C ost a de ot ros mu ndos
A medio camino entre Barcelona y la frontera francesa, rodeado de campos de olivos, pinares y retama, y a solo unos kilómetros de las playas más bellas de la Costa Brava, se erige el hotel Castell d’Empordà (hotelcastellemporda.com). Un lugar idílico del que partir a otras maravillas de la zona, como el pueblo de pescadores de Calella de Palafrugell, con una pronunciada y rocosa costa, o la playa Sa Tuna de Begur, una pequeña cala que aún conserva sus antiguas casas de pescadores y un paraje salvaje casi insospechado. Y otra joya: L’Hotel La Plaça de Madremanya, un pequeño hotel romántico que cuenta con uno de los mejores restaurantes de la zona, una cocina afinada y sutil en un jardín aromático (hotelmadremanya.com).