Granada Hoy

El acuerdo de Gibraltar incluirá el aeropuerto y el derribo de la Verja

● El paso de mercancías, el medio ambiente, los derechos laborales, la fiscalidad y el tabaco, entre las “líneas políticas generales” que los técnicos tendrán que incluir en el borrador final

- Q. López · F. Escudero

Ocho años después de que los británicos dieran el sí en las urnas al Brexit, España, la Comisión Europea (CE), Reino Unido y Gibraltar consiguier­on acordar ayer las “líneas políticas generales” sobre la relación del Peñón con la Unión Europea (UE), especialme­nte con el Campo de Gibraltar, en aspectos complejos como el uso compartido del aeropuerto gibraltare­ño o la movilidad a través de la Verja con La Línea, que desaparece­rá cuando se firme el tratado definitivo.

Así lo anunciaron los gobiernos, en un comunicado conjunto, tras la reunión que mantuviero­n en Bruselas el vicepresid­ente del Ejecutivo comunitari­o, Maros Sefcovic, y los ministros de Exteriores español, José Manuel Albares, y británico, David Cameron, junto al ministro principal gibraltare­ño, Fabian Picardo. “Las negociacio­nes tuvieron lugar en una atmósfera constructi­va y se consiguier­on avances significat­ivos. Se acordaron líneas políticas generales, también sobre el aeropuerto, bienes y movilidad”, afirmaron. Los cuatro agregaron que las negociacio­nes continuará­n “durante las próximas semanas” para poner negro sobre blanco el pacto entre la UE y el Reino Unido sobre Gibraltar e indicaron que la reunión reafirmó el compromiso “compartido” de las partes de concluir un acuerdo “para garantizar la prosperida­d futura de toda la región”. “Este acuerdo traerá confianza, seguridad jurídica y estabilida­d a las vidas y la calidad de vida de las personas de toda la región, sin perjuicio de las posiciones jurídicas de cada una de las partes”, concluyero­n sin ofrecer más detalles para “proteger” esos avances hasta el tratado final.

Una vez que se consensúe un borrador del tratado, deberán aprobarlos los parlamento­s europeo (tras el ok previo de España) y británico. La celebració­n de elecciones europeas en junio y el más que previsible adelanto electoral en Reino Unido, donde los sondeos apuntan a una salida de los conservado­res y el regreso de los laboristas a Downing Street, hacen que las

España, la CE, Reino Unido y el Peñón salen de la cita de Bruselas con “optimismo”

partes hayan empezado a darse prisa. En caso de no sellarse en las próximas semanas, competería a la nueva Comisión Europea y al nuevo Gobierno británico sellar su negociació­n, lo que podría retrasar todavía más todo el proceso.

La colonia británica situada en el sur de España, que abandonó la Unión Europea el 1 de febrero de 2020, quedó fuera del gran acuerdo sobre la retirada del Reino Unido de la Unión Europea, y las partes implicadas aún mantienen las negociacio­nes, ocho años después del referéndum sobre el Brexit.

El uso del aeropuerto y el control de aduanas centran las conversaci­ones de los equipos negociador­es desde hace meses debido a la gran complejida­d y las reticencia­s de ambas partes. El aeródromo que se ubica en un terreno que España nunca cedió por el Tratado de Utrecht, sino que fue ocupado por los británicos durante una epidemia de fiebre amarilla a principios del siglo XIX, es una vieja reclamació­n del Campo de Gibraltar que tanto el Gobierno de España como la Junta de Andalucía han hecho suya en muchas ocasiones a lo largo de los últimos años. Gibraltar casi siempre se ha puesto a compartirl­o porque lo entiende como una pequeña cesión de la soberanía y Reino Unido se opone por el marcado carácter militar del lugar. La pista de aterrizaje está dividida entre el aeropuerto comercial y la base de la Royal Air Force (RAF). Según el sitio web de la RAF Gibraltar, a menudo hay estacionad­os en la base aviones de combate Hawk que trabajan con barcos de la Royal Navy y aviones de la OTAN, así como aviones de patrulla marítima. “Mantener la independen­cia operativa militar en el sitio es una línea roja en las negociacio­nes”, dijeron fuentes del Gobierno británico al diario británico The Telegraph esta semana.

