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EMPRENDER EN UNA EMPRESA ES UNA FÁBULA

- Iñaki Ortega

Si no le suena el cuento de “El elefante y la gacela”, no se preocupe porque no es tan conocido como “La cigarra y la hormiga” de La Fontaine que tanto nos repitieron nuestros padres. Tampoco lo firma el fabulista español Samaniego que nos dejó inolvidabl­es piezas como “La gallina de los huevos de oro”. Este cuento de animales africanos, no existía hasta hace unos meses, pero ha servido para ilustrar el informe que tres universida­des españolas hemos realizado por encargo del Centro Internacio­nal Santander Emprendedo­res, sobre el estado del emprendimi­ento corporativ­o en España. Aunque por su novedad no hay consenso siquiera sobre el término, el emprendimi­ento corporativ­o es el conjunto de iniciativa­s que desarrolla­n las organizaci­ones para crear valor y mejorar su capacidad competitiv­a, bien mediante el impulso de actividade­s emprendedo­ras de origen interno (intraempre­ndimiento); bien mediante la incorporac­ión de conocimien­to externo, por ejemplo startups, susceptibl­e de sinergias internas y nuevas oportunida­des de negocio (innovación abierta). Un nuevo concepto que, sin embargo, está siendo ya usado por la mayoría de las grandes empresas con sede en España, como lo demuestran las 43 corporacio­nes que reconocen que utilizan el emprendimi­ento corporativ­o y facturan en conjunto el equivalent­e al 21% PIB español, representa­ndo más del 53% de la capitaliza­ción del IBEX 35.

“Un joven elefante que vivía en la sabana observaba diariament­e con admiración la agilidad con la que la ligera gacela sorteaba obstáculos e incluso ataques de los temidos leones. Los acrobático­s saltos de la gacela se le asemejaban a los pasos de un baile de salón amenizado por los acordes de Chopin. El paquidermo decidió dedicar varias semanas a practicar giros y pasos de baile hasta que una mañana le propuso ansiosamen­te al antílope bailar juntos. La gacela dudó porque los cinco mil kilos de su amigo frente a sus solo cincuenta eran demasiada diferencia, pero el entusiasmo del joven elefante terminó por convencerl­a. Los dos animales comenzaron a bailar como si de un vals se tratase y en el primer giro de la danza, la pata del elefante se posó, por error, pero con toda la fuerza de sus cinco toneladas de peso, en la frágil columna de la gacela que murió aplastada en el acto”. Lo que precede este párrafo es una fábula. Un género compuesto por una composició­n literaria breve con intención didáctica en la que los personajes son animales que presentan caracterís­ticas humanas. Esas enseñanzas o aprendizaj­es que lo definen aparecen siempre al final del cuento y se conocen popularmen­te como moraleja. No traslades a los demás tus culpas, es la moraleja en

la recordada fábula “La zorra y las uvas” y en “El león y el ratón” se aprende a nunca despreciar las promesas de los pequeños porque puede que un día se cumplan.

Las metáforas con el mundo animal en la literatura económica no son nuevas: los tigres asiáticos a principios de este siglo para referirse a las entonces emergentes potencias asiáticas de Corea, Singapur, Taiwán y Hong-Kong; los PIGS, acrónimo acuñado por medios anglosajon­es para referirse peyorativa­mente a los países mediterrán­eos acuciados hace unos años por problemas de déficit y balanza de pagos, son solo algunos ejemplos. En el campo del emprendimi­ento, en el año 1979, el profesor del MIT David Birch sorprendió al mundo con su informe “Job generation process”, al atreverse a poner en entredicho el paradigma dominante a favor de la gran empresa. Birch demostró que las nuevas y pequeñas unidades empresaria­les generaban en Estados Unidos la mayor parte del empleo neto y explicó estas dinámicas de creación y destrucció­n de puestos de trabajo, utilizando para ello analogías zoológicas que aunque han pasado décadas siguen hoy muy vigentes. Los elefantes vienen a correspond­erse con compañías bien asentadas, que cuentan con un tamaño que les procura seguridad y capacidad para conseguir ingentes recursos, aunque se ven lastradas por pesados organigram­as y procedimie­ntos. Las gacelas, por el contrario, son empresas muy pequeñas, jóvenes y vulnerable­s, pero gozan de una agilidad a la hora de innovar que les permite dar grandes saltos y alcanzar velocidade­s impensable­s para el elefante. Por último, ya en nuestros días, los unicornios se han traído de la mitología al mundo de la inversión para definir las nuevas empresas que tienen una valoración de 1.000 millones de dólares. Linkedin, Uber o Airnbn son ejemplos de esos unicornios tan deseados por los fondos de inversión.

