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a tradición de añejar los cigarros, tabacos o puros ya torcidos comenzó en los propios consumidores o coleccionistas, quienes acumulaban tabacos en buenas condiciones de conservación y temperatura, esperando a su evolución con el tiempo. También fue práctica común en los detallistas especializados, los cuales acumulaban en sus tiendas inventarios elevados de Habanos que después sacaban a la venta como un producto aún más refinado.
Sin duda, el mercado del Reino Unido fue el que más ayudó a crear esta tendencia. En dicho mercado desde hace muchos años comenzaron a hacerse subastas de tabaco antiguo por las dos casas de subastas más importantes del país como son Christie's y Sotheby's, bien con Habanos tan vetustos como aquellos producidos con anterioridad a la Revolución cubana, o bien con Habanos producidos por marcas tabacaleras que se dejaron de producir en Cuba.
La realización de producciones limitadas en ediciones únicas (One shot), como las Jarras del Milenio realizadas por Habanos, S.A. en conmemoración del cambio de milenio o el nacimiento de las Ediciones Limitadas en el año 2000, además de fomentar el propio concepto de coleccionismo, impulsó la costumbre de dejar en reposo ciertos tabacos por el hecho de coleccionarlos, y posteriormente poder degustarlos con el paso del tiempo y observar así la evolución organoléptica de los tabacos torcidos.