LABERINTO DE PA SION E S (MATEMÁTICAS)
Como artista (ilustrador, litógrafo y grabador), Maur its Cor nelis Escher (Holanda 1898-1972) probablemente no habría entrado nunca en las salas de museo alguno. Sus colegas lo sabían y él, a buen seguro, también. Un hecho que modeló su carácter, sombrío e irascible. Como matemático o científco no pasó de ser un afcionado que leía compulsivamente y admiraba a los grandes cerebros.Y, sin embargo, logró representar gráfìcamente un complejo pensamiento numérico y profundas refexiones metafísicas. Las representaciones múltiples del plano, las diversas dimensiones del Universo, la idea del infìnito, las paradojas ópticas, las ilusiones creadas por refejos y las transformaciones visuales forman un imaginario que convierte sus inquietudes sobre el espacio y el tiempo en genuino arte pop.“Sus láminas se vendieron por primera vez en un congreso de matemáticos en 1958, ya en el otoño de su vida, y a fnales de los años sesenta aparecían en discos y carteles de bandas de rock, lo que da una muestra del público heterogéneo al que siempre ha atraído”, explica Federico Giudiceandrea, comisario de una retrospectiva que han visto más de 700.000 personas en varias ciudades del mundo y que ahora llega a España. El experto y coleccionista italiano arroja luz, por ejemplo, sobre la fundamental infuencia de La Alhambra, que Escher conoció en 1936, en su obra.“Estudió con vehemencia sus teselaciones (decoraciones en plan mosaico que repiten una imagen o patrón).A partir de ese momento, dejó de dibujar paisajes y arquitectura para convertir esta técnica en la base de su arte. Llegó a crear 137 teselaciones diferentes.También analizó las simetrías y encontró 17 tipos solo en Granada (en triángulos, cuadrados y hexágonos). Entendió que la simetría es un juego con reglas”, añade Giudiceandrea, que encuentra un paralelismo entre este proceso creativo y el de las partituras de Bach, a quien el artista escuchaba constantemente.“Nos atrae el caos porque adoramos poner orden”, dejó escrito Escher. En su caso, ese orden es, cuando menos, extraño.