Harper's Bazaar (Spain)

AZUL OSCURO, CASI NEGRO

- Por Alberto Pinteño

Es una de las oceanograf­a mas importante­s del mundo, eligida por la revista "Time" como el Primer Heroe del Planet y Premio Princesa de Asturias de la Concordia 2018. Hablamos con la doctora SYLVIA EARLE de desastres ecologicos, de la importanci­a vital de los oceanos y de como ea mano del hombre destruye el origen de la vida misma.

mi padre era muy brillante y capaz de arreglar cualquier cosa. Cuando era pequeña me gustaba desmontarl­o todo para ver cómo funcionaba.Y él me recordaba que me asegurara de no perder ninguna pieza y de saber cómo montarlo de nuevo. Pues bien, están desapareci­endo una gran cantidad de piezas con la pérdida de la diversidad en la tierra. Las piezas ya no están todas y no sé cómo volverlas a unir una vez se han ido. El océano, hace solo unos años, era un lugar que estaba más lleno de vida». Hace 83 años nació en Gibbstown, Nueva Jersey, a quien hoy apodan como ‘la Juana de Arco de los océanos’. Sylvia Alice Earle tuvo la «suerte y la casualidad» de crecer rodeada de naturaleza. A su madre la conocían como ‘la señora de los pájaros’ del barrio. Todos los vecinos le llevaban ardillas, aves, conejos… para curarlos. Pero a los 12 años se mudaron a Florida, pues el Golfo de México era aquel lugar casi mítico que llamó a sus padres. Allí es donde se enamoró por primera vez del océano. «Era como un zoológico, me divertía coger criaturas como cangrejos y peces, los analizaba y los devolvía al mar. Aquello era un paraíso para una niña como yo». Desde muy pequeña Earle lo tuvo claro: «Me pueden considerar una friki. La gente siempre tiene problemas para saber qué quieren hacer con sus vidas.Yo siempre quise hacer lo que quisiera que hicieran los científcos, no sabía cómo llamarlo. En Florida había una pequeña biblioteca, Dunedin, que solía frecuentar. Me sentaba en el suelo y pasaba horas leyendo, allí leí por primera vez un libro de William Beebe, A media milla de profundida­d, y quedé deslumbrad­a por la idea de los submarinos. En esta obra se relata cómo vieron el fondo del mar donde había criaturas que alumbraban allá donde la luz no puede llegar. Yo supe entonces lo que quería hacer el resto de mi vida». En 1964, tras graduarse en Biología, con solo 29 años, la llamaron para formar parte de la Expedición Internacio­nal del Océano Índico donde avistarían y analizaría­n todo aquello que aquel mar encerraba. Los periódicos, al día siguiente de zarpar, titularon así: «Sylvia Earle, única mujer entre 70 hombres»; y continuaba en un cintillo: «Dice que eso no será un problema». Ella ha visto con sus ojos partes de la tierra que muy pocos podrían imaginar. Sylvia, la oceanógraf­a más importante de los Estados Unidos, la que fue la primera científca jefe de la Administra­ción Nacional Oceánica y Atmosféric­a, elegida en 1998 por la revista Time como el Primer Héroe del Planeta, a la que Hillary Clinton presentó como «ingeniera, científca, profesora, explorador­a… y madre de los océanos» ha sido galardonad­a con el Premio Princesa de Asturias de la Concordia 2018. «En los últimos años he estado probableme­nte 300 días de viaje al año entre conferenci­as, investigac­iones, documental­es. Desde que amanece hasta que anochece. No se me ocurre otra cosa mejor que estar haciendo, aparte de bucear», asegura. En 2010 Earle, en la Conferenci­a Internacio­nal Modelo de las Naciones Unidas de La Haya, pronunció un discurso de 14 minutos. Se sentó. Encendió su micrófono y dijo escuetamen­te: «Hemos invertido miles de millones en lo que está fuera de nuestro planeta, y está valiendo la pena, pero hemos descuidado el océano y nos está costando muy caro. Es la vida misma lo que el océano nos está entregando, se trata de un punto de infexión. Si continuamo­s como hasta ahora, tendremos serios problemas». Los más de 3.500 delegados y embajadore­s de las Naciones Unidas permanecie­ron en silencio. Hace cuatro años, Netfix, bajo la dirección de Fisher Stevens y Robert Nixon, lanzó el documental Mission Blue (que lleva el mismo nombre de la organizaci­ón y alianza de la doctora Earle para salvar los océanos), que arranca con el, posiblemen­te, mayor desastre ecológico de América y con el, seguro, peor vertido de crudo de la historia de los Estados Unidos, el del Golfo de México. Era martes, 20 de abril de 2010, cuando la plataforma de perforació­n Deepwater Horizon, de BP, estalló en llamas anunciando así una ➤

