A cien días del inicio de los Juegos
● El encendido de la antorcha olímpica activó la cuenta atrás en Olimpia
El encendido de l a antorcha olímpica se celebró este martes en las ruinas de la antigua Olimpia, en una ceremonia tradicional en la que se invocó al dios Apolo y se entregó la llama al primer portador, que comienza su recorrido hacia París para los juegos de este verano.
Durante la ceremonia, que se celebra en este sitio histórico antes de cada edición de los Juegos Olímpicos de invierno y verano desde 1936, l a actriz griega Mary Mina, en su papel de Gran Sacerdotisa de Olimpia, encendió la antorcha olímpica dirigiéndose a Apolo, rodeada de otras sacerdotisas y vírgenes vestales.
La tradicional ceremonia propone una conexión entre l os Juegos de la Antigüedad, nacidos en Olimpia en el año 776 a.C., y los Juegos de la Modernidad.
“Dios del sol y del ideal de la luz, enviaste tus rayos y encendiste la llama sagrada para la ciudad hospitalaria de París”, exclamó Miná poco antes de encender la antorcha.
Tras una danza de la coreógrafa Artemis Ignatiu, Mina entregó la llama al primer portador, el griego Stéfanos Duskos, medalla de oro en remo en los Juegos de Tokio 2020, quien la condujo hasta el monumento a Pierre de Coubertin, fundador de los Juegos Olímpicos modernos.
Ahí, la antorcha olímpica fue entregada a la segunda portadora, la nadadora francesa Laure Manaudou (tres medallas olímpicas en los Juegos de Atenas 2004, incluida una de oro en 400 metros estilo libre).
El acto había comenzado con el izado de las banderas olímpica, francesa y griega, seguido de sendos discursos del alcalde de Olimpia y los presidentes de los comités olímpicos internacional, galo y heleno.
El presidente del Comité Olímpico Internacional (COI), el alemán Thomas Bach, señaló que los Juegos son un símbolo de paz y de la unidad internacional “en estos tiempos difíciles que están llenos de guerras y conf lictos”.
También para el presidente del Comité Olímpico Griego, Spyros Kapralos, el objetivo de las competiciones de este año es “difundir la visión de paz y el respeto llamando a las naciones que implementen la tregua olímpica”. En la Antigüedad, todas las guerras entre las diferentes ciudades griegas se detenían durante los Juegos para que todos pudieran participar.
Hoy miércoles se llega a la simbólica marca de los cien días para el inicio de la gran competición deportiva de este 2024, y los organizadores aseguran que el proyecto avanza según el plan previsto, las infraestructuras están a punto y la venta de entradas va viento en popa.
Solo la seguridad genera alguna inquietud, pero los organizadores y el Gobierno se muestran confiados y sostienen que se están tomando todas las precauciones.
París 2024, que será la tercera aventura olímpica de la capital francesa, presume de que dejará en la ciudad un gran legado, superior al que quedó de sus antecesoras.
De los Juegos de 1900, los segundos de la Olimpiada moderna, no queda ningún vestigio, porque aquella iniciativa liderada por el barón Pierre de Coubertin quedó sumergida dentro de la Exposición Universal que ese mismo año se celebró en París.
Pero 24 años más tarde la ciudad repitió, esta vez con más protagonismo, y un siglo más tarde, quedan en pie algunas muestras de esa herencia.