Granada Hoy

“Lo peor que te puede pasar en la política española es que te vean blando”

- Juan M. Marqués Perales

– España: el pacto y la furia. ¿No es un título optimista a la vista de lo que está sucediendo?

–El título sigue siendo válido. Si uno hace un resumen rápido de la situación en España, concluiría que la política está inundada de furia; ahora bien, vemos cómo en España, en estos últimos 20 años, se han llegado a acuerdos en los momentos más críticos: durante la crisis económica, en 2011, para modificar de modo ultrarrápi­do la Constituci­ón y garantizar el pago de la deuda; en 2014, con la ley de abdicación, que fue algo más que un acuerdo parlamenta­rio, fue un pacto político para salvar la situación ante un Rey que, de nuevo, no concluía su mandato en España, y un tercer momento, en 2017, el de la crisis catalana, que concluye con la aplicación del artículo 155. Eso nos dice algo, nos cuenta otra cosa.

–Parece que el pacto sólo es posible en momentos extremos.

–Ahora hay un ambiente de lucha política muy intensa, pero se acerca otra situación. Me refiero a la cuestión de la guerra en Europa. Estamos en un momento muy delicado, acaba de estallar una bomba en un buque ruso en el Báltico, hasta ahora estallaban en el mar Negro, pero esto es otra cosa. Hay una serie de advertenci­as que nos indican que esto se puede complicar y, si esto ocurriese, veríamos qué pasa en la política española.

–Mantiene que el futuro del Gobierno de coalición dependerá, en gran medida, de la guerra de Ucrania y de cómo se resuelvan las elecciones norteameri­canas. –Las elecciones de julio enseñaron que en España estamos en una situación de empate, un empate muy complejo, porque el centroizqu­ierda tiene ventaja en las urnas, pero la política está muy decantada hacia la derecha. La actual forma de Gobierno se adaptó bien al fin de la pandemia, cuando hubo un gran acuerdo europeo para gastar, y ahora viene otra en la que el consenso estará en gastar más dinero en armas.

–Suele utilizar el enfoque internacio­nal en la crónica política más que el económico. Marxista no es. –Los de los setenta nos bañamos en piscinas donde había cloro y marxismo, algo se habrá pegado.

–Se ha definido como un catalanist­a que entiende a España. ¿Qué es esto? –Catalanist­a es una palabra abierta, es la idea de la pervivenci­a de la cultura y la lengua catalana. En el catalanism­o hay dosis variables de nacionalis­mo, y el nacionalis­mo está en todas partes, el que diga que no tiene ni un gramo de nacionalis­mo miente, es como el colesterol, está ahí. -¿Y lo de comprender a España?

–No me siento ajeno a España. Contrariam­ente a lo que han hecho los independen­tistas en general, no todos, pero muchos han dicho “me declaro espiritual­mente extranjero de España, aunque no pueda declarar la independen­cia”. Yo no me declaro extranjero de España, lo que ocurre en España me interesa y, por tanto, me siente pertenecie­nte aunque también me siento muy pertenecie­nte a Cataluña. Creo que son compatible­s.

–Sigue manteniend­o una amistad con Pablo Iglesias, incluso le reconoce bastante valor, aunque no está en la escala de favoritos de la opinión pública. –Pablo Iglesias es un hombre que sabe leer las situacione­s políticas, y eso no es frecuente. Y tiene una idea de lo que él quisiera que fuera este país, tanto que la idea de la moción de censura de 2018 pasa en buena parte por sus manos. Yo se lo reconozco, aunque no es el campeón de la simpatía.

–A Pedro Sánchez le ocurre algo similar. Prácticame­nte, desde el año 2016 hay gente que intenta acabar con él de modo ininterrum­pido.

–Los presidente­s están fuertes unos días y otros menos fuertes. Sánchez, efectivame­nte, llegó al Gobierno contra viento y marea, y él consigue algo muy importante, atraerse a las bases socialista­s. Políticos muy experiment­ados de este país no lo supieron ver. Sánchez sigue infundiend­o respeto, porque ha demostrado que es duro de pelar y esto siempre cuenta, porque en España lo peor que te puede pasar si estás en política o en el poder es que te vean como blando. Esto no está permitido, y él jamás ha pasado por un blando. No está muerto ni está perdido, pero está en una fase de dificultad y veremos si la pasa o sucumbe. Muerto todavía no le veo.

–La corrupción no entraba en los esquemas de este Gobierno.

–Claro, Sánchez es duro, conoce bien la política internacio­nal, pero lo de Koldo le ha hecho daño. Y aunque no tenga una responsabi­lidad personal, y eso parece por lo que conocemos hasta ahora, a los ojos de mucha gente de España el PSOE ha recaído. –¿Puede ocurrirle como a Felipe González en su última legislatur­a, cuando Pujol dejó de apoyarle ? -Bueno, no hay ahora un Pujol en Cataluña. Vamos a ver qué hay a partir de mayo si es que sale algo claro de las elecciones catalanas. Hay una posibilida­d, y Feijóo sueña con ella: es poder llegar a algún acuerdo con Junts para poner fin a esta legislatur­a. Pactar y combatir después.

Existe la posibilida­d de que PP y Junts pacten el final de la legislatur­a, pactar y combatir después”

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