LA APUESTA Gabriela Hearst
ABANDERADA DEL CONSUMO RESPONSABLE, LA DISEÑADORA URUGUAYA TRABAJA PARA TRANSFORMAR LA INDUSTRIA DEL LUJO DESDE SU MARCA… Y AHORA TAMBIÉN DESDE CHLOÉ.
gabriela Hearst (Uruguay, 1976) se crio en el rancho de Paysandú, al oeste del país, rodeada de vacas, caballos y ovejas. La vida en esta finca que pertenece a su familia desde hace varias generaciones fue completamente decisiva a la hora de configurar la interpretación del mundo de una de las principales abanderadas de la moda sostenible. Casada con el nieto del magnate de la prensa americana, William Randolph Hearst, trabajó algunos años como modelo y con poco más de 700 dólares en el bolsillo montó una marca, Candela, que imaginó y desarrolló durante casi 14 años. Finalmente, en 2015, lanzó su firma homónima con unos pilares claros desde el principio: la calidad de los productos, la durabilidad de las prendas y, cómo no, la sostenibilidad. Desde entonces hasta ahora ha recibido numerosos premios por su visión, y sus diseños los han llevado desde Nicole Kidman y Laura Dern a Meghan Markle o Jill Biden, lo que le ha valido un gran reconocimiento a nivel internacional marcando la pauta para otras firmas del sector. En febrero del año pasado, Hearst presentó (con la colaboración de la consultora EcoAct y la empresa de Alex de Betak, Bureau Betak) el primer desfile con huella de carbono cero, pero dos años antes, en 2018, la diseñadora uruguaya ya había establecido que todos sus embalajes fueran biodegradables y compostables, algo remarcable en el panorama del lujo de entonces.
Todo lo que ha aprendido durante estos años de investigación lo aplica ahora, además de en su marca, en una casa con historia, Chloé. Tras la salida de Natacha Ramsay-Levi del buque francés, Gabriela Hearst fue nombrada directora creativa de la firma en diciembre de 2020.Tan solo tres meses después, el pasado 3 de marzo presentaba su primera colección para la maison –otoño/invierno 2021-2022– con la que dejó constancia de su intención de extender los ideales de su creatividad a las altas esferas del lujo. El resultado, una serie de piezas que rescatan los principios estéticos de la legendaria casa al mismo tiempo que construyen una narrativa firme que demuestra que la sostenibilidad no es para la diseñadora uruguaya un aderezo de los tiempos que vivimos, sino una manera particular de entender la moda y el negocio. «Si no creyera en lo que hago no estaría aquí», aseguró la diseñadora tras el desfile. «Ha llegado el momento de aplicar en Chloé todo lo que hemos aprendido tras seis años de investigación y desarrollo. Sabemos que podemos fabricar nuestros productos de formas más sostenibles, por ejemplo, cambiando el algodón del forro de los bolsos y sustituyéndolo por lino. Creemos firmemente que somos capaces de hacer prendas bonitas y que, al mismo tiempo, respeten la biodiversidad y el medioambiente».
En esta línea, la casa también ha comenzado a apoyar otras causas sociales al estilo Hearst a través de artesanos locales que trabajan en su último lanzamiento: una línea de bolsos tejidos a mano de manera ética y que suponen la primera colección de bolsos de lujo verificada por el comercio justo. Este proyecto, que incluye cuatro versiones diferentes de la misma cesta, garantiza un salario justo y condiciones seguras para una red de más de 700 productores artesanos, en su mayoría mujeres de zonas rurales.
De cara a los próximos años, Gabriela Hearst planea seguir trabajando como hasta ahora para demostrar que una industria del lujo más respetuosa es posible. Ante sus ojos, un presente que reclama a gritos la transformación de la industria y, en su caso, una máxima que abandera el futuro de Chloé y de su propia marca y que pasa inevitablemente por el filtro de la sostenibilidad que tan bien conoce ella.
“Sabemos que podemos fabricar nuestros productos de formas más sostenibles, y hacer prendas bonitas que respeten el medioambiente”