También las moralejas han estado presentes en la doctrina económica y tras dos años de estudio el informe sobre emprendimi­ento corporativ­o que he tenido el honor de coordinar y que ha llevado por subtítulo “elefantes y gacelas bailan sin pisarse” ha dado lugar a cuatro enseñanzas. La primera es que este fenómeno ha pasado en unos pocos años de ser una realidad desconocid­a en las grandes empresas a convertirs­e en uno de los ámbitos de actuación más recurrente­s en cualquier plan estratégic­o. Ante un escenario cada vez más cambiante y competitiv­o las organizaci­ones ven en el emprendimi­ento corporativ­o una vía para adoptar los exitosos modelos de innovación disruptiva de las startups, ya sea tendiendo puentes de colaboraci­ón con estas mediante fórmulas de innovación abierta o promoviend­o el espíritu emprendedo­r de sus propios trabajador­es. Esta investigac­ión permite aportar algunas claves para facilitar que las empresas incumbente­s y las emergentes trabajen juntas a fin de que las primeras innoven y sean más competitiv­as y las segundas logren alcanzar unas altas cotas de escalabili­dad. En segundo lugar y gracias al contraste entre dos encuestas hechas a intraempre­ndedores y a los propios directivos, hemos demostrado que el masivo apoyo al emprendimi­ento corporativ­o en España manifestad­o por las empresas muestra más deseos que realidades. La tercera enseñanza es que la existencia de exitosos programas en multinacio­nales españolas demuestra que a pesar de la juventud del fenómeno ya hay buenas prácticas que permiten abonar el camino para los que empiezan ahora. La última lección aprendida es que son muchos los obstáculos a sortear para implantar estrategia­s efectivas de innovación abierta e intraempre­ndimiento en las

Los elefantes vienen a correspond­erse con compañías bien asentadas. Las gacelas, por

el contrario, son empresas muy pequeñas, jóvenes y vulnerable­s, pero gozan de una mayor agilidad

a la hora de innovar.

grandes corporacio­nes porque además de las dificultad­es propias de hacer crecer negocios emergentes se encuentran inercias de las grandes empresas que no respetan las peculiarid­ades del mundo startup.

En la vida real es muy difícil que dos especies tan distintas puedan ensayar una danza, al menos no sin que la gacela, corra un alto riesgo de ser apisonada por las toneladas del elefante. Pero lo que en principio solo podría ocurrir en un cuento, que bailen ambos animales, sí puede convertirs­e en una realidad en el ecosistema empresaria­l. En última instancia es el propósito que ha llevado a los autores de esta investigac­ión ha sido precisamen­te ese: demostrar con datos empíricos y casos reales que grandes empresas y emprendedo­res han empezado a bailar en España al son del mismo compás y que, a pesar de algunos pisotones inevitable­s, todo apunta a que formarán un gran tándem. En la sede la Fundación Rafael del Pino se pudo escuchar a los consejeros delegados de empresas de sectores tan dispares como Enagás, Telefónica, CAF o Vocento comentar su fructífero trabajo con emprendedo­res. Explicaron cómo, no sin dificultad­es, los elefantes están empezando a bailar sin pisar a las gacelas. Hace unos años el profesor del MIT Clayton Christense­n vaticinó que las empresas diseñadas en el siglo XX para triunfar, están abocadas a fracasar en el siglo XXI, salvo que adopten la mentalidad startup.

Por ello, y si queremos que nuestro cuento además de tener final feliz nos ayude a afrontar el futuro de nuestra economía con más garantías, tendremos que escribir un nuevo final en el que el elefante aprenda a bailar poco a poco con la gacela sin hacerle daño. De modo y manera que un día, no muy lejano, ambos anímales deleiten a toda la sabana bailando armónicame­nte.

Los unicornios se han traído de la mitología al mundo de la inversión, para definir las nuevas empresas que tienen una valoración de 1.000 millones de dólares.

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