Estrella Real
Estefanía de Mónaco se convirtió en los 80, antes de la treintena, en icono por derecho propio. Hoy, su rompedora imagen de aquellos años inspira este encuentro entre HARPER’S BAZAAR y la nueva colección de Alta Joyería de Chanel, 1932, con la que la casa por excelencia de los Grimaldi homenajea el valor y la fortaleza de su fundadora, Gabrielle Chanel.
Cuando Gabrielle Chanel presentó su colección de joyería Bijoux de Diamants, los joyeros de la Place Vendôme parisina se echaron las manos a la cabeza. ¿Una mujer revolucionando su industria? De ninguna manera.Tal fue su enfado y su queja que consiguieron que la retirara y que la mayoría de las piezas se desmantelaran, haciéndola desaparecer casi en su totalidad. Mademoiselle Chanel había sido seleccionada por el Sindicato de Diamantistas para crear una propuesta que devolviera la esperanza a los compradores y que reactivara el consumo de diamantes después del Crack del 29 que había azotado la economía mundial tres años antes.Y así fue como la revolucionaria diseñadora francesa dio vida a la que sería no solo su primera colección de Alta Joyería, sino también la que se considera la primera de la historia. «Antes de unirme a la maison había escuchado hablar de ella, pero la conocí de verdad cuando entré a trabajar aquí. Cuanto más descubría las piezas, más me fascinaba.Todo el concepto, el storytelling, el evento que creó para presentarla en el 29 de la Rue Saint Honoré. Es tremendamente inspirador», concede a Harper’s Bazaar Patrice Leguéreau, director del Estudio de Creación de Joyería de Chanel.
Compuesta enteramente por piezas de platino y diamantes, Bijoux de Diamants rendía homenaje a algunos de sus símbolos más característicos, entre ellos, cómo no, los cuerpos celestes. La francesa dijo en una ocasión que, con esta colección, soñaba con «cubrir a las mujeres con constelaciones». Por eso la luna, las estrellas y el sol han sido los motivos que Leguéreau y su equipo han rescatado para celebrar el 90.0 aniversario del hito joyero de la maison con su nueva colección de Alta Joyería, 1932. «Creo que sigue siendo un tema tremendamente moderno. Los cuerpos celestes mantienen el mismo significado que les dio Chanel en su momento: evocar los sueños, la poesía, la libertad y el movimiento», apunta el creativo. Un mensaje de esperanza, también, para dejar atrás la crisis de la COVID, igual que hizo ‘Coco’ con su propuesta tras la Gran Depresión. «Empezamos a trabajar en ella antes de la pandemia, así que realmente ha sido cosa del destino que la situación se haya dado tan parecida», apunta Leguéreau.
Tres años han dedicado los diseñadores y artesanos de la casa a poner en pie esta obra de arte compuesta por 81 piezas, 15 de las cuales son transformables en un guiño a la obsesión de Gabrielle por que el cuerpo de la mujer pudiera moverse con libertad. En el centro de la propuesta, el collar Allure Céleste, un tesoro coronado por un zafiro azul excepcional de 55,55 quilates. Los protagonistas, como en la idea original, son los diamantes. Para Chanel, porque decía que representaban «el mayor valor en el menor volumen», y para Leguéreau, por su pureza: «Es la piedra más preciosa de todas. La más fuerte y aun así la más sencilla. Es la esencia de la joyería, como en un perfume, y por eso es también la piedra perfecta para resaltar la filosofía de Chanel: la elegancia, la pureza, la sencillez y la ensoñación», añade.
Bajo la mirada Bazaar, la exclusiva 1932 toma una dirección inesperada en las imágenes que acompañan este texto. La inspiración, Estefanía de Mónaco, un icono irreverente como lo fue también Gabrielle Chanel, brillando siempre con luz propia más allá de las ataduras reales.Y ahora, también con los destellos de esta línea con la que Leguéreau admite sentirse especialmente realizado: «Hemos seguido las directrices que Chanel instauró con Bijoux de Diamants y nos hemos enriquecido de ese mismo espíritu, así que ambas colecciones están conectadas. Me gusta pensar que ella estaría feliz de ver que su alma sigue intacta y que, 90 años después, el equipo de joyería de la maison sigue trabajando en el camino que ella inició hace casi un siglo. Creo, sin duda, que estaría orgullosa». n