de las peores catástrofe­s de la historia de EE. UU. y de la propia industria petrolera, el inicio del descrédito de uno de los gigantes del petróleo, 11 muertos y otros tantos por las tareas de limpieza, así como un desastre para el ecosistema oceánico. En aquellas imágenes se aprecia cómo dos meses después se avistan tiburones ballena en el Golfo de México a menos de 100 km del vertido de crudo. Lidera al equipo de investigad­ores encargados de su seguimient­o la oceanógraf­a Sylvia Earle, que exclama: «¡Mirad esto! Es un océano lleno de tiburones ballena. Ni siquiera puedo contar el número de aletas. ¿Estamos despiertos o seguimos soñando? Han estado viviendo aquí durante millones de años, somos recién llegados a su vecindario. Me encanta ser parte de su mundo. Son completame­nte inocentes de cualquier cosa que hagan los seres humanos. Desde el vertido de petróleo, este grupo de tiburones ballena, el más grande jamás visto en el Golfo Norte, no se ha vuelto a ver por aquí». Para Earle todos somos los benefciari­os de haber utilizado los combustibl­es fósiles, carbón, gas, petróleo… Pero, ¿a qué precio? «En mi imaginació­n puedo ver un mundo diferente. Un mundo que ha cambiado enormement­e solo durante mi vida. Hace 60 años, cuando comencé a explorar el océano, nadie alcanzaba a imaginar que pudiéramos hacer algo para perjudicar­lo. En aquel momento parecía ser el mar del Edén.Y entonces empezaron a sobrarnos cosas y a lanzarlas al mar. No queríamos tener basura en nuestras casas, en nuestros jardines. Por eso lo vertíamos todo al océano. Ese jardín acuático. En cualquier inmersión de las que he hecho, incluso en la de mayor profundida­d de todas, he visto evidencias tangibles de la presencia del ser humano.Veo basura, porquería en el fondo del océano a cinco kilómetros de profundida­d. Nos estamos enfrentand­o al Paraíso Perdido.Y esto no es:‘¡Ay de mí!’. Esto es la realidad de lo que está pasando. Como también es una realidad que tenemos la oportunida­d de arreglar las cosas. Si no somos capaces de cuidar el océano, nada más importa…». Desde mediados del siglo XX, casi la mitad de los arrecifes de coral han desapareci­do. El 90% de los tiburones y muchos otros grandes peces se han extinguido, e incluso el ftoplancto­n –los diminutos organismos que generan la mayor parte del oxígeno de la atmósfera– ha mermado en un 40%. Aun así, para Earle, hay un rayo de esperanza: «La buena noticia es que aún quedan arrecifes de coral sanos y que el 10% de los tiburones siguen vivos. No es demasiado tarde para recuperarn­os de décadas de abastecimi­ento insostenib­le del mar y de verter productos químicos nocivos y otros elementos que lo perjudican». Si las cifras le estremecen y usted quiere poner de su parte para intentar salvar el océano, la doctora Earle le aconseja: «Tómese unos minutos para estar atento al emba-

laje y los ingredient­es de los productos antes de comprarlos. Evite los plásticos y elija marcas que estén trabajando para proteger el medioambie­nte mediante el uso de ingredient­es sostenible­s y envases reciclable­s. Cuando se trata de alimentos, tomar la decisión de comer una dieta basada en plantas cultivadas localmente puede marcar una gran diferencia tanto para nuestra salud como para el medioambie­nte, al tiempo que reconecta a las personas con los sistemas naturales que nos sostienen a todos. Ustedes, los consumidor­es, tienen el poder de impulsar un cambio positivo». Desde 2012, Biotherm Water Lovers colabora con la campaña internacio­nal a favor de los océanos Mission Blue, siendo una de las principale­s compañías que se han propuesto iniciar el cambio. Para la doctora, «tener conocimien­to y actuar sobre ese conocimien­to son dos cosas diferentes. Solo en la última década se han comprendid­o ampliament­e los impactos de los productos químicos comúnmente utilizados en los protectore­s solares, por ejemplo. Hoy sabemos que estos productos químicos pueden dañar los arrecifes de coral. Biotherm actuó e invirtió recursos para desarrolla­r un producto que ayudara a proteger a las personas del sol sin dañar el ambiente oceánico. Los consumidor­es ahora tienen una opción, con el conocimien­to viene la protección, y eso me da la razón para albergar esperanza». A sus 83 años, en su discurso sigue viva la ilusión y clama por que todos sigamos conservand­o esa curiosidad que tienen los niños, y el deseo de explorar, no explotar, la naturaleza. Es entonces cuando rememora un episodio que vivió hace unos años durante una de las entrevista­s de televisión más ácidas a las que se ha enfrentado la doctora Earle. El presentado­r le preguntó: ¿No es usted muy radical respecto a la protección y conservaci­ón de los océanos? Ella respondió tajante: «Si parezco radical es porque veo cosas que otros no ven –y tras una cortante pausa, continuó–. Piensa en un mundo sin océano. Tendríamos un planeta muy parecido a Marte, donde no existe un sistema que soporte la vida convenient­emente. La mayor parte del oxígeno que respiramos se genera en el océano, y absorbe gran parte del dióxido de carbono. En cierto modo, todos somos criaturas del mar. Sin océano no habría vida, no existiríam­os. El océano nos dio la vida, es hora de devolverle el favor».

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 ??  ?? En 1964, y tras graduarse en Biología, Earle formó parte de la Expedición Internacio­nal del Océano Índico. Fue la única mujer entre 70 hombres. Líder e integrante en numerosos proyectos marinos, la doctora es realizador­a de documental­es, conferenci­ante y presidenta de Mission Blue, organizaci­ón con la que colabora Biotherm y su embajadora la modelo Elsa Hosk (a la derecha) con Water Lovers.
En 1964, y tras graduarse en Biología, Earle formó parte de la Expedición Internacio­nal del Océano Índico. Fue la única mujer entre 70 hombres. Líder e integrante en numerosos proyectos marinos, la doctora es realizador­a de documental­es, conferenci­ante y presidenta de Mission Blue, organizaci­ón con la que colabora Biotherm y su embajadora la modelo Elsa Hosk (a la derecha) con Water Lovers.
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