Nueva aristocracia: Pauline Ducruet frente el objetivo.
con una monarquía reimaginada. La nieta de Grace Kelly e hija de la princesa Estefanía de Mónaco, Pauline Ducruet, está decidida a redefinir en sus propios términos qué significa ser icónica.
«Tanto mi madre como mi abuela eran iconos de su momento. Yo también quiero hacer cosas icónicas hoy por hoy»
el entorno belle époque que rodea el Hôtel Hermitage de Mónaco ha sido históricamente un esplendoroso escenario donde la realeza mostraba sus vestidos de tafetán y guantes de ópera, pero eso está a punto de cambiar.Vestida de manera extravagante, lujosa y asexual, Pauline Ducruet, fundadora y diseñadora de la marca socialmente responsable y no binaria Alter, pretende revolucionar la nueva normalidad y hablar con la gente de su misma generación. «Queríamos mostrar Alter en un decorado nunca visto antes –explica Pauline–.Alter comenzó como algo alternativo y de street style, pero ahora buscábamos algo más lujoso», dice en referencia a su última colección. «Mi visión era la de tomar la ropa de fiesta tradicional y suavizarla. Mi personalidad es más extrema, así que quería darles a las mujeres que son como yo unas opciones más contemporáneas y adaptadas a sus personalidades», añade. Con su patronaje de marcados hombros, perfiladas cejas y pelo mojado y peinado hacia atrás es fácil ver que es la hija de Estefanía de Mónaco. La mayoría de las chicas consideran a sus madres sus iconos de estilo, pero Pauline fue criada por un fenómeno global de la moda. «Crecí siendo consciente del impacto que tenía mi madre –recuerda–. Siempre se arreglaba para ir a las galas y eventos, por lo que siempre tuve claro quién era, pero ahora como adulta puedo apreciar más aún su visión del mundo.Y ahora que han vuelto los 80 es evidente que su influencia perdura hasta la actualidad». Pauline llevó una infancia privilegiada en lo que describe como «esa pequeña burbuja de luz» que es Mónaco, pero era más bohemia de lo que una se puede imaginar, como deja evidente el hecho de que la princesa Estefanía se la llevó a Suiza cuando tenía 6 años para unirse a un circo. Ducruet explica, «Mi madre siempre tuvo libertad para tomar sus decisiones, y en ese momento lo que deseaba era que creciésemos lejos de Mónaco para protegernos y darnos una perspectiva diferente de la vida».
Tienen un asombroso parecido físico, pero según Pauline sus diferencias radican en que los tiempos han cambiado. «Nos parecemos en que ambas defendemos la misma causa, pero la diferencia es el momento en el que lo hacemos. En los 80 se era menos consciente de la moda sostenible y las temáticas no binarias. Estoy segura de que si por aquel entonces se hubiese hablado de esos temas ella habría hecho lo mismo que yo ahora, porque me dio los valores que tengo y me enseñó a luchar por las causas en las que creo». Desgraciadamente la princesa Gracia de Mónaco falleció antes de su nacimiento, pero Pauline tiene una perspectiva única sobre el estatus de diosa del estilo de la actriz de Hollywood. «Obviamente es mi abuela, y es un icono del mundo de la moda, así que es una referencia, pero al igual que con mi madre quiero tener mi propia visión para mi marca y lo que hago, e igual que tanto mi madre como mi abuela eran iconos de su momento yo también quiero hacer cosas icónicas hoy por hoy».
Aun así, lleva con orgullo el bolso de Hermès que porta el nombre de su abuela. «De hecho tengo dos bolsos Kelly –admite–, uno que comparto con mi madre y otro que me regaló, porque es tradición que toda chica en nuestra familia reciba su propio Kelly al cumplir 21 años».
Más que aprovecharse del nombre familiar, la decimosexta en la línea de sucesión eligió para su marca un juego de palabras, que comenzó como proyecto mientras estudiaba en la Parsons School of Design de NuevaYork. «Alter empezó como Altered [modificada, alterada] porque modificaba prendas clásicas, y pasó a ser Alter por álter ego, un significado que se refiere tanto a lo no binario como a lo alterado, porque sigo modificando prendas clásicas», reflexiona. Los resultados son tan espectaculares como llenos de conciencia social: unas colecciones anuales de ropa para todo momento, llenas de siluetas desenfadadas e inclusivas hechas con denim recuperado y una mezcla sostenible de seda y lana hecha de forma ética en Bagnolet, a las afueras de París. «Creo que todas las marcas deberían tener un impacto social y ecológico en el medioambiente. La industria de la moda es una de las industrias más contaminantes del mundo y es hora de hacer algo al respecto». Pauline prosigue, explicando la lucha por hacer que su marca sea ética. «La clave es el origen de los materiales, se hacen de forma local en París, el empaquetado es ético y libre de plásticos, e intento que los fotógrafos y estilistas con los que trabajo sean de comunidades con poca representación o activistas en ecorresponsabilidad.A cada paso intento tener un impacto positivo».
Los diseños de Alter son oversize a propósito para acoger a todas las identidades, en franco contraste con las cinturas ajustadas y faldas con vuelo de la femineidad de los años 50 que Grace Kelly tan elegante e icónicamente encarnó. ¿Tal vez sea esta una forma de rebelarse? «No creo que sea una rebelión –reflexiona–, es únicamente mi manera de mostrar mi estética y los valores que defiendo. Crear siluetas femeninas innovadoras con denim y seda no era nada consciente al principio, pero ahora que sé lo que Alter representa estoy intentado que sea más obvio».
Reconoce que «sin duda, al llamar más la atención que otras jóvenes diseñadoras tengo que demostrarle al mundo que tengo talento.Agradezco la atención, pero tengo que demostrar que es por mi talento y no por ser quien soy». Como icono de estilo de tercera generación estableciendo su propia marca de ropa Pauline camina sobre el alambre, pero lo hace con toda la gracia que se podría esperar. Después de todo creció en el circo.