MISTER KADEL
Cultiva un estilo visual poderoso y un aura de misterio personal. Autor de nuestro proyecto especial con Amber Valletta y Angela Lindvall, el fotógrafo estadounidense GREG K ADEL desvela su proceso creativo a HARPER’S BAZA AR.
CASI TODAS LAS HISTORIAS de los grandes de la fotografía comienzan con un crío curioso despertando al mundo cámara en ristre. La de Greg Kadel no es una excepción, aunque apenas haya trascendido. “La primera que tuve fue una Pentax Spotmatic de 35 mm, un regalo de mi padre. Fue él quien me enseñó a cargar la película y a medir la luz con el fotómetro. Todavía la conservo, signifca mucho para mí”, revela a Harper’s Bazaar. La crónica ofcial de este misterioso estadounidense de Philadelphia lo sitúa ya estudiante en la Universidad de Long Island cuando la fotografía se cruzó en su camino y le hizo desviarse de su interés original por la biología marina. Se dice que, entonces, se pasó al arte.“Lo que sucedió fue que me metí en un curso de fotografía conYoshi Higa, un maestro extraordinario y, además, amigo”, apunta esclarecedor. Reverenciado profesor de artes visuales en el Southampton College de la universidad neoyorquina, el fotógrafo japonés lo acogió bajo su ala y le abrió defnitivamente los ojos: “Fue toda una inspiración. Con él empecé a pasar mi tiempo en la oscuridad del cuarto de revelado, me enseñó cómo procesar e imprimir mis trabajos y me descubrió la obra de fotógrafos como Eikoh Hosoe.Al fnal de mi primer año con él, me llevó a Japón para formar parte de una exposición en el Museo de Fotografía de Nara”. Fiel a su aura impenetrable, Kadel no proporciona fechas. Pero desde aquella seminal muestra nipona, a principios de los noventa, su leyenda no ha parado de crecer, cimentada en la moda y con innumerables referencias tanto en las principales cabeceras del sector como en campañas, de Hermès a Loewe, pasando por Louis Vuitton, Valentino, Salvatore Ferragamo y H&M.“Siempre he entendido la fotografía de moda como una forma de arte. Lo sentí en cuanto vi In The American West de Richard Avedon, una serie de retratos artísticos maravillosos, pero que también destilan moda.Y cuando pasa eso no me puede gustar más”, concede.Así ha forjado un estilo visual característico que apela por igual al clasicismo y a la modernidad, aflado en blanco y negro, saturadamente sublime en color.“Ahora cualquier cosa es susceptible de manipulación, pero al fnal, todo depende de ponderar tus decisiones mientras sujetas la cámara, se trate de un retrato informal e íntimo o de una sesión larga y minuciosamente preparada”, expone.“En cualquier caso, lo que sé es que quiero que mis imágenes sean potentes y bonitas”. Colaborador habitual de la factoría de experimentación visual británica ShowStudio y editor de su propia revista, Let’s Panic, el fotógrafo asegura no distinguir entre trabajos personales y comerciales. Una flosofía que queda patente en el proyecto especial desarrollado en las páginas anteriores, en el que despliega su visión única de la moda junto a AmberValletta y Angela Lindvall.“Son dos fguras legendarias y por eso, saben exactamente lo que tienen que hacer”, cuenta sobre sus sesiones con ambas.“Te hacen sentir cómodo con esa confanza y disposición que despliegan en el estudio, de manera que todo fuye con suavidad.Y, además de bellas, son divertidas”. ¿Qué cómo le gustaría ser recordado? “Bueno, crear arte y hacer fotos es una buena manera.Tu obra siempre tendrá una vida propia”.