UN FUERZA OCULTA
Natural y poco común, el retinol presente en el caviar es el ingrediente estrella del nuevo tratamiento de noche que transforma la piel: un aceite tensor y reafirmante increíblemente sensorial.
Cuando La Prairie presentó hace más de tres décadas Skin Caviar, el primer sistema de cápsulas con activos provenientes del caviar, cambió para siempre el cuidado de la piel. Hoy su colección azul cobalto es conocida globalmente por sus propiedades tensoras, resultados avanzados y texturas exquisitas. Todo un icono en la industria que este otoño, gracias a la incesante labor de investigación de los científicos de la casa, da la bienvenida a un nuevo tratamiento basado en un componente inesperado del caviar: retinol natural. Compuesto por lípidos de caviar y retinol derivado del caviar, Caviar Retinol es el ingrediente estrella de Skin Caviar Nighttime Oil, un revolucionario aceite diseñado para trabajar en conjunto con los ritmos circadianos de la tez con el fin de ayudar a contrarrestar los efectos inducidos por la edad, mientras que su composición aceitosa crea una barrera externa para minimizar la pérdida de agua que se produce durante la noche. ¿Sus beneficios? Reduce la apariencia de las arrugas, alisa la superficie de la tez, restaura la firmeza y redensifica.
Viaje a los reinos de la noche
Para hacerse eco del lanzamiento, La Prairie inicia un nuevo capítulo artístico junto al creador digital Maotik. El artesano de la tecnología ha imaginado Sense of Blue: una instalación que sumerge al espectador en las profundidades de la noche. «La pandamia ha provocado mucha ansiedad. Con esta obra quiero que la gente se olvide de todo y disfrute de la experiencia de estar en un lugar fantástico, inmersivo o misterioso», nos cuenta en Art Basel, Basilea, donde nos adentramos en esta oda al azul cobalto. A pesar de servirse de infinidad de máquinas, su objetivo ha sido «recrear un entorno natural». Algo profundamente conectado con la enseña suiza, caracterizada por conjugar ciencia y naturaleza en sus productos. Su último gesto en el ritual nocturno de Skin Caviar es el epítome.
Por Paula Menéndez