PIERPAOLO PICCIOLI
«La primera vez que vi a Rossy fue sentado en el cine, impresionado. La película era Mujeres al borde de un ataque de nervios, y me dejó sin aliento: era disruptiva, sofisticada y más auténtica que nada que hubiera visto antes. Después la conocí en persona en uno de mis desfiles. La vi llorando, emocionada por la experiencia, y eso me tocó. Conecté muchísimo con ella, y me corroboró lo que ya había percibido años antes tras la pantalla: la familiaridad que me había inspirado era real. Así que nos hicimos amigos. Desde entonces, nos hemos hecho muchas promesas, una de ellas es, en sus palabras, que tengo que “ir a Madrid a hacerle el amor a la ciudad”, y aunque nuestras agendas sean complicadas, espero poder cumplir con ello pronto»