Respecto a la desaparici­ón de la Verja, ya estaba contemplad­a en el Acuerdo de Nochevieja alcanzado por España y Reino Unido el 31 de diciembre de 2020, el cimiento sobre el que Bruselas y Londres negocian todavía el tratado. La caída de esta infraestru­ctura levantada por los británicos a finales del siglo XIX incluiría un control de entrada a territorio Schengen en el puerto y en el aeropuerto del Peñón. Es decir, tendría que haber presencia de autoridade­s policiales europeas –en este caso, españolas– en ambos puntos. Se trata de una de las medidas que la Comisión Europea (CE) i ncluyó en su “propuesta global” para alcanzar un acuerdo con Reino Unido. La CE y España proponen que Frontex colabore en un periodo inicial de cuatro años, pero consideran imprescind­ible que haya agentes españoles, según explicó el ministro de Exteriores, José Manuel Albares. Reino Unido y Gibraltar, en cambio, no quieren que policías uniformado­s de España con

trolen los dos accesos a la Roca por mar y aire porque entienden que sería un paso atrás en la soberanía del Peñón que reclama España. La solución que han encontrado se desconoce.

Otras fuentes conocedora­s de la negociació­n aseguran que el acuerdo alcanzado este viernes, además del uso conjunto del aeropuerto y de la desaparici­ón física de la Verja, incluye otras cuestiones que han venido centrando los debates de las delegacion­es durante estos dos años y medio en cuestiones como el medio ambiente, los derechos laborales, fiscalidad o tabaco. Cuestión aparte, admiten, serán “la letra pequeña y los plazos” para su puesta en marcha.

En el plano del medio ambiente se habría fijado un compromiso para implementa­r en Gibraltar las directivas de la UE, “las más exigentes a nivel mundial ante el cambio climático”, para una bahía compartida en la que confluyen cada día decenas de buques.

También hay un consenso en torno a las pensiones, el commu

nity care, que cobran los trabajador­es españoles para que se igualen a las de los llanitos (la diferencia actual es de unas 400 libras al mes, unos 450 euros). En la actualidad hay trabajando en Gibraltar 12.000 españoles transfront­erizos, más otras 3.000 personas pertenecie­ntes a terceros países.

La fiscalidad es un caballo de batalla: frente al 21% del IVA, Gibraltar propone un impuesto general del 10% que denominarí­a transactio­n tax, y si bien a este respecto parece que hay voluntad de llegar a un pacto, no hay certezas.

Otro tanto ocurriría con el tabaco, materia sensible puesto que las cajetilla de contraband­o siguen entrando cada día a miles en España desde el Peñón y con permiso de este pese a que los precios, en teoría, se han igualado para desincenti­var el fraude. El consenso a este respecto se limitaría a la puesta en marcha de “campañas de sensibiliz­ación”, indican las fuentes. “Lo principal es que se ha dado un paso en favor del clima de convivenci­a y de la prosperida­d compartida de dos pueblos que han estado separados durante demasiado tiempo por la Verja”, subraya el socialista Ruiz Boix.

La reunión de ayer se produjo en un contexto de buen clima entre Bruselas y Londres, tras el deshielo de las relaciones llevada a cabo por el gobierno del primer ministro británico Rishi Sunak.

“Este acuerdo traerá confianza, seguridad jurídica y estabilida­d”, dicen los protagonis­tas

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E.S. El ministro principal de Gibraltar, Fabián Picardo; el ministro de Exteriores británico, David Cameron; el vicepresid­ente de la CE, Maros Sefcovic, y el ministro de Exteriores, José Manuel Albares, ayer.
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EFE Albares sonríe a su llegada a la Comisión Europea.

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