David Lynch en las distancias cortas
El director estadounidense DAVID LYNCH vuelve a ser protagonista por una serie de retratos eróticos femeninos que pueden verse en Berlín hasta mayo. HARPER’S BAZA AR se encuentra con él en entrevista exclusiva.
En un universo tan estrambótico como el de Hollywood, David Lynch (1946, Montana, EE. UU.) pasa por ser el bicho (más) raro. Y es que el director de Twin Peaks goza de un respeto reverencial por parte de la crítica, pero sus crípticas cintas suelen dejar más enigmas que certezas.Vamos, que la mayoría de los mortales sale del cine con la íntima sensación de no haber entendido nada, pero asegurando que se acaba de enfrentar a una nueva obra maestra del autor de clásicos modernos como Cabeza borradora (1977), Terciopelo azul (1986), Carretera perdida (1997) o Mulholland Drive (2001). Pero el singular cineasta es además pintor, escritor, diseñador, músico y fotógrafo. Esta última faceta artística es la protagonista de Saul Leiter. David Lynch. Helmut Newton: Nudes, la exposición a tres bandas recién inaugurada en la Helmut Newton Foundation berlinesa (que se podrá visitar hasta el 19 de mayo) y que supone la primera presentación dedicada en exclusiva al género de desnudos en la histor ia de esta institución situada al lado de la mítica estación de Zoologischer Garten. Lynch, que hace escasos meses sorprendía con Espacio para soñar (2018), una autobiografía escrita junto a la periodista Kristine McKenna (y dedicada al desaparecido gurú indio Maharishi MaheshYogi, fundador de la Meditación Trascendental, de la que es seguidor desde hace décadas), siempre ha sido un tipo solitario reacio a las entrevistas. Una norma que rompe en contadas ocasiones, como en este caso, para hablar de su presencia en la muestra de la capital germana, en la que se citan tres de los fotógrafos de desnudos más infuyentes del siglo XX. «Necesito estar ocupado. Nunca fui un afcionado al cine ni me gustó salir. De hecho, solo disfruto haciendo películas y trabajando», asume el realizador ante su fama de workaholic. El autor de Inland Empire (2006) cumplirá 73 años este 20 de enero, pero aún recuerda sus primeros pasos como retratista afcionado con una Kodak Brownie entre las manos «fotografando a una chica guapísima desde la ventana de un autobús».Y continúa: «Cuando terminas cualquier obra, la gente quiere que luego hables sobre ella.Y eso es casi un crimen. Una película o una foto tienen su propio lenguaje y no veo correcto tratar de decir lo mismo con palabras. Si intentas traducirlo, se va a perder la magia. Por eso los magos no cuentan cómo hicieron nada». El que sí entra al trapo es Matthias Harder, comisario jefe de la Helmut Newton Foundation. «Las películas de David Lynch son más complejas, llenas de niveles misteriosos y desconcertantes –apunta–. En contraste, su fotografía es pura y condensada. A medida que se concentra en los detalles de las mujeres desnudas, reduciéndolas a torsos abstractos, toma la parte por el todo, aunque tampoco aquí las mujeres pueden ser desentrañadas totalmente. Sus desnudos son tan enigmáticos como sus flms y desprenden una sensación de intimidad y una fsicidad casi táctil». En el altar del director estadounidense se encuentran nombres como «Diane Arbus, Cindy Sherman, Joel-Peter Witkin y la mayor parte de los miembros de la agencia Magnum».Y, claro, también tiene palabras amables para el fallecido Helmut Newton, con el que ahora comparte exposición y que lo inmortalizó en 1988 en Los Ángeles junto a Isabella Rossellini, cuando eran pareja. «Recuerdo que fue muy sencillo colaborar con él. Era un ser humano accesible, bueno y lleno de entusiasmo por su trabajo», asegura antes de diseccionar las diferencias entre fotografía analógica y digital. «Ambas tienen una calidad que no se puede comparar. La película fotográfca es maravillosa, pero el mundo digital también puede ser muy hermoso.Tan solo es diferente». Las 25 obras de Lynch que ahora se muestran en gran formato fueron realizadas entre Lodz (Polonia) y su residencia en California y se publicaron por primera vez en Nudes (2016), un libro auspiciado por la Fondation Cartier parisina. Un buen punto de partida para cualquier fotógrafo amateur con tendencias voyeuristas, para el que el realizador tiene un último consejo: «Sal y dispara a lo que te guste. No hay nada más. Eso sí, una foto siempre tiene que emocionar a un nivel muy profundo».
«S al y dispara a lo que te guste. Eso sí, una foto siempre tiene que emocionar a un nivel muy profundo» DAVID LYNCH