Heraldo de Aragón

«Un año estudiando otra cosa es una convocator­ia perdida»

- P. L.

Vocación por encima de cualquier otra razón. Carlos Marcén y Roberto Redondo, de 18 y 19 años, tenían claro desde pequeños que querían formar parte del Cuerpo de Policía Nacional para «ayudar a la gente». En cuanto tuvieron los estudios mínimos necesario para opositar, se apuntaron a la academia.

«Yo me plantee hacer el grado superior tras terminar un grado medio de deportes. En cuanto me enteré que no era necesario para ser policía, decidí que era mejor centrarme en lo que me gustaba», sostiene Marcén, que considera que «un año estudiando otra cosa es una convocator­ia perdida». Algo similar opina su compañero, que decidió no cursar un grado universita­rio tras finalizar la Evau. «Se me pasó por la cabeza Historia o Turismo. Sin embargo, la carrera son muchos años y muchos intentos perdidos. Estos estudios siempre los podré sacar más adelante, cuando sea policía», sostiene Redondo.

Para ellos, ser policía son todo ventajas. «Te ponen en bandeja un trabajo que te gusta, con estabilida­d para toda la vida y donde nunca te vas a tener que preocupar por el dinero. No vas a ser rico, pero vas a vivir tranquilo», explica Marcén, que cree que el mejor momento para opositar es cuando eres joven porque la familia puede apoyar a nivel económico y no existen las mismas obligacion­es que cuando «cumples unos años».

Las condicione­s laborales son una de las razones por las que muchos jóvenes optan por opositar, sin embargo, Marcén y Redondo insisten en que es necesario tener vocación. «Cuando suspendes una, dos o tres convocator­ias, la única forma de levantarte es pensar que quieres eso a toda costa en tu vida. Ahí es donde está el éxito como opositor», subrayan.

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OLIVER DUCH Roberto Redondo y Carlos Marcén, en un aula del centro Campus Oposicione­s.

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