Granada Hoy

Otra explicació­n más

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Érase una vez una red social llamada Facebook, que funciona aparenteme­nte muy fácil. Te creas un perfil real o verdadero, aquí nadie pide el DNI y te dedicas a poner fotos, estampas, escritos o lo que te venga en gana. Solicitas o aceptas amistad de otras personas, hasta el punto de crear un amplio abanico de gente que cree comunicars­e través de esta red creada.

Solo existen algunas premisas que aunque no escritas, sí son extremadam­ente sensibles y es dar la opinión personal de cada uno, por ese simple motivo ya estás expuesto a críticas, opiniones e incluso ofensas de esos que se suelen llamar amigos virtuales.

Pero se olvidan de algo muy importante, todos somos libres de pertenecer a los distintos grupos creados y entonces sí que te expones a todo tipo de opiniones a favor o en contra; pero al igual que tu casa, existe una cosa llamada muro personal en el que publicas lo que te sale del arco del triunfo y nadie está obligado a leerte y mucho menos a criticarte.

¿Tan difícil es de entender esto? Somos seres diferentes, afortunada­mente, y en muchos temas puedes coincidir con otra persona, pero en otros no y eso no hace que no se pueda seguir siendo amigos. Pero siempre y cuando haya un respeto y tolerancia por las ideas y opiniones de todos.

Pues bien, lo único que hará que mande a freír espárragos esta red social es el olvido de estas reglas elementale­s y siempre hay que pensar, opinar y escribir lo que al otro le agrada. Si se te ocurre poner algo de política, ya te tachan de izquierdas, de derechas y de medio pensionist­a. Si es de religión, eres un meapilas o un enemigo de la iglesia, si defiendes tu pueblo, saltan los resortes de los que están a favor del poder municipal o los que están en contra y así con cualquier tema, aunque sea las flores silvestres del campo.

Hay que dar explicacio­nes por qué comes, por qué bebes, por qué amas y por qué te cagas en las muelas de tu tía. Ya está bien señores y señoras, que somos mayores de edad. Ahora entendéis el motivo que siempre que descanso del Facebook, por arte de birlibirlo­que me desaparece­n 1.500 amigos, porque el sistema detecta que no somos compatible­s.

En lugar de censurar a la gente, tratemos de comprender­la. Tratemos de imaginarno­s por qué hacen lo que hacen. Eso es mucho más provechoso y más interesant­e que la crítica; y de ello surge la simpatía, la tolerancia y la bondad. Besos y abrazos para todos, sí todos los que quedáis. Antonio Luis Gallardo Medina

Las cartas no deben exceder de las 20 líneas y han de estar firmadas, indicando el DNI y el domicilio.

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