Icono rompedor:
la irreverente novedad de Cartier.
Puede resultar chocante relacionar Cartier con el punk, pero ¿qué es este movimiento sino una ruptura de esquemas preestablecidos? La casa francesa presenta Clash [Un]Limited, su colección más extrema hasta la fecha, con Lily Collins, actriz e hija del mismísimo músico Phil Collins, como embajadora. Extravagante, rebelde e insaciable. Let’s rock.
No creo que la moda punk fuera exagerada. Causó una gran impresión, pues no ha habido nunca nada ig ua l», d ijo en su d ía Viv ien ne Westwood, la diseñadora británica que en los setenta se alzó como uno de los principales referentes de este movimiento contracultural y contestatario. En efecto, el punk no fue banal. No lo fue para la música, ni para la moda ni para la sociedad; fue, de hecho, quizá, una de las estéticas que aunó mejor la esencia de esos tres conceptos, tan relevantes en una época de sacudidas y cambios como lo fue aquella. Es por eso que esta industria ha tomado inspiración de su iconografía repetidas veces en las últimas décadas: sus imperdibles, sus crestas, las chaquetas biker de piel negras, las cremalleras, el tartán o las tachuelas. Y por supuesto esa actitud rebelde y antisistema que caracterizó a este universo musical y estético. Es un revival de este espíritu el que sirvió como base para el lanzamiento de la línea Clash de Cartier en 2019: una colección fresca e irreverente en la que la personalidad de quien llevaba sus joyas, repletas de pinchos, era crucial. Y es también, por extensión, el punto de partida de su nueva edición limitada Clash [Un]Limited, un lanzamiento a lo grande con el que la casa de joyería francesa arranca esta nueva temporada. Con el ‘picot’ de Clash como protagonista (así es como se refieren desde la maison a esas tachuelas punzantes que dan carácter a la colección), la línea se construye como una vuelta de tuerca aún más irreverente y excéntrica de Clash. Una elegancia rebelde que lleva el contraste y la tensión al extremo no solo en sus colores (el blanco y el negro), sino también en su concepto, fundiendo la estética punk y el minucioso e histórico savoir-faire joyero de Cartier. Piezas de oro blanco en las que los diamantes y el ónix comparten protagonismo. En algunas, además, la amatista tallada a mano se suma a la explosiva combinación. La rebeldía también se siente en las formas: anillos XL, brazaletes repletos de tachuelas brillantes, joyas para bolsillo, anillos múltiples o ‘picots’ que se sujetan entre dos dedos.Y un tesoro especial: un mitón de finísima malla de oro rosa donde se esconde un reloj. Para dar vida a esta colección, la casa francesa se ha aliado con uno de los rostros del momento, la actriz Lily Collins (en la imagen), hija del músico Phil Collins y protagonista de una de las series más exitosas del año, Emily in Paris. «Collins, una actriz única y comprometida, representa a una nueva generación de artistas que se atreven a revelar diferentes facetas, a veces clásicas y elegantes, a veces creativas e incluso extravagantes», concede Arnaud Carrez, director de marketing internacional y comunicaciones de Cartier. Su primer contacto directo con la marca fue al cumplir los 18, cuando su madre le regaló su pieza favorita de la maison, un icónico reloj Panthère. «Para mí, formar parte de la familia Cartier significa unirme a una comunidad de inconformistas únicos que demuestran una gran fortaleza de carácter», declara la actriz.Ahora, pone rostro y actitud a esta colección que traspasa límites y que define, en dos palabras, como «rebelde y ruidosa». Música para tu joyero.