La Universidad de Zaragoza opta a tener dos centros de excelencia
Una de las debilidades que refleja el III Plan Autonómico de Investigación, Desarrollo e Innovación (Paidi) es la carencia en la Comunidad de centros de excelencia Severo Ochoa y María de Maeztu. Se trata de dos reconocimientos nacionales que suponen una financiación de un millón de euros anuales durante cuatro años en el primer caso, y de alrededor de 500.000 euros por el mismo periodo en el segundo.
El campus público opta a ambos. El Instituto de Nanociencia y Materiales de Aragón (INMA), un centro mixto entre la Universidad de Zaragoza y el CSIC (Centro Superior de Investigaciones Científicas) se presenta por tercera vez a los sellos Severo Ochoa. Lo hizo en 2020 coincidiendo con su nacimiento por la unificación del Instituto de Ciencia de Materiales de Aragón (ICMA) y el de Nanociencia (INA). No lo logró. Además, al
María de Maeztu aspira el Instituto de Investigación en Ingeniería de Aragón (13A) del campus público.
La vicerrectora de Política Científica de la Universidad de Zaragoza, Rosa Bolea, destacó que se trata de unos distintivos «muy difíciles de conseguir», en los que es necesario superar «un proceso selectivo riguroso» y se distingue a estructuras con programas de investigación de frontera y altamente competitivos. La acreditación tiene una validez de cuatro años. Una vez finalizado este periodo, los centros pueden volver a presentarse a una nueva convocatoria en concurrencia competitiva.
El director del Instituto del INMA, Conrado Rillo, reconoció que este año tienen «más esperanzas» de lograrlo, puesto que llevan ya un año de «experiencia» como centro unificado.