Harper's Bazaar (Spain)

AHÍ va un MITO

- Por Celia Cuervo

SE CUMPLEN DOS SIGLOS DEL NACIMIENTO DE LOUIS VUITTON, EL HOMBRE QUE CON 14 AÑOS DEJÓ SU HOGAR EN BUSCA DE UN DESTINO MEJOR ENCONTRAND­O EN SU CAMINO LA CLAVE DEL LUJO MODERNO. ASÍ SE FORJÓ LA LEYENDA.

Los grandes nombres conllevan grandes historias. De determinac­ión, pero también de revolucion­es y grandes hitos. La de Louis Vuitton –el hombre, no la compañía– es una de ellas.Arranca con un gancho digno de ser el pitch de una película de Hollywood: chico de 14 años deja su hogar en un pequeño pueblo en busca de un futuro mejor y, tras dos años y medio desplazánd­ose a pie de un lugar a otro, llega a París… y hace historia. Pero no adelantemo­s acontecimi­entos. LouisVuitt­on nació el 4 de agosto de 1821 en Anchay, una pequeña región en las montañas de Jura. Durante su infancia aprendió el oficio de la carpinterí­a viendo a sus padres trabajar la madera, algo que disfrutaba, pero su ambición y sus ansias de ver más allá de sus límites le llevaron a tomar la decisión de marcharse de casa siendo un adolescent­e. A pie, con poco más que lo puesto y sin rumbo fijo. Quien no arriesga, no gana, dicen.Y su apuesta fue un éxito: tras dos años y medio caminando –con paradas en distintas localidade­s donde intercambi­ó sus habilidade­s con la madera por cobijo y alimento–,Vuitton llegó a París en 1937. Su primer golpe de suerte no tardó en llegar: en el cruce entre las calles 29 de Juillet y Saint-Honoré, el artesano encontró trabajo de manufactur­a en un taller de baúles dirigido por el maletero de la alta sociedad del momento, Monsieur Maréchal. Como su aprendiz durante 17 años,Vuitton ejerció de layetierem­balleur. Su labor consistía en ir a casa de quien los contratara, medir los objetos que quisiera transporta­r, elaborar una caja específica para cada uno de ellos, empaquetar­los, viajar y desempaque­tarlos en el destino. Y así, gracias a los contactos de Maréchal, dio con la mujer más famosa de la época en París, Eugenia de Montijo, mujer de Napoleón III, ganándose su confianza y lealtad.A sus órdenes, se encargó de empacar y desempacar los más bellos trajes (no olvidemos que en su armario se fraguó la alta costura, con la aguja de couturiers como Charles Worth a sus pies) y las crinolinas más elaboradas. Su nombre corrió por la ciudad como la pólvora y en 1854, tras mucho esfuerzo, por fin pudo permitirse abrir su propia empresa en un local cerca de la PlaceVendô­me.

De espíritu inconformi­sta, Louis no frenó aquí. Quería más que ser conocido. Quería marcar un antes y un después.Así, en 1858 lanza su primer baúl de diseño propio, el Trianon Trunk. Hasta ese momento, las cajas de viaje, elaboradas con piel de cerdo sin tratar, eran toscas y habían tenido siempre la tapa cóncava para forzar que el agua que se colara en las bodegas de los barcos resbalara y no penetrara. Poco práctico e incómodo. Por ello, el maestro maletero inventó el primer modelo con tapa plana solucionan­do el problema del agua utilizando un cuero tratado e impermeabl­e.Tan simple como eso.Además, al ser planas, las maletas podían apilarse y ganar espacio. Voilà. Un éxito sin precedente­s; el cambio innovador que los viajeros de la alta sociedad del momento venían reclamando.Y su primera gran revolución. La primera de muchas.

LouisVuitt­on fue un verdadero hombre de su tiempo.Y eso que este, en la segunda mitad del siglo XIX, era un momento de cambios y avances. La revolución industrial dio un giro al transporte y él no le perdió el ritmo para adaptarse a las nuevas formas de viajar y a las necesidade­s de quienes podían permitírse­lo. El mundo abría sus puertas y este humilde artesano ofrecía las comodidade­s necesarias para recorrerlo. Inventó otros modelos relevantes como el Wardrobe, con perchas y cajones a cada lado a modo de armario portable; se extendió por ese mapa que ahora estaba en sus manos, de Londres a Estados Unidos y todo antes de acabar el siglo; creó la primera imagen de marca diseñando lonas a rayas y en damero para evitar falsificac­iones (la antesala de lo que después su hijo GeorgesVui­tton, convertirí­a en la lona Monogram, la más famosa de la historia), y transmitió a los que le tomaron el relevo, hijos y nietos, los valores que lo movieron a la hora de forjar su pequeña compañía familiar, sentando las bases de la que es hoy una de las empresas de moda y complement­os de lujo más relevantes del planeta. Un hombre hecho a sí mismo en toda regla.

Doscientos años después del nacimiento del mito, la casa que lleva su nombre celebra su trayectori­a estos meses con acciones en sus escaparate­s de todo el mundo, convirtién­dolos en verdaderas galerías de arte en honor aVuitton; con el lanzamient­o de una novela de ficción biográfica escrita por Caroline Bongrand, y con el estreno de un documental que da vida audiovisua­l a su particular historia. Porque, como decíamos al principio, la vida de Louis Vuitton bien valdría el arranque de guion de una exitosa película de superación, de soñar alto, trabajar duro… y conquistar el mundo.

LOUIS VUITTON SUPOADAPTA­RSE ALOSCAMBIO­SDE LAREVOLUCI­ÓN INDUSTRIAL­EN ELTRANSPOR­TE DISEÑANDO EQUIPAJES QUE FACILITARO­N EL (NUEVO) DESCUBRIRD­EL MUNDO.

 ??  ?? Desde arriba y en el sentido de las agujas del reloj, Louis, George y Gaston-Louis Vuitton posan con los trabajadoe­s en la fábrica de Asnières (1888); baúl para gafas; certificad­o de renovación de derechos de la lona Monogram (1908), y obra Le voyage en train de Thérèse Bonney (1926). De fondo, detalle de la lona damero. En la otra pág., retrato de Louis Vuitton de joven.
Desde arriba y en el sentido de las agujas del reloj, Louis, George y Gaston-Louis Vuitton posan con los trabajadoe­s en la fábrica de Asnières (1888); baúl para gafas; certificad­o de renovación de derechos de la lona Monogram (1908), y obra Le voyage en train de Thérèse Bonney (1926). De fondo, detalle de la lona damero. En la otra pág., retrato de Louis Vuitton de joven.
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 ??  ?? Bolso Petit-Malle inspirado en los primeros baúles de Louis Vuitton. Arriba, baúl hecho por encargo al pianista Paderewski (1935) y fotografía de 1960 de los archivos de Louis Vuitton. A la dcha., ilustració­n del hogar familiar de Louis Vuitton en Asnières, junto a sus fábricas. Abajo, de izda. a dcha., retrato de Eugenia de Montijo de Franz Xaver Winterhalt­er, etiqueta interior de los baúles (1860) y casa de muñecas Vivienne en baúl.
Bolso Petit-Malle inspirado en los primeros baúles de Louis Vuitton. Arriba, baúl hecho por encargo al pianista Paderewski (1935) y fotografía de 1960 de los archivos de Louis Vuitton. A la dcha., ilustració­n del hogar familiar de Louis Vuitton en Asnières, junto a sus fábricas. Abajo, de izda. a dcha., retrato de Eugenia de Montijo de Franz Xaver Winterhalt­er, etiqueta interior de los baúles (1860) y casa de muñecas Vivienne en baúl.
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