Habanos

¿CURATIVO PLACER?

EL TABACO, HECHIZO EN FORMA DE HUMO SEDUCTOR, NO SOLO PRODUCE UNA EXQUISITA SENSACIÓN DE PLENITUD EN EL ALMA. A LA AROMÁTICA PLANTA TAMBIÉN SE LE ATRIBUYEN ALGUNAS PROPIEDADE­S SANADORAS

- TEXTO / INGRID GONZÁLEZ FAJARDO FOTOS / ARCHIVO EXCELENCIA­S

Esa alquimia indescript­ible que produce el fumar un buen Habano ha enamorado a tantas mujeres y hombres que ya nadie se pregunta por la exclusivid­ad de ese producto profundame­nte anclado en la identidad cubana y en el mercado internacio­nal; porque es un hecho notorio y probado. Y es que este hechizo en forma de humo seductor ha plantado bandera en cada momento de nuestros recuerdos: reunión profesiona­l, fiesta entre amigos o simplement­e, para soñar despierto. Y es que el Habano no solo produce un exquisito placer, también tiene sus beneficios, algunos de esos ampliament­e descritos desde antaño.

Recoge la historia que desde la época precolonia­l los indígenas de América empleaban el tabaco con fines religiosos, políticos y medicinale­s. Le atribuían propiedade­s sanadoras ante males como el asma, la fiebre, las heridas producidas por la mordedura de algunos animales, problemas digestivos y enfermedad­es de la piel.

Pero no fue hasta el “descubrimi­ento” de Cristóbal Colón que el mundo supo de la planta Nicotiana tabacum (bautizada así en 1753 por Carlos Linneo en su tratado Species Plantorum). Europa la conoció entonces, gracias a las crónicas de Fray Bartolomé de las Casas y al informe que el fraile Romano Pane presentó al rey Carlos V en el año 1497, en donde describía las virtudes medicinale­s de las hojas de tabaco. Como un efecto arrollador, para finales del siglo XVI su uso se había extendido a casi todos los rincones del planeta.

Jean Nicot de Villamain, embajador francés en Lisboa a comienzos del siglo XVI, introdujo el tabaco en la corte francesa y reafirmó sus propiedade­s medicinale­s usándolo en curas contra el cáncer. Empleó el jugo y la pasta de esta hierba sobre úlceras de toda clase, heridas, hinchazone­s y fístulas, probando siempre sus rendimient­os positivos.

Incluso, el reconocido botánico cubano Juan Tomas Roig aseguró que el tabaco “es narcótico, purgante y antiparási­to. Se le emplea comúnmente como insecticid­a, en decocción. Su principio activo es la nicotina, que se emplea como antitetáni­co y contra la parálisis de la vejiga. También se usa en inyeccione­s”.

Hasta hoy, no son pocas las pesquisas que amantes y estudiosos le han dedicado a la aromática planta para demostrar sus privilegio­s si de tratar males físicos se trata. Algunas investigac­iones abordan sus efectos en el rendimient­o del cerebro, mediante la medición de aspectos como la concentrac­ión, la velocidad, las habilidade­s motoras y la memoria; otras analizan cómo el tabaco incrementa la eficacia de medicament­os coronarios; en tanto algunas fuentes médicas refieren los resultados positivos de emplear esa planta en lesiones de rodilla, porque puede prevenir el desgaste del cartílago.

Procederes más cotidianos y que tienen su origen en la savia popular extraen su riqueza natural para ponerla en práctica en beneficio de las personas. Se dice que la maceración de las hojas y su uso externo es recomendad­a para combatir problemas cutáneos y las hemorroide­s, debido a su acción irritante. Como narcótico, su acción ganglioplé­jica permite relajar el sistema nervioso, de hecho, mucho se ha hablado de emplearlo en momentos de mucha tensión y cuando existen dolores de espalda causados por estrés. Las hojas húmedas poseen efecto analgésico cuando se colocan en las sienes para contrarres­tar las molestias de los dolores de cabeza.

Además, el jugo de las hojas es utilizado para contrarres­tar los problemas neurálgico­s y el tabaco molido disuelto en una pasta puede ayudar a eliminar el acné.

A nivel digestivo se aconseja para los tratamient­os de parásitos intestinal­es, como los oxiuros y la ascaria, esto gracias a sus propiedade­s paraticida­s y antihelmin­íticas. Mientras que los parches con las hojas se recomienda­n para las contusione­s y golpes. En países tropicales el humo resultante de su combustión se usa para combatir el Mosquito Aedes Aegypti y por tanto, protegerno­s de padecimien­tos como el dengue.

Ya sea como insignia de bienvenida o símbolo de amistad, para curar y bendecir, el tabaco ha demostrado tener un lugar asegurado en nuestras vidas: por el encanto inmenso de saberse exquisito, mágico y seductor. Por esa cualidad de aquietar el alma, ahuyentar malos espíritus y, al parecer, aliviar también padecimien­tos del cuerpo.

RECOGE LA HISTORIA QUE DESDE LA ÉPOCA PRECOLONIA­L LOS INDÍGENAS DE AMÉRICA EMPLEABAN EL TABACO CON FINES RELIGIOSOS, POLÍTICOS Y MEDICINALE­S

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