Harper's Bazaar (Spain)

TRINIDAD

- Por Laura Pérez. Fotografía de Félix Valiente. Estilismo de María Vernetta

Una pequeña obra de teatro de amigos se acaba convirtien­do en una gran película. Sus directores, JAVIER AMBROSSI y JAVIER CALVO, y su protagonis­ta, MACARENA GARCÍA, hablan del gran milagro de ‘La llamada’.

Esto es más grande que lo de Fátima, es mayor que lo de Lourdes!” grita Belén Cuesta vestida de monja en una escena de La llamada. Desde luego que lo es. Un auténtico milagro. De los grandes. Si en 2013 hubieran dicho a los actores Javier Ambrossi y Javier Calvo, metidos a guionistas y directores, que esa gamberrada que habían escrito y representa­ban en el hall del Teatro Lara con la hermana del primero, la actriz Macarena García, y una panda de amigos que no esperaban ni cobrar, se iba a convertir en lo que se ha convertido, habrían necesitado mucha fe para creerlo. Aquella función se representa­ba una noche tras otra con unas colas en la puerta que llegaban hasta la esquina de la calle. La historia de un campamento de colegio de monjas donde a una chica descarriad­a se le aparece Dios cantando temas de Whitney Houston, tomó dimensione­s de fenómeno y cuatro años después, sigue colgando el cartel de no hay localidade­s ante un público que canta, baila y recita los diálogos desde el patio de butacas. Pero esto es solo una parte del milagro. Lo más increíble es que, siguiendo la estela de musicales como The Rocky Horror Picture Show o Hedwig and the Angry Inch, que empezaron como teatro undergroun­d y acabaron siendo películas icónicas, La llamada se ha convertido en una película que, más que probableme­nte, dejará huella en muchos. La euforia que los directores y la protagonis­ta de ambas tratan de domar está más que justifcada. Ellos, al principio, no se veían muy capaces de llevar a cabo semejante empresa. De hecho, cuando el productor Enrique Lavinge (que se presentó a la salida del teatro para conocerlos en persona y, de paso, comprar todo el merchandis­ing de la obra) les planteó la idea de llevar ‘aquella festa’ al cine, ellos empezaron a pensar en quién podría hacerlo. Hasta que se dieron cuenta de que tenían que ser ellos. Eran los padres de la criatura y no iban a darla en adopción. “No hay nada que me guste más que una primera película con tanta energía”, apostilla Lavinge, que es un peso pesado del cine español y de esto sabe un rato. Habían practicado antes con esa otra irreverenc­ia que es la webserie Paquita Salas, todo un acontecimi­ento viral, pero no tenían mucha más experienci­a con la cámara. Aún así, al ruedo. “Ha sido un proceso largo. Había que coger una obra de teatro que en cuatro años han interpreta­do ya varios actores, analizar los chistes que funcionaba­n y valorar si lo seguirían haciendo, decidir si se respetaban o no, eliminar unas cosas y añadir otras. El cine es otro lenguaje”, explica Javier Ambrossi. “Además, existe la dificultad de enfrentars­e a una audiencia que no solo ha visto la obra, sino que, en muchos casos, lo ha hecho varias veces, por lo que alterar demasiado el contenido podía resultar conflictiv­o”, añade Javier Calvo. También han tenido que lidiar con difcultade­s técnicas (“aquí ya no vale una tela y un foco”, admiten) y pelearse por la fnanciació­n que requiere una gran producción de cine, algo a lo que jamás se habían enfrentado cuando trabajaban con su espíritu amateur. Por momentos temblaron, pero recurriero­n a su viejo grito de guerra, que no entiende de difcultade­s:“Lo hacemos y ya vemos”. De hecho, han bautizado con este nombre a la productora que han creado para sacar adelante el proyecto. No podían haber elegido otro mejor.

Mi hermano me contó en casa de mis abuelos que estaban escribiend­o una obra sobre una chica que veía a Dios. Nunca tuve duda de que saldría adelante, ni de que yo estaría ahí. Es el proyecto de mi vida

Una de las primeras personas que vio La llamada terminada fue su ídolo, Pedro Almodóvar: “Habéis tenido muchísima suerte con las actrices que tenéis. Porque uno puede escribir la locura que quiera, pero ahí tiene que estar un grupo de actrices dando la cara, haciendo el texto divertido, emocionant­e y creíble”. Pocos lo saben tan bien como él. “La película son ellas”, coinciden ambos. Y, por supuesto, Macarena García, que ha visto crecer a la criatura desde incluso antes de nacer. “Recuerdo cuando mi hermano me contó en casa de mis abuelos que estaban haciendo una obra de teatro sobre una chica que veía a Dios. ¡Al principio hasta se iba a quedar embarazada como la Virgen María! Son tan geniales que nunca tuve duda de que aquello saldría adelante, ni de que yo estaría ahí. Es el proyecto de mi vida”. Ella fue durante dos años la protagonis­ta de la obra de teatro (después la sustituyó Claudia Traisac) y ahora lo es también de la película. “Nos hemos hecho mayores con esta obra, hemos cambiado con ella. En cuatro años, a mi edad (tiene 29), suceden muchas cosas, se aprende mucho”. Entre ellas, ganar un Goya por Blancaniev­es, que dedicó públicamen­te a su hermano, y rodar películas como Palmeras en la nieve o Todos están muertos. “Esta historia se escribió para ella como un regalo de amor”, confesa Ambrossi. Calvo va más allá: “Su opinión es muy importante. Es la primera a la que enseñamos lo que hacemos porque tiene mucho criterio y un gusto más sofsticado que nosotros, que nos encanta una chachada. Ella es un fltro fundamenta­l”. Como en toda película, el proceso de preproducc­ión resultó, lo que se dice, un parto. “Llegó un momento en el que nos planteamos que no se podía sacar adelante ahora y habría que esperar un año o dos. Fui muy frme: era ahora o nunca. Por una cuestión física –las actrices no vamos a poder seguir interpreta­ndo a estas adolescent­es– y por algo emocional –hay que pasar página–”, confesa la actriz. Una vez más, lo hicieron (y luego vieron). Se fjaron en el cine religioso de Andréi Tarkovski, la Juana de Arco de Luc Besson, en musicales punk como Spring awakening y, sobre todo, en el género teen de los años noventa, como Amigas para siempre o Mi chica. “Queríamos hacer una película como esas que veíamos cuando éramos adolescent­es una y otra vez en VHS, aunque suene pretencios­o”, conceden. Pero el resultado es, reconocen, todavía mejor de lo que habían soñado. “Durante el rodaje teníamos miedo al tono. En el teatro escuchas al público y eso te guía, pero en un set, no tienes ningún feedback ni jaleo alrededor, y empezó a salir algo más serio e intimista”, afrma Calvo. “El público es muy mal director porque si ríe, las actrices interpreta­n que lo están haciendo bien, pero cuando hay emoción hay silencio, y eso también es valioso”, añade. “Nos parecía que nos estaba quedando un dramón, mucho más contenido que la función, pero lo hemos dejado crecer y fluir a su manera hasta que la película ha encontrado su propia voz.Va a ser diferente, pero mantiene ese mensaje tan poderoso que es lo que subyace en La llamada, detrás de tanto delirio y surrealism­o: que la libertad es lo más bonito que tenemos en la vida y que todos tenemos derecho a elegir nuestro camino”.

La Llamada se estrena el 29 de septiembre en el 65 Festival de Cine de San Sebastián y, ese mismo día, en salas.

Queríamos hacer una película como esas que veíamos cuando éramos adolescent­es una y otra vez en VHS. Aunque suene pretencios­o JAVIER AMBROSSI

 ??  ?? Javier Ambrossi, con camisa denim de SPRINGFIEL­D, pantalón vaquero de H&M, botas de cuero de CLARKS. Javier Calvo, con camisa vaquera de POLO RALPH LAUREN, pantalón vaquero de BLAUER, botín de cuero de HERMÈS. Macarena García, con camisa camisa denim...
Javier Ambrossi, con camisa denim de SPRINGFIEL­D, pantalón vaquero de H&M, botas de cuero de CLARKS. Javier Calvo, con camisa vaquera de POLO RALPH LAUREN, pantalón vaquero de BLAUER, botín de cuero de HERMÈS. Macarena García, con camisa camisa denim...

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