8 cosas que no sabías DE GALA DALÍ
Ha pasado a la historia como la musa de Salvador Dalí pero… ¿quién era GALA? La escritora MONIKA ZGUSTOVA ha dedicado años a una investigación sobre ella que publica con el título ‘La intrusa’ y donde desentraña a esta mujer.
1 «Tenía un sentido de la libertad
mayor que el de muchas de las mujeres más avanzadas de la actualidad, pese a que empezó a vivir su vida hace casi 100 años. A los 18 conoció en un sanatorio en Suiza a un jovencito con cierta inclinación por la poesía. Se enamoraron y por insistencia de ella, él empezó a escribir más y más, hasta que se convirtió en el gran Paul Éluard que conocemos hoy. A los 20 años ella atravesó una Europa en guerra desde Rusia hasta París para reunirse con él. Sabía muy bien lo que quería y lo perseguía».
2 «Estaba casada con Paul Éluard
cuando conoció a Dalí. Ya había tenido un romance con el pintor Max Ernst, del que su marido estaba al tanto. Gala fue con Éluard y otros surrealistas a Cadaqués para conocer a Dalí, porque un galerista parisino quería organizar una exposición sobre él. En su primer paseo por los acantilados ella le dijo: ‘Mi niño, no nos vamos a separar nunca’. Y acabaron viviendo juntos toda su vida. Dalí había mantenido una historia de amor con García Lorca y no tenía muy clara su sexualidad hasta que con ella empezó a vivir una historia de amor y sexual muy plena».
3 «Dalí dependía totalmente de su juicio,
como le sucedía a su anterior marido, Paul Éluard. Una noche iban a salir al cine con amigos y antes comieron un camembert bastante deshecho. Él se acabó quedando en casa porque tenía un cuadro en la mente y se marchó ella. Cuando volvió, corrió a ver eso tan distinto que le había surgido a él de pronto y resultó que eran los relojes blandos, que nunca había hecho antes. Se inspiró en el queso. Cuando Gala lo vio ella dijo que marcaría una nueva etapa en la pintura de Dalí y así fue, la de los objetos blandos».
4 «Sus opiniones políticas
sobre la Revolución rusa y lo que ella entendía que eran entonces las izquierdas y las derechas infuyó mucho en Dalí y en sus declaraciones posteriores. Su infancia en Moscú, muy cultivada e infuida por el arte y el pensamiento, es importante para entenderla en su vida adulta».
5 «Es una mujer mal vista entre los hombres,
incluidos los artistas. Es por puro machismo, porque las mujeres que han escrito sobre ella la ven con otros ojos, pero ellos, periodistas, artistas o directores de cine, han hablado de ella como si fuera una bruja que llevó a Dalí por el mal camino, cuando fue todo lo contrario. Gala ayudó a los tres artistas con los que estuvo».
6 «Se sintió una intrusa siempre,
ya desde el balneario suizo donde estuvo en su juventud se sintió así porque todos estaban acompañados menos ella, eran de Europa occidental y ella rusa… Entre los surrealistas también se sintió intrusa hasta porque era una mujer enigmática, le gustaba más escuchar que hablar y no fue muy comprendida. Se sintió rechazada por la familia de Dalí, que lo protegía mucho. Llegó ella y de pronto lo puso todo patas arriba, creó una especie de caos y el padre del pintor le echó de casa y su hermana Ana María se alejó».
7 «Al principio odiaba España,
desde el primer momento en que llegó a Cadaqués, en 1929. Ella era una parisina, una urbanita muy sofsticada y la Costa Brava de los años veinte no tenía nada que ver con esa sofsticación y refnamiento de la Costa Azul o la costa de Biarritz o los grandes centros de veraneo en Suiza. Gala al principio pensaba que estaba muy por debajo de su nivel tener que rebajarse a estar ahí, pero Dalí le llevó a cambiar de opinión. Era una mujer romántica y muy apasionada que estuvo dispuesta a malvivir en Portlligat, sin agua ni luz, donde llegó a enfermar, con tal de estar con él».
8 «Se llevaba fatal con Luis Buñuel,
no conectaban en nada, eran totalmente distintos. Por eso el pintor y el cineasta dejaron de colaborar. Hicieron su segunda película juntos cuando ella ya había aparecido, pero nada más después. Gala cambiaba los ambientes y los hombres con su mera presencia, a pesar de que era muy tranquila. Leía mucho, por eso sabía tanto de escritura, como sabía de técnica de pintura, la técnica de la luz, los colores… Leía un libro al día o más, le encantaba estar sola y leer. Cuando Dalí pintaba ella era su primera crítica, incluso Paul Éluard, una vez que ya no estaban casados, seguía enseñándole sus poemas antes de publicarlos. Era una mujer fascinante».