Las EXPERIENCIAS compartidas 150
CUANDO HARPER’S BAZAAR VIAJÓ A LA LUNA era 1965. Número de abril. Ese mismo mes, pero de 1959, la Nasa había iniciado su Proyecto Mercury con la intención de poner al primer ser humano en órbita. Fue la culminación de una época de descubrimientos, de visionarios audaces que escudriñaron más allá de lo previsible y de mentes inquietas que imaginaron universos desconocidos, cambiando para siempre la percepción del mundo. La esencia, en realidad, de cualquier gran viajero. Y también la de Harper’s Bazaar.Aquel número de abril de 1965 contó con el fotógrafo Richard Avedon como editor invitado para celebrar sus 20 años de colaboración con la revista. El resultado fue un homenaje a la cultura pop que golpeaba los cimientos de lo establecido, con su exaltación de la juventud, las botas gogó, el latido de algo nuevo que estaba por llegar,“un pasaporte, en parte, a lo contracultural del ahora”, decía Avedon.Todo un viaje. El fotógrafo creó una portada inolvidable, con el rostro de la modelo británica Jean Shrimpton enmarcado en una especie de escafandra rosa, y un editorial interior ya legendario, inspirado en la carrera espacial, en el que con La Gamba lució un auténtico traje de astronauta. Nada de aquello se había hecho antes. En sus páginas, se exaltaba además la llegada de André Courrèges, mientras el diseñador y bon vivant Nicky Haslam ejercía de consultor sobre el nuevo estilo de vida que sacudía la sociedad y el escritor Tom Wolfe escribía un ensayo sobre la arrolladora cultura juvenil y el impacto que aquellos rebeldes en los que, hasta ese momento, eran la aristocracia ofcial.“Los usos sociales, han bebido de las fuentes del poder y, más específcamente, del poder ligado a la propiedad, en un estilo feudal. Desde la Segunda Guerra Mundial, la sociedad neoyorquina ha empezado a tomar como referentes no a sus dirigentes, sino a sus marginados, inadaptados, y todo tipo de fanáticos y malas madres”, relataba el padre del nuevo periodismo. Aquel fue, sin duda, otro gran paso para la humanidad.