ARQUITECTURA DE HONOR
El último premio Pritzker coloca a RCR Arquitectes en la élite mundial del gremio. RAFAEL MONEO, único español ganador del galardón hasta ahora, explica el secreto de este pequeño estudio de Olot.
PASADO MES de marzo, el jurado del premio Pritzker, el más prestigioso de los que se conceden en arquitectura, hacía público que el galardón de 2016 recaía en RCR Arquitectes, un estudio de Olot (Girona) cuyos miembros se formaron en la La Escuela Técnica Superior de Arquitectura del Vallés y que apenas había construido más allá de su comarca. Formado por RamónVillalta, Carme Pigem y Rafael Aranda en 1988, entraba así en el Olimpo de los grandes del gremio (Philip Johnson, Oscar Niemeyer, Frank Gehry,Tadao Ando,Álvaro Siza, Norman Foster, Zaha Hadid...), justo 20 años después de que lo hiciera, en 1996, el único español que había logrado este reconocimiento hasta la fecha, Rafael Moneo. Con una retrospectiva que recorre toda su carrera en el Museo Thyssen, el momento se brinda perfecto para comentar con el maestro el trabajo de RCR y explicar el secreto de su éxito. “El hecho de que se les haya concedido el Pritzker muestra que, hoy en día, hay pocas trayectorias profesionales ocultas y que desde una ciudad como Olot puede hacerse ver un trabajo, si este tiene la calidad debida”, explica el arquitecto de Tudela. El estadio de atletismo de Olot, el restaurante Les Cols (en la misma localidad), las piscinas cubiertas de Manlleu y Taradell (Barcelona) o la biblioteca de Sant Antoni en Barcelona, amén de varios proyectos en el sur de Francia, como el Museo Soulages (Rodez), son algunas de las obras de RCR que hablan de esa exelencia. Pero, ¿cómo explica Moneo, que atesora una larga trayectoria como docente en diferentes universidades, este trabajo? “Es íntegro, radical, honesto… Trata de llegar a lo que consideran el fondo de las cosas”, responde. Entre sus principales virtudes, valora su compromiso en un tiempo en el que la palabra del cliente enturbia a menudo la flosofía del creador. “Hacen una arquitectura sin concesiones, siempre dispuesta a la renuncia a un encargo cuando no se ha conseguido involucrar a quien lo encomienda; su obra se nos presenta con una continuidad, rigor y coherencia poco frecuentes. Mantienen la lealtad a los principio arquitectónicos, que valoran sobre todo lo que consideran esencial, sea en términos constructivos o espaciales”, argumenta sobre el trío que, poco después de conocer la noticia del premio, se califcó como “lo opuesto a los arquitectos estrella”. Moneo, que abrió un camino en la arquitectura española, no percibe para el caso su huella en el trabajo de RCR: “Han sido muchos años dedicados a la enseñanza en Barcelona, Madrid y América y ello hace que, con frecuencia, me encuentre con estu-