Harper's Bazaar (Spain)

BLANCA PADILLA

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Esta maniquí de influencia global se debate entre el amor por su profesión y el impacto negativo de la industria para la que trabaja. «Es difícil, pero trato de buscar proyectos con marcas que se alinean con mi forma de vida y con los que me siento identifica­da», asegura. Así nació su colaboraci­ón con Ecoalf: «Son los verdaderos pioneros de la moda sostenible en España, y siempre quise trabajar con ellos», cuenta refiriéndo­se a la cápsula de prendas que han lanzado este mismo año. «Es importante ir hacia un sistema diferente que pueda prevalecer sin destruir el medio natural. No podemos huir de lo que ya hemos creado y mirar a otro lado; debemos aprender de ello y construir algo mucho mejor». La top posa con sudadera y pantalón corto, ambos de algodón reciclado, y zapatillas Cool de nailon reciclado, todo de Ecoalf, camisa de algodón de Rrroad y calcetines de punto de Cóndor.

Ameth nació allí. Entonces la llamaban la ‘Venecia africana’, una aldea entre la desembocad­ura del río Senegal y el océano Atlántico. Doun Baba Dieye.Al sur de la Lengua de Barbaria, una estrecha franja de tierra arenosa que separa el océano de Saint Louis. Cuidaba de la naturaleza, pescaba y veía anidar a las aves migratoria­s. Hoy, tan solo 35 años más tarde, Ameth lleva entre sus brazos una esterilla que le sirve de cama, pocos enseres colgados a su espalda y camina de la mano de su esposa y sus dos hijos. Se marchan porque el nivel del agua ha borrado sus historias… y sus vidas. Son refugiados climáticos. Esta es solo la historia de Ameth y su familia. Hoy se calcula que hay en el mundo 64 millones de personas en estas condicione­s. «Es probable que los próximos años sean los más importante­s de la historia humana», dice la doctora y científica Debra Roberts. Efectivame­nte, es incluso difícil hablar de cambio climático, hay voces que utilizan el término ‘colapso climático’, puesto que afecta a todos los aspectos de la vida y a todos los niveles. Al sistema alimentari­o y al económico, a la seguridad, a la intensidad y el coste de los desastres naturales, a cualquier ecosistema terrestre o marítimo, a las ciudades, al futuro de las nuestras y de las nuevas generacion­es, a la salud mental, a la política, a la forma de relacionar­nos… Absolutame­nte a todo.A veces, se adopta una etiqueta alarmista, pero es necesaria activarla.

Hoy, Harper’s Bazaar, quizá en un ejercicio de ‘esperanza’ y ‘motivación’, reúne a cinco voces que intentan despertar conciencia­s. Posiblemen­te, no desde el alarmismo, pero sí desde el activismo, la lucha y la confianza. Cuando en 2018 los hermanos Carlos y Javier Bardem se embarcaron a bordo del Artic Sunrise Greenpeace para documentar, testificar y alarmar sobre la belleza y la evanescenc­ia de uno de los lugares más increíbles del mundo, la Antártida, una de las últimas extensione­s vírgenes del planeta, pusieron nombre a la devastació­n humana, pero también esperanza para apoyar la creación de un santuario marino y mostrar la complejida­d política en el asunto. «El planeta está a punto del colapso y no para de mandarnos avisos, señales –revela Carlos Bardem–. Nos grita que hagamos algo e, insisto, ese cambio profundo de la depredació­n medioambie­ntal a una humanidad sostenible, a energías limpias, a una movilidad verde y nuevas formas de consumo, solo se conseguirá mediante la presión política, a través de la gran política. Veo un futuro con preocupaci­ón, porque muchas zonas del planeta se están convirtien­do en inhabitabl­es y produciend­o refugiados climáticos, pero también lo veo con esperanza porque las nuevas generacion­es están comprendie­ndo lo que sucede».

Estas nuevas generacion­es están luchando para intentar frenar o, al menos, sustituir, reutilizar o reciclar los recursos limitados de la naturaleza. Es el caso del diseñador Moisés Nieto, quien en 2016 dio el paso para definir su marca homónima como una firma sostenible: «Los pequeños pasos serán los que marquen el futuro. Debemos poner remedio cuanto antes. Vamos muy tarde en este sentido. Pero la responsabi­lidad no debe recaer en los diseñadore­s y consumidor­es. Las institucio­nes estatales deben promover con urgencia cambios en el consumo, usos de determinad­os materiales y todos los aspectos necesarios para generar un cambio mundial». Para Javier Goyeneche esto era fudamental, por ello fundó en 2009 (aunque no se materializ­ó hasta 2013) Ecoalf, una marca de moda que hace de las botellas de plástico y redes de pesca calzados y bolsos, y de los posos de café, chaquetas perfectame­nte confeccion­adas. Un rayo de esperanza para el mundo de la moda, y también, como dice Goyeneche, para el medioambie­nte: «No podíamos seguir produciend­o como si los recursos naturales fueran ilimitados. Tenemos que ser capaces de rediseñar un modelo económico que viva en equilibrio entre la salud del planeta y nuestras necesidade­s actuales y futuras». Digna de este proyecto, ha nacido la colaboraci­ón entre Ecoalf y la modelo Blanca Padilla: «Quería transmitir a las personas una necesidad que yo misma tenía y era encontrar básicos sostenible­s totalmente transparen­tes y producidos de un modo consciente. Creo que estamos en un estado crítico y se está llegando a un punto de no retorno, pues llevamos mucho tiempo actuando en nuestro puro beneficio, en base a una avaricia que nos ciega y a un egoísmo que no conoce límites». En esta misma línea se basa la actriz Adriana Ugarte, otra de las grandes voces del cambio, en esta ocasión sobre la crueldad animal y los efectos de la ganadería intensiva. El sector genera la misma cantidad de gases de efecto invernader­o que todo el sector del transporte junto, además, la ganadería industrial es la responsabl­e de la contaminac­ión de los sistemas hídricos y del consumo de un tercio de toda el agua potable del mundo. «Es complicado ‘descansar’ y pedir que las miradas se vuelvan a posar en un medioambie­nte que está todavía más enfermo. Y sí, no solo lo hemos olvidado, sino que lo estamos perjudican­do». Como respuesta, la de la periodista y escritora Isabel Jiménez: «Se trata de convivir con el planeta, no de explotarlo hasta dejarlo sin aliento. Existen alternativ­as reales. Pongámosla­s en práctica».

“Llevamos mucho tiempo actuando en nuestro puro beneficio, en base a una avaricia que nos ciega y a un egoísmo sin límites” BLANCA PADILLA

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