Revolución solar: bueno para ti, bueno para el mar. La última generación de fotoprotectores.
LA ÚLTIMA GENERACIÓN DE FOTOPROTECTORES NACE CON UN DOBLE PROPÓSITO, MANTENER NUESTRA PIEL A SALVO DE LA RADIACIÓN SOLAR Y, AL MISMO TIEMPO, PRESERVAR EL MEDIOAMBIENTE CON FÓRMULAS BIODEGRADABLES E INOCUAS PARA LOS ECOSISTEMAS MARINOS.
Coco Chanel fue una rupturista, que hizo trizas algunos estereotipos en torno a la mujer, como el de que la piel sepultada en una densa capa de polvos blanquecinos era el súmmum de la belleza. Acostumbrada a diseñar sus propios patrones de vida, a principios de los años 20 del siglo pasado puso de moda una piel bañada por el sol, cuando el bronceado era visto como un estigma de la clase obrera. Su legado estético –la percepción del moreno como algo favorecedor– ha perdurado, pero ya solo entendemos esta belleza tostada si está asociada a la salud. Un siglo después no cabe concebir un cutis bonito si no está cuidado, pero, paradójicamente, el sol es uno de sus grandes enemigos, así que se impone la exigencia innegociable de cubrirse con un fotoprotector. Pero no con cualquiera.
TODO POR EL PLANETA Se calcula que cada año 14.000 toneladas de crema solar acaban en los océanos, impactando directamente sobre el fitoplancton y zooplancton. Una poderosa razón que justifica que las marcas estén invirtiendo cada vez más en I+D+i para crear solares respetuosos con el medioambiente. Muchas ya han retirado de sus fórmulas con filtros químicos –son absorbidos por nuestra piel para protegernos desde dentro– el octinoxato y la oxibenzona, sospechosos de ser disruptores endocrinos y de dañar los arrecifes de coral, básicos para la diversidad biológica de los océanos. Pero también los llamados filtros físicos –a base de minerales que permanecen sobre la piel como un escudo, haciendo que reboten los rayos– se analizan con lupa, especialmente los que contienen óxido de zinc o dióxido de titanio. ¿La razón? Su posible toxicidad si traspasan la barrera cutánea. No obstante, Beatriz Estébanez, médica estética de
Clínica Menorca, lanza un mensaje tranquilizador: «Según diversos estudios científicos, los filtros compuestos por minerales inorgánicos son seguros, porque permanecen en la superficie de la piel y, por tanto, resultan inocuos. Por eso estas cremas solares son perfectas para pieles sensibles, niños, bebés y embarazadas. En realidad, el mayor problema de los fotoprotectores minerales es la cosmeticidad del producto, pues como no se absorbe puede resultar un poco grasiento y dejar una película blanquecina o brillante. Y en cuanto a su efecto sobre los ecosistemas acuáticos, se ha visto que su concentración en suspensión es baja. De todas maneras, los solares sin nanopartículas, que aparecen en la etiqueta como ‘NO-NANO’, aportan una mayor seguridad». Comparte opinión la doctora Aurora Garre, medical marketing manager de ISDIN Corporate, quien añade que el dióxido de titanio en forma de nanopartículas no está permitido en fotoprotectores en spray, ya que existe riesgo de inhalación. Y es que diseñar un cosmético de protección solar es una tarea compleja, según apuntan desde la Sociedad Española de Químicos Cosméticos: «La efectividad es la función principal que debe tener un cosmético solar, y la protección del medioambiente nunca debe restársela. En ese sentido, las tres características clave que tienen que cumplir estos productos si no quieren dañar los ecosistemas marinos es que sean rápidamente biodegradables, no bioacumulables en los organismos vivos y resistentes al agua». Así que este verano, más que nunca, se impone revisar la etiqueta de la crema solar. La piel ya no es lo único que debemos preservar de los rayos UVA, UVB, luz visible e infrarrojos; el planeta se ha convertido en una prioridad igual de importante. Y ya no hay excusa, pues el porfolio de productos sostenibles es generoso: desde aquellos que han eliminado de su formulación los filtros hidrosolubles hasta los que prescinden de siliconas (poco biodegradables), los que cuentan con envases reciclables, los que impulsan iniciativas para la regeneración de la vida acuática… Tú eliges qué ponerte.