Donde se respira la vid
PUEDE HABLARSE DE MÁS DE UN ESTILO DE RIBERA DEL DUERO, PERO EN CADA MARCA PUEDE ENCONTRARSE UN NÚCLEO FRUTAL Y ESTRUCTURAL QUE LOS LIGA EN SU ESENCIA. CADA BODEGA BUSCA SU INTERPRETACIÓN, PERO ESO NO DESVIRTÚA LA TIPICIDAD
El éxito de los vinos de Ribera del Duero, no solo en España sino también en el mundo, ha sido analizado por expertos y entendidos en el tema. Todos se preguntan cómo es posible que en tan poco tiempo esta Denominación de Origen se encuentre escoltando la siempre primerísima Rioja. Más aun cuando ambas trabajan fundamentalmente vinos tintos con la misma variedad de uva: tempranillo. A mi modo de ver las cosas, dos errores conceptuales se ponen de manifiesto. ¿Poco tiempo? ¿El mismo tempranillo?
Cuando se habla de Ribera del Duero actual, debemos remontarnos a 1864. Fue en esa fecha cuando la implantación del estilo bordelés se puso en marcha en Bodegas Lecanda, perteneciente al territorio de Valbuena de Duero. Era una finca dedicada al cereal y a la ganadería. Junto a la tempranillo o tinto fino crece cabernet sauvignon, malbec y merlot. Eloy Lecanda produce vinos concentrados, maduros, elegantes sobre todo, distintos a los elaborados en la España de la época.
Sin embargo, a partir de 1988 la propiedad pasa de mano en mano. Es 1905 cuando Domingo de Garramiola, alias Txomin, entra y establece el mito Vega Sicilia, perecedero hasta hoy. Es en 1917 cuando se tiene referencia oficial del primer vino etiquetado con esta marca. La muerte de