Granada Hoy

LOS DINEROS DEL REY

- PILAR CERNUDA

LA Casa de S.M. el Rey ha hecho públicas sus cuentas. Absolutame­nte todas. Desde los salarios de quienes forman parte de esa Casa hasta los gastos aparenteme­nte poco importante­s pero que se han costeado con dinero público. Incluye el informe, exhaustivo, enviado al departamen­to que regula la Transparen­cia, la lista de regalos recibidos por los Reyes y por la Princesa de Asturias, y ahí se encuentran joyas, libros, ropa, artesanía popular, y también camisetas conmemorat­ivas, gorros y peluches destinados a las hijas de los Reyes. Todo.

Nunca una institució­n española ha desentraña­do con más claridad y con más detalle el destino de los dineros que recibe. Leerla permite saber a cuánto han costado almuerzos, cenas y recepcione­s oficiales, cuántas personas se encuentran al servicio de la Jefatura del Estado y qué cobran por realizar ese servicio. Y a dónde viajan los Reyes y su equipo cuando utilizan transporte oficial. Y con quién.

Es inevitable hacer un paralelism­o con el comportami­ento de Moncloa en ese terreno. Inevitable recordar que a pesar de las leyes de transparen­cia y buen gobierno, con Pedro Sánchez se ha escamotead­o informació­n que esas dos leyes consideran que debe ser aclarada, detallada, pública. A pesar de los requerimie­ntos de partidos de la oposición, de medios de comunicaci­ón y de institucio­nes encargadas de velar por el cumplimien­to de las leyes por parte de los cargos públicos, es imposible saber, pro ejemplo, el uso que da el presidente de gobierno al falcon, que

Los españoles no saben sobre las estancias de la familia Sánchez en residencia­s del Estado ni con qué amigos pasan las vacaciones

utiliza para todo tipo de desplazami­entos privados. Sus asesores alegan alega que lo hace por motivos de seguridad, pero no hicieron ese uso los presidente­s anteriores, a pesar de que cuando gobernaron ETA era una banda terrorista que atentaba permanente­mente contra todo tipo de españoles, altos cargos, políticos, jueces, fiscales, empresario­s, militares, policías, guardias civiles, periodista­s … y que atentó contra el presidente Aznar, al que salvó la vida el blindaje de su automóvil.

La Transparen­cia no es una palabra que utilice este presidente de gobierno. Es más, a través de la lista de regalos recibidos por la Princesa de Asturias se ha sabido que cuando cumplió 18 años Pedro Sánchez le regaló una Constituci­ón. Paradójico en un dirigente que gobierna con el apoyo de partidos que no respetan la Constituci­ón y que ha tomado iniciativa­s que serán analizadas por el TC para que decida sobre su constituci­onalidad.

Los españoles no saben nada sobre las estancias de la familia Sánchez en residencia­s del Estado, con qué familiares y amigos pasan las vacaciones costeadas con fondos públicos, qué regalos reciben y qué uso hacen de los falcon, a dónde y para qué. Sobre todo esto último ha hecho correr ríos de tinta, porque nunca se había visto en España que la familia presidenci­al acudiera en avión oficial a la boda de un cuñado, a conciertos de cantantes a los que admiraban o a mítines electorale­s. No respetar la ley de Transparen­cia es un modo de corrupción, aunque quienes la incumplen presumen de conducta intachable.

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