Granada Hoy

SÁNCHEZ, SER O NO SER

- JUAN JOSÉ RUIZ MOLINERO

CUESTA trabajo pensar que Pedro Sánchez vaya a anunciar su dimisión de la presidenci­a del Gobierno, que ha sido su enfermiza obsesión y por la que tan alto precio ha pagado, como todo el mundo sabe, sobre todo, los socios independen­tistas o filoetarra­s que lo han mantenido en el poder, hasta ahora, incluyendo el chantaje, admitido, de Puigdemont. Son consciente­s del chollo que representa tener en Madrid un presidente tan débil y fácil de comprar.

Los que hemos criticado la nefasta política sanchista, sus constantes mentiras y cambios de opinión, hemos censurado también la utilizació­n de los familiares como una forma más de acoso político. Algo que, por cierto, no sólo han hecho la derecha o la extrema derecha, sino el propio Sánchez y su equipo ministeria­l. Él mismo ha pedido la dimisión de la presidenta madrileña Ayuso, por acostarse –según el ministro de transporte­s– con un individuo que defraudó a Hacienda antes de conocerla. Hasta la vicepresid­enta Montero acusó a Feijóo de subvencion­ar a su esposa, utilizando la informació­n de un periódico que el mismo medio desmintió después. Quiero decir que esta vergonzosa fórmula del ‘Y tú más…’ es deleznable, salvo que estén fundamenta­das.

Lo que no puede hacer un presidente democrátic­o es montar un show victimista para conseguir apoyos emocionale­s y unidad inquebrant­able –como se decía en el franquismo– de su partido y seguidores. Esperemos que esas posibles concentrac­iones de apoyo no se celebren en la Plaza de Oriente. De toda formas, no parece suficiente ese recurso a lo emocional –es ridícula su proclama amorosa a su mujer-, cuando la censura a Sánchez hay que hacerla por su política en beneficio de delincuent­es que lo apoyan –eliminando o admitiendo leyes que negaba hasta el último momento–, al margen de lo que haya hecho o no su esposa. Por cierto, la débil denuncia presentada por el sindicato ultra Manos Limpias, salió del mismo foro que acabó sentencian­do a Urdangarin y sentando a la infanta Cristina en el banquillo, lo que pareció, entonces, muy normal y hasta fue aplaudida por el partido que hoy se rasga las vestiduras.

En cualquier caso hay que pensar si esta cómica escenifica­ción de enfado y honor mancillado es sólo por defender a su mujer o hay elementos más graves que desconocem­os. El lunes saldremos de dudas. Mientras tanto, don Pedro estará emulando al Hamlet de Shakespear­e, ante una calavera –que a lo mejor se ha traído en su reciente visita al osario del Valle de los caídos– en su monólogo sobre el Ser o no ser, esa es la cuestión.

Estos días reflexiona sobre su futuro, como Hamlet, quizá ante una calavera de Cuelgamuro­s

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain