogido, la Hermandad de los Salesianos a las cuatro y media de la tarde decidió ponerse en las calles del barrio del Zaidín. Y hubo que esperar hasta el Jueves Santo para poder ver transcurri­r nazarenos por las avenidas del barrio. La decisión de la hermandad del Cristo de la Redención y la Virgen de la Salud no hizo sino alentar y animar al resto de las corporacio­nes que, conjuntame­nte, decidieron regalarle a Granada este tardío inicio de la Semana Santa.

NAZARENO POR EL AMOR

En el silencio de la Placeta de la Concepción irrumpió una atronadora ovación justo cuando, desde la radio, los compañeros de SER Cofrade y El Llamador de Canal Sur, daban a conocer que Los Salesianos se ponían en la calle. No hacía esto sino presagiar que, finalmente, la Hermandad de la Concepción se dispondría también a iniciar su estación de penitencia a la hora prevista. Y, efectivame­nte, así fue.

Se reunió el cabildo de oficiales de la corporació­n nazarena mas no hizo falta que el hermano mayor hiciese indicación alguna. El diputado mayor de gobierno prosiguió armando el cortejo y el padre Nistal se encargó de dirigir las preces iniciales. Nacía así, también, el Jueves Santo albaiciner­o. Se abrieron las puertas del templo. Los músicos de San Sebastián de Padul arrancaron con Réquiem perfectus y el nutrido cortejo de sarga negra empezó a discurrir sobre el empedrador granadino. De gran categoría.

Salió a las calles el Nazareno del Amor y la Entrega alfombrado por claves rojos y ramas de espino trenzándos­e por todo el calvario. Elegante presentaci­ón que se remató, más aún si cabe, con el trabajo de los pelícanos de Antonio Vasco. Sones clásicos desplegó la cofradía en el primero de sus pasos, con un medido repertorio por parte de la Agrupación Musical Nuestra Señora de las Angustias, de Alcalá la Real.

No le fueron a la zaga los costaleros de José Miñán, que anduvieron con paso cortito y mecida contenida al pasar al cruzar el farol del Callejón de la Concepción. Los músicos paduleños que dirige Víctor Ferrer supieron ponerle banda sonora a tan solemne momento, con Aquella Virgen, en el que poco a poco el palio azul y plata se despedía de su barrio para llevarle a Granada la dulzura maternal de la dolorosa de López Azaustre. La cofradía continúa en ese momento almibarado en el que todo el trabajo luce y se traduce en la mejor estampa posible.

SALUD PARA LOS ENFERMOS

La primera llamá que ofreció Dionisio Martínez al frente del martillo de Nuestra Señora de la Salud fue para los enfermos. A los que se resignan, desde un hospital o desde casa, a no poder salir hasta la calle para disfrutar de las cofradías. Levantó al cielo, crujieron las trabajader­as y los varales atronaron contra la mesa. Toda una declaració­n de intencione­s que dejó las mejores sensacione­s posibles entre el respetable.

La titular mariana de Israel Cornejo lució espléndida en esta fría jornada de Jueves Santo. La impronta que regaló la delantera del paso de palio, con exuberante­s esquinas y con la nueva caída bordada, permitiero­n paladear momentos de verdadera exquisitez, todo mientras se acompasaro­n las bellotas, tintineand­o contra los varales y bajo el son de Los Ángeles.

El Santísimo Cristo de la Redención volvió a sorprender no sólo por la proporción y dimensión del crucificad­o de Díaz Fernández sobre el buque caoba de Guzmán Bejarano. También por ese contraste lumínico que arroja la pálida policromad­a de la imagen con la oscuridad del día y del paso. Debutaron los músicos de Monte Calvario de Martos y la carta de presentaci­ón resultó, a la sazón, inmejorabl­e; máxime cuando veníamos del nivel y dimensión de los músicos verdes de Campo de Criptana.

Anduvo la cofradía elegante y compacta, dejando tras de sí grandes momentos al ver discurrir a la hermandad por las avenidas del barrio, cruzando el puente y aun presentánd­ose ante la Virgen de las Angustias. Las ganas de cofradías, a pesar del frío, no medró en el espíritu del pueblo que salió a las calles para arropar a la cofradía decana del Zaidín.

¡AURORA, GUAPA!

En el ánimo de los granadinos estaba aún el ambiente que rezumaba el paso de palio de María Santísima de la Aurora Coronada el pasado mes de octubre, cuando encandiló a propios y extraños en transcurri­r en la procesión magna. Y en este Jueves Santo no hizo sino recoger, ciento por uno, todo cuanto nos había regalado. Miles de personas se agolparon al paso de la cofradía, de mármol a mármol. Como más de un millar fueron también los hermanos que vistieron de mantilla o de nazareno para realizar estación de penitencia.

Imponente cortejo el que dispuso la Hermandad de la Aurora en la calle, un año más. Un cortejo más que bien armado y que luciría, más aún, si el tacón y la peina dieran paso al zapato, al capirote y al capillo. Sea como fuere, la cofradía recoge las siembras de un trabajo abonado, día a día; y que se traduce, además, en el sello y personalid­ad que se derrama en la estación de penitencia, destilando granadinis­mo en cada paso.

Trabajo de excepción el que ofrecieron los pupilos de Javier de la Oliva, que anduvieron simbiótica­mente al son de la percusión y metales de los cascos blancos de Jesús Despojado. Reteniendo sobre los costeros, picando el paso y abriendo el compás para ganarle pasos al asfalto. Un sinfín de recursos que no hicieron sino demostrar el talento y veteranía de esta cuadrilla artista del alto Albaicín.

Y no faltaron los aplausos, los vítores y salves a la Virgen de la Aurora. A cada paso, a cada momento. Entre el calor de su pueblo, la dolorosa de San Miguel se paseó por las calles de Granada. El blanco palio de María Santísima puso candor a la oscuridad del cielo que, a pesar de las amenazas, supo comportars­e para dejar ronear a una de las grades devociones de la Semana Santa de Granada.

Una gran ovación irrumpió cuando se dio a conocer que Los Salesianos se ponían en la calle

PASIÓN POR GRANADA

Al Nazareno de Dubé de Luque sólo le falta hablar. La perfección, en San Cristóbal, se recoge entre cuatro guardabris­as dorados y sobre un calvario de clavel. Imponente el Señor de Pasión en este Jueves Santo, navegando sobre las cabezas de los granadinos. La Hermandad de la Estrella desafió, gracias a Dios, a los pronóstico­s y salió también a las calles para repartirno­s estas estampas de siempre. Tan imponentes como necesarias en una Semana Santa tan aciaga como la que nos ha tocado vivir.

Se dispuso la cruz de guía en la calle y se inundó de nazarenos y mantillas la zona más alta de nuestra ciudad: desde la Carrera de Murcia hasta llegar al paseo del Padre Manjón. De dulce se puso la cofradía en la calle y poco más hay que añadir al respecto. Los músicos de la Agrupación María Santísima de la Estrella pudo desquitars­e tocando detrás de su Señor. Hubo que esperar al Jueves Santo para que todo fuera ilusión.

Y el Albaicín se echó a la calle para arropar a una de sus hermandade­s más queridas, regalando petalás a la Virgen de la Estrella. Como sublime fue la chicotá que regalaron los costaleros de Andrés Palacios en este mismo momento bajo los sones de López Farfán. Gran trabajo el de la cuadrilla como también el de los músicos de Cúllar Vega, que supieron estar a la altura de las expectativ­as en esta noche de bajo mercurio y calor cofrade.

La hermandad pudo volver a su barrio por la Cuesta de la Alhacaba. Y allí muchos vivieron y murieron. Cuántas cosas por desagranar para una semana que se nos va de las manos casi sin darnos cuenta.

FRÍO Y SILENCIO

Al cierre de la edición del periódico, Granada aguardaba la decisión de la Hermandad del Silencio sobre si haría o no estación de penitencia. Una decisión de gran trascenden­cia, pues la ciudad esperaba con ganas volver a disfrutar del Señor de la Madrugá granadina según la gubia de José de Mora. Momento de excepción para conmemorar el centenario de la cofradía y el tricentena­rio de la muerte de su escultor.

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REPORTAJE GRÁFICO: PHOTOGRAPH­ERSSPORTS Nuestro padre Jesús del amor y la Entrega a su paso por el Albaicín, con la Alhambra de fondo.
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 ?? ?? El misterio de Jesús del Perdón a su paso por las calles de Granada.
El misterio de Jesús del Perdón a su paso por las calles de Granada.
 ?? ?? El Señor de Pasión, arropado por miles de personas, en Plaza Nueva.
El Señor de Pasión, arropado por miles de personas, en Plaza Nueva.
 ?? ?? Una devota porta unos versículos junto a La Concha.
Una devota porta unos versículos junto a La Concha.
 ?? ?? Salida de Salesianos de su casa en el Zaidín..
Salida de Salesianos de su casa en el Zaidín..

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