“Es un reconocimiento que nos impulsa a seguir trabajando”
Antonio Rafael Almirón, presidente de Aceites Algarinejo
EN la vigésima edición de los Premios de la DOP Poniente, ACEITES Algarinejo se alzó con el codiciado Primer Premio Frutado Verde. Fundada en 2001, esta cooperativa emergió con la misión de destacar el valor de su región: una tierra tradicionalmente dedicada al olivar de montaña en pendiente y bajo condiciones de secano. La singularidad de Aceites Algarinejo radica en tres pilares fundamentales. En primer lugar, su compromiso va más allá de la excelencia de su AOVE, extendiéndose a su contribución social a toda la comarca, donde pocas alternativas laborales están disponibles. Su objetivo adicional es fomentar la permanencia de la población en la región. En segundo lugar, la cooperativa se esfuerza por generar empleo y asegurar una rentabilidad justa para los agricultores locales. Y en tercer lugar, su ubicación en pendiente y su dependencia del secano les permite preser var el paisaje de forma sostenible, una tarea crucial en una época donde la presión sobre los recursos hídricos es evidente. Antonio Rafael Almirón, presidente de Aceites Algarinejo, compartió su visión con Granada Hoy en una entrevista exclusiva sobre el compromiso y los logros de la cooperativa.
–¿Qué significado tiene para la Cooperativa Aceites de Algarinejo obtener el Primer Premio Frutado Verde en los recientes Premios de la DOP Poniente?
–Para nuestra Cooperativa, ganar el primer premio en cualquiera de los concursos en los que participamos es un gran estímulo para todo el equipo. Este reconocimiento valida todos los protocolos, requisitos y esfuerzos adicionales que debemos cumplir para mantenernos en la excelencia. Además, para nuestros agricultores, que son el primer eslabón
de nuestra cadena, este logro resalta el esmero y dedicación que han puesto en el cultivo de los olivos durante tantos días para producir un AOVE de calidad premiada. En resumen, este éxito motiva a todos a seguir trabajando con la misma determinación.
–¿Cómo considera usted la importancia de este reconocimiento para la reputación y el prestigio de la cooperativa en el sector del aceite de oliva?
–En cuanto a nuestra reputación, imagen y prestigio, estamos logrando consolidarnos y ser reconocidos en nuestro sector. Esta fue nuestra visión hace 20 años al inicio de estos premios. Es importante destacar que nos encontramos en un segmento empresarial donde la calidad de nuestros productos es nuestro principal foco.
–¿Cuál es el impacto que cree que este premio tendrá en los agricultores y trabajadores de la cooperativa, así como en la comunidad local?
–Es vital para nuestros socios agricultores y equipo de trabajo recibir reconocimiento, ya que esto nos impulsa a seguir
“Nuestra producción se lleva a cabo en condiciones de gran desventaja en comparación con los olivares jóvenes”
trabajando juntos hacia un objetivo común: calidad, calidad y más calidad. Esta es nuestra única herramienta para competir.
–¿Por qué considera fundamental reivindicar la labor de las empresas de aceite y sus agricultores en un contexto donde la calidad y la excelencia son tan relevantes?
–Es crucial distinguir claramente entre las empresas, cooperativas y agricultores que se dedican al cultivo de olivos de manera tradicional, en secano y en terrenos con pendientes superiores al 30%. Nuestra producción se lleva a cabo en condiciones de gran desventaja en comparación con los olivares jóvenes de cultivo intensivo y superintensivo. Además, estos últimos están agotando nuestros recursos hídricos y alterando nuestros ecosistemas. Lamentablemente, como es habitual, solo nos damos cuenta de estos impactos cuando ya es demasiado tarde.
–¿Qué medidas cree usted que podrían tomarse para seguir promoviendo y destacando la calidad del aceite de oliva y el arduo trabajo de quienes lo producen en nuestra región?
–Creo que con un par de medidas decisivas podríamos garantizar la super vivencia de nuestros olivares milenarios y el sustento de las generaciones de agricultores que son tan esenciales en estas zonas, donde el olivar es prácticamente la única opción. Estas medidas serían: en primer lugar, diferenciar claramente el olivar tradicional y los productos que se obtienen de él; y en segundo lugar, llevar a cabo una promoción y publicidad documentada que destaque los beneficios para la salud y la contribución a la sostenibilidad del paisaje, así como la importancia de mantener población en las áreas rurales, temas que son mencionados con frecuencia pero lamentablemente olvidados.