Salir a hombros
Hay semanas que querrías ser ubicuo hasta para llorar a gusto. Y sobre todo para celebrar tantas cosas hermosas: Rosa Montero, que tiene alma de enciclopedia oral, presentó su libro ‘El peligro de estar cuerda’, título que toma de un verso de Emily Dickinson, que fue violada de niña y que vivió recluida, enamorada de su cuñada
Susan, redactando poemas cargados de misterio, de flores y de claves espeluznantes de dolor. Ella es una de las protagonistas de un libro frondoso en citas, en investigación neurológica y en revelaciones más o menos íntimas: Rosa tuvo una suplantadora pertinaz que le mandaba cartas y salamandras y sargantanas.
Esta sido otra semana inolvidable de Irene Vallejo: fue nombrada Hija Predilecta de Zaragoza y recibió el cariño de la corporación municipal. Irene sabe hacerse querer como nadie, pero no desde ahora, que está dando la vuelta al mundo a lomos de un junco, sino desde que empezó a dedicarse a la literatura. Lectora voraz, buscadora de textos y bisnieta de Scherezade, se ha pasado media vida leyendo en las Bibliotecas Públicas de Zaragoza y las Municipales de los pueblos, donde ha contado historias y ha acercado a los clásicos como un poema fascinante que nos sigue alumbrando y nos retrata.
Jorge Gay presentó esa trilogía de creación que nace de un único temblor: su forma de estar en el mundo en busca de una emoción definitiva. ‘Los fugaces párpados’ es una exposición, un documental de Marta Horno & cía, un poemario sobre la pintura, donde las palabras son pinceladas de imágenes de las que no puede ni quiere huir: la tarde que su padre le enseñó a pintar pