BRADLEY, QUIERO SER ARTISTA
Hay historias, como los mitos, que podríamos oír una y mil veces. ‘Ha nacido una estrella’ es una de ellas. Cualquier día te descubren a ti.
GEORGE CUKORTIENE LA CULPA.En 1932, el cineasta orquestó una historia sobre una joven camarera que sueña con triunfar en el cine y lo consigue gracias a un actor alcohólico en franca decadencia. Aquella película se llamó Hollywood al desnudo y no tardó en tener su propio remake, rebautizado Ha nacido una estrella, Oscar al Mejor Guión Original en 1937. No sería la única versión. En 1954, el propio Cukor (My Fair Lady, Historias de Filadelfia) ofrece otra vuelta de tuerca sobre el mismo melodramón con dos de las estrellas del momento, Judy Garland y James Mason; y en 1976, en plena explosión del love and peace, será el cineasta Frank Pierson (Tarde de perros) quien reconstruya la historia con dos de los guapos del momento: Barbra Streisand y Kris Kristofferson. Hoy, 86 años después, la historia vuelve a resucitar de la mano de un Bradley Cooper (Resacón en Las Vegas) empeñado en demostrarle al mundo que, además de actuar dignamente y estar buenorro, también sabe ponerse tras la cámara. Lady Gaga, la antes conocida como Stefani Joanne Angelina Germanotta, ejerce a sus 36 años de cantante en bruto pendiente de ser pulida y avanza en su férreo propósito personal de despojarse de todos los artifcios sobre los que ha construido la primera parte de su gran carrera musical. Cooper, de 43, se reserva el papel de protagonista alcoholizado y da forma a una película entretenida y digna –a la que le sobran 20 minutos de metraje–. Que triunfe el amor.