Harper's Bazaar (Spain)

CÓMO ME LA MARAVILLAR­ÍA YO

Han tenido que pasar 75 años largos para que la primera superheroí­na del cómic tenga al fn su película propia. La muy esperada adaptación cinematogr­áfca de ‘Wonder Woman’ llevó a HARPER’S BAZA AR hasta los estudios londinense­s donde se rodó para encontrar

- Por Rafa Rodríguez

En febrero de 2016, Hillary Rodham Clinton todavía sonaba como seria candidata a la presidenci­a de los Estados Unidos de América. Nadie en su sano juicio se habría atrevido a aventurar que, apenas unos meses más tarde, el líder del proclamado mundo libre sería un misógino de manual, un genuino bad hombre capaz de unir en su enfado monumental a las mujeres no solo de su país, sino de todo el planeta, como no se había tenido noticia en décadas. Pero, por entonces, todos los indicios parecían propicios para regodearse en historias de empoderami­ento –no insistan en negar la mayor, que la RAE acoge la acepción como término de sociología política desde 2005– femenino, especialme­nte para ser mascadas y regurgitad­as como papilla ligera por la industria del entretenim­iento. Era, claro, el momento perfecto para hacer realidad la largo tiempo esperada Wonder Woman cinematogr­áfca. “Es necesario unirse a la conversaci­ón de la igualdad de género. Es algo que está sucediendo. Ahora mismo, hay una dama que aspira a ser presidenta de una de las mayores democracia­s del mundo, imagínense la escala del escenario. Aunque, para mí, no se trata de una lucha entre mujeres y hombres, de quiénes son mejores o peores, sino de simple calidad humana y de trabajar unidos”. La palabra feminismo resuena por primera vez en uno de los enormes platós de los gigantesco­s estudios que Warner Bros. posee en Leavesden, un viejo aeródromo militar reconverti­do en complejo multimedia a una hora escasa del norte de Londres, y ya estamos tirando balones fuera. Despeja de una patada Chris Pine, hundido casi hasta los reposabraz­os de su silla de tijera en esa proverbial actitud de pocos amigos que gasta cuando tiene delante a la prensa. El pequeño grupo de periodista­s europeos y asiáticos invitado por la productora/distribuid­ora a pasar el día en el set de rodaje de la que será la gran película de superhéroe­s de 2017 asiste desconcert­ado al regate que el actor estadounid­ense acaba de hacerle a su coprotagon­ista, en realidad, la estrella de la función. Porque la pregunta (cómo se representa a semejante icono feminista en el flme, teniendo en cuenta la actual coyuntura social) iba, en principio, dirigida a ella. “Estoy de acuerdo con Chris”, concede fnalmente Gal Gadot, la famante Wonder Woman, tras un carraspeo. “Como mujer y madre de una niña [ya dos, que dio a luz a la segunda el pasado marzo], es imposible que no me considere feminista.Y, desde luego, no estaría aquí si otras mujeres no hubieran abierto el camino para mí. Pero no creo que esta sea la cuestión a debatir. El problema es que suele malinterpr­etarse el concepto de feminista, la mayoría de la gente oye la palabra y piensa en mujeres que odian a los hombres.Yo soy feminista y adoro a los hombres.Y a las mujeres. A todo el mundo.Y considero que no hay mejor momento que este para contar su historia [de Wonder Woman]. En realidad, ya iba siendo hora de mostrar a un superhéroe femenino. Ella es el ejemplo de que cuantas más mujeres fuertes, exitosas y afectuosas haya, más mujeres empoderada­s habrá. No sé si me he explicado…”. Perfectame­nte. Lo último que le faltaba a la gran superprodu­cción de superhéroe­s de 2017 (149 millones de dólares de presupuest­o) es que la validara una etiqueta que es como un ensalmo espantataq­uillas. Y que pone especialme­nte de los nervios a Hollywood. No, no es casual que la adaptación de WonderWoma­n a la gran pantalla haya tenido que esperar hasta hoy. Más de 75 años desde que el cómic original presentara al personaje, una princesa amazona, raza inmortal de guerreras creada por los dioses del Olimpo para proteger a la humanidad de los desmanes de Ares, señor de la guerra (aunque, al fnal, fueran a su bola en la idílica isla de Themyscira, despoblada de varones y perdida en algún lugar del océano). De Wonder Woman, la película, se lleva hablando

desde 1996, un proyecto para el que sonaron directores y productore­s del alcance de Ivan Reitman, Joel Silver, Leonard Goldberg o Joss Whedon y estrellas del tirón (entonces) de Sandra Bullock. El caso es que el negocio cinematogr­áfco nunca las ha tenido todas consigo a la hora de confar en un vehículo de éxito conducido por féminas –como si de la teniente Ripley de Alien a la Katniss Everdeen de Los juegos del hambre, pasando por Lara Croft en Tomb Raider y Los ángeles de Charlie, los ejecutivos de Hollywood no hubieran tenido tiempo de enterarse–, un campo minado además en este género por los estrepitos­os pinchazos de Supergirl (1984) y Electra (2005).“En mi opinión, la ausencia de mujeres en la industria del cine es lo que ha frenado produccion­es de este tipo. Le ha llevado mucho tiempo ponerse al día en términos de feminismo. Siempre estaba el tema de si una mujer podía mostrarse en pantalla sexy pero a la vez violenta, si podría pelear como un hombre, cuando esa no era la cuestión. Bueno, ya va siendo hora de dejar de hablar de esto y enseñar lo que puede hacer un personaje universal como Wonder Woman”, concede al respecto Patty Jenkins, directora del flme, en un descanso del rodaje. Jenkins (California, 1971), ejemplo perfecto de cómo trata Hollywood a sus cineastas femeninas –debutó como realizador­a y guionista de la aclamada Monster, que oscarizó a Charlize Theron, en 2003 y no habíamos vuelto a saber de ella, salvo por una tv movie de dirección coral, Five, en 2011-, cuenta que llevaba ocho o nueve años detrás de un proyecto que no cuajó hasta 2015, cuando frmó fnalmente con DC Extended Universe (la división cinematogr­áfca de la factoría de cómics DC). Zach Snyder, director y productor de El hombre de acero, Batman v Superman: el amanecer de la Justicia y su próxima secuela ( La liga de la Justicia), fue quien la sentó en la silla de director.“Me gusta pensar que esta es una colaboraci­ón, una película hecha por un grupo de gente que comparte la misma visión y quiere presentar al personaje de la forma más respetuosa y, a la vez, original posible”, continúa visiblemen­te entusiasma­da. “Yo he sido desde siempre una gran, gran fan de Wonder Woman, por eso he tenido muy presente lo que William Moulton, su creador, quería transmitir con ella: fuerza, poder, pero también feminidad y compasión. En ese sentido, he tenido total carta blanca por parte de Zach para contar la historia que tenía en la cabeza”. Pues la historia no es otra que la clásica experienci­a del salto a la madurez, el rito de hacerse mayor. Olviden a la sensual glamazona que amenizó, aunque fuera brevemente, la soporífera Batman v Superman. Wonder Woman indaga en los orígenes de la amazona

“N o es cuestión de feminismo o no. Solo considero que ya iba siendo hora de mostrar a un superhéroe femenino” GAL GADOT

original, Diana, una cándida semidiosa de 5.000 años al cuidado de su madre, la reina Hippolyta (interpreta­da por Connie Nielsen, después de que Nicole Kidman se cayera del cartel), y de su tía e instructor­a en las artes de la guerra, la general Antiope (Robin Wright), que de repente se encuentra en el brete –por culpa de un hombre, claro– de salvar el mundo de los humanos, enzarzado en la Primera Guerra Mundial. “Este es el viaje de una joven que, de un día para otro, tiene que crecer. Una idealista que descubre que las cosas no son solo buenas o malas, sino bastante más complicada­s, con muchas zonas grises”, explica Gal Gadot. No hay nadie que no crea que la actriz y modelo israelí (Rosh HaAyin, 1985) estaba predestina­da al papel, al que llegó por una de esas piruetas de casting (“Como todo en mi carrera”, asegura risueña). En su currículo caben lo mismo un título de reina de la belleza (Miss Israel 2004) que varias campañas para Miss Sixty, Huawei o Gucci (es la imagen del perfume Bamboo en Oriente Medio), tres años de servicio militar (obligatori­o en su país) y un puñado de papeles secundario­s en películas como la saga Fast & Furious (entregas cuatro, cinco, seis y siete), y Criminal y Las apariencia­s engañan, estrenadas el pasado año. La de la Mujer Maravilla es su primera producción como protagonis­ta. “Creo que lo que más estoy disfrutand­o, aparte de aprender a montar a caballo, manejar la espada y dar golpes de jiu-jitsu, es poder trabajar con una mujer directora. Patty es fenomenal, sabe perfectame­nte qué quiere extraer del guion, sobre todo a niveles emocionale­s”, afrma. La escena que le toca rodar esta tarde va, precisamen­te, por ahí: el momento en el que Diana debe despedirse de su madre y abandonar el nido, el único mundo que conoce, para adentrarse en lo desconocid­o y combatir la injusticia (dilemas morales a la vista). La toma se repite una y otra vez: Gadot y Pine (el capitán Steve Trevor, náufrago en el paraíso de las amazonas que termina arrastrand­o a la princesa a su guerra… por amor), de pie frente a una enorme pantalla de croma, esperan a que Nielsen entre a caballo en escena. Créanlo: ser espectador de un rodaje no siempre es excitante. Por descontado, la realizador­a también se deshace en halagos para con su actriz: “Gal Gadot es Wonder Woman.Tiene sus mismas virtudes: es fuerte pero sensible a la vez, aguerrida pero femenina, por no hablar de su belleza. En el peor de los casos, solo tendría que decirle que se limitara a ser ella misma y ya tendría al personaje”. Entre ambas, surge inevitable­mente la alargada sombra de Lynda Carter, la Mujer Maravilla de la serie de televisión homónima de irresistib­le encanto kitsch setentero. Durante tres temporadas (entre 1975 y 1979), Carter sentó cátedra iconográfc­a en cuestión de superheroí­nas, con un escurrido atuendo muy barras y estrellas que remitía al del cómic original. Nada que ver con la nueva imagen que ha diseñado la oscarizada diseñadora de vestuario británica Lindy Hemming, cuyo moodboard en la zona de guardarrop­ía/sastrería de los estudios Leavesden abunda en referencia­s indumentar­ias de la Grecia clásica, estudios de prendas de los dioses de la mitología escandinav­a, seres fantástico­s y fotografía­s con creaciones de Alexander McQueen. “No había visto la serie hasta ahora, pero me parecen unos zapatos difíciles de calzar con propiedad”, dice respetuosa Gadot de su precursora catódica.“Yo crecí con ella y creo que era formidable. En realidad, Lynda y Gal encarnan los mismos valores”, añade Jenkins. Las tres estuvieron juntas, a fnales de 2016, en el acto que quería honrar los 75 años del personaje convirtién­dolo en embajadora de la ONU para combatir los estereotip­os femeninos y hacer frente a la discrimina­ción y la violencia contra mujeres y niñas. Más de 44.000 frmas recogidas en repulsa dieron al traste con el nombramien­to en dos meses. Échenle la culpa, sobre todo, al trajecito de marras que lucía Carter, demasiado sexual y culturalme­nte insensible para según qué países.

“G al Gadot ‘es’ Wonder Woman. Tiene sus mismas virtudes” PATTY JENK INS

Nada, en cualquier caso, que haya podido ensombrece­r el desfle triunfal del flme por las taquillas. Estrenada a principios de junio en EE.UU, WonderWoma­n ya tiene sus propios récords: con 100,5 millones de dólares facturados el fn de semana de su debut, ha pulverizad­o las marcas de machotes como Capitán América y el soldado de invierno, Guardianes de la galaxia y El asombroso Spiderman, amén de convertirs­e en la cinta dirigida por una mujer que más ha recaudado en su estreno (adelantand­o muy por la derecha a Sam Taylor-Johnson y sus 50 sombras de Grey). Y eso que está protagoniz­ada/abanderada por féminas. Para redondear la jugada, las críticas también están siendo entusiasta­s. Lo profetizab­a Patty Jenkins hace ahora casi año y medio, en un plató de Leavesden: “Creo que es la película de superhéroe­s que la gente está esperando.Tiene emoción, tiene humor, tiene romance y tiene a un montón de mujeres peleando como mujeres, no como hombres. Porque no se trata de repartir puñetazos, sino de combatir en equipo, juntas, con tanta destreza como inteligenc­ia.Y eso es muy poderoso”. Alguien dijo que en el cómic original siempre ha habido algo de subversión de las reglas del patriarcad­o (no olvidemos que su creador,William Moulton Marston, además de psicólogo e inventor, era un feminista convencido), un matiz del que quizá adolezca su versión cinematogr­áfca. Aunque para Gal Gadot, el mensaje que debe prevalecer es otro:“Para mí, se trata de invocar a ese héroe interior que está dentro de cada uno, si queremos construir un mundo mejor. Hay tantas mujeres maravilla ahí afuera… Madres, trabajador­as, enfermeras… Cada mujer es una wonder woman”. Puede que en Leavesden no haya vuelto a sonar la palabra de marras que empieza por f, pero el paso de Diana, la princesa amazona, y su séquito de guerreras por los estudios ya está dando sus frutos.Algún prohombre del mundo libre quizá debería empezar a correr.

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 ??  ?? De arriba abajo, Gadot junto a Connie Nielsen (centro) y Patty Jenkins (abajo) en varios momentos del rodaje, que también tuvo lugar en el sur de Italia. En noviembre de 2016 volvieron a filmarse algunas escenas, cuando la protagonis­ta ya estaba...
De arriba abajo, Gadot junto a Connie Nielsen (centro) y Patty Jenkins (abajo) en varios momentos del rodaje, que también tuvo lugar en el sur de Italia. En noviembre de 2016 volvieron a filmarse algunas escenas, cuando la protagonis­ta ya estaba...
 ??  ?? Para interpreta­r a la princesa amazona, la actriz israelí, de 32 años, se sometió a una dura rutina de ejercicios con la que ganó siete kilos.
Para interpreta­r a la princesa amazona, la actriz israelí, de 32 años, se sometió a una dura rutina de ejercicios con la que ganó siete kilos.
 ??  ?? Chris Pine (el capitán Steve Trevor) y Gal Gadot (Wonder Woman, alias Diana Prince como civil), en el set de los estudios Leavesden, a las afueras de Londres.
Chris Pine (el capitán Steve Trevor) y Gal Gadot (Wonder Woman, alias Diana Prince como civil), en el set de los estudios Leavesden, a las afueras de Londres.
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A la izda., la actriz Gal Gadot, en el estreno de Batman v Superman: el amanecer de la Justicia, el filme que presentó en sociedad a la Mujer Maravilla en 2016.
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Marcella Maia, caracteriz­ada como amazona, en un descanso del rodaje en los estudios londinense­s.

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