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na experiencia completa con un Habano comienza por el tacto, por la solidez de su cuerpo y luego casi inconscientemente viaja hacia el olfato y se presentan en ráfagas los aromas amaderados, afrutados… se enciende el puro y su quema pareja y lenta anuncia el debut de un momento único. Un amante de Habanos no mide, ni escatima nunca, el tiempo para degustar de un buen puro.
El proceso mágico parece transcurrir en un lapso donde se detienen todas las manecillas del reloj y solo importan las sensaciones, pero realmente el tiempo pasa y con cada tercio del Habano, y eso lo sabe muy bien Zenith.
En el año 2016, la Manufactura Zenith rindió homenaje a la marca Cohiba en su 50 aniversario con un reloj que encaja a la perfección en la colección de puros con la creación de tres ediciones limitadas conmemorativas. El Primero Legend of Cohiba describió la excelencia, precisión y la maestría que unen a Zenith y Cohiba.
El trabajo en conjunto de estos dos mundos de exclusividad y tradición –los Habanos y relojes mecánicos– trae para el 2018 dos nuevas presentaciones, la del Pilot Type 20 Extra Special Cohiba Maduro 5 Edition, con una edición limitada de 50 piezas rematadas en oro rosa de 18 quilates y su versión automática el Pilot Type 20 Chronograph Cohiba Maduro 5 Edition, con 150 piezas en bronce.
El número cinco en ambos productos obedece al tiempo, en años, que deben envejecerse las hojas de capa utilizadas por la línea Maduro para que alcancen el color y sabor que los caracteriza. Vuelve, a buena hora, el maridaje de los Habanos y los relojes en función del tiempo y la exclusividad.
Dentro de las características de estos medidores de tiempo resalta que ambas ediciones están numeradas y las manillas son de nubuck marrón con forro de goma protectora, costuras especiales y hebilla de titanio en el Pilot Type 20 Chronograph Cohiba Maduro 5 Edition; y una correa de piel de cocodrilo marrón con forro de goma protectora y una hebilla de oro rosa de 18 quilates a juego en la edición especial Cohiba Maduro 5, detalles que los convierten –al igual que los Habanos– en productos de culto, lo mejor de su clase.