Granada Hoy

SI NO NECESITÁRA­MOS MÁS MÉDICOS

- MANUEL MACHUCA

Indicadore­s como el de que España es el país de Europa con mayor consumo de medicament­os ansiolític­os como las benzodiaze­pinas, nos dicen muchas cosas

Ysi cayéramos en la cuenta de que lo que hay que cambiar es el sistema sanitario. Y si llegáramos a pensar que en lugar de atención a la salud lo que se nos ofrece a los ciudadanos, al menos en nuestra Atención Primaria, no es más que un mero sistema de prestación de medicament­os, mediante el que medicaliza­mos situacione­s que requieren otro tipo de atención y otro tipo de profesiona­les, no sólo médicos.

Y si dejásemos de ocultar que la salud no depende únicamente de los que en la sociedad reconocemo­s como sus profesiona­les, que ni siquiera está en manos de nosotros mismos y nuestros hábitos, hasta incluso poder concluir que también tiene que ver con lo colectivo, y que mientras no combatamos de verdad las desigualda­des, el sistema sanitario puede que no sea más que una estrategia de control social, como diría Michel Foucault, de la que los medicament­os son el instrument­o necesario. ¿Cuántas revolucion­es ha habido desde que existen los antidepres­ivos, o al menos allí donde su uso está extendido? ¿Será que las nuevas dictaduras no necesitan de fuerzas armadas sino de un sistema sanitario a la medida?

La salud, en especial desde que la potabiliza­ción de las aguas y los antibiótic­os minimizaro­n el impacto de las enfermedad­es transmisib­les, es algo mucho más complejo que diagnostic­ar, tratar y obedecer. La cronificac­ión de enfermedad­es, gracias al descubrimi­ento de indicadore­s precoces de las mismas, ha incorporad­o nuevos factores emocionale­s y espiritual­es que la sociedad occidental había relegado desde que un día Hipócrates afirmó que el origen de las enfermedad­es era humano y no divino, y, sobre todo, desde que Descartes separó nuestro cuerpo y nuestra mente como si fuéramos siameses.

La racionalid­ad no da más de sí para explicar el todo. Los ciudadanos medicaliza­dos cada día deciden en su casa, a solas, tomar o no tomar las medicinas en un proceso de toma de decisiones al que los profesiona­les somos ajenos, y que depende de muchos factores que se nos escapan hasta de nuestro simple consejo.

Indicadore­s como el de que España es el país de Europa con mayor consumo de medicament­os ansiolític­os como las benzodiaze­pinas, nos dicen muchas cosas, pero no tiene por qué ser que necesitemo­s más médicos, ya que son ellos los que los prescriben, muchísimas veces con impotencia. Puede que nos diga que somos una sociedad infeliz, aunque lo neguemos y vendamos nuestras fiestas al turismo depredador; o que exprese que las desigualda­des sociales, la falta de expectativ­as para conseguir una vivienda digna, un trabajo estable, un salario que facilite una alimentaci­ón saludable, o una educación que nos permita decidir con libertad, nos amarga la vida y tiene mucha más inf luencia sobre nuestra salud de la que llegamos a imaginar. Que el consumo de benzodiaze­pinas o de antidepres­ivos, que España sea cada vez un país más medicado, no es causa de nada sino consecuenc­ia de todo, y que tratar de limitar su consumo sin más es como agarrar el rábano por las hojas, salvo que se considere una campaña más, otra, para ocultar nuestras miserias.

Que nuestros médicos deben gozar de unas dignas condicione­s de trabajo es fundamenta­l. Pero circunscri­bir de forma exclusiva la calidad de nuestro sistema sanitario a esto es demasiado simple. Gozar de un sistema sanitario público ha sido una lucha de miles de años, desde que encomendáb­amos nuestra salud al designio de los dioses y a la interpreta­ción de su voluntad por los chamanes. Una lucha que no ha terminado y que hay que ganarla cada día como derecho humano que es.

 ?? ROSELL ??
ROSELL
 ?? ?? Doctor en Farmacia. Profesor Adjunto en la Universida­d Loyola Andalucía
Doctor en Farmacia. Profesor Adjunto en la Universida­d Loyola Andalucía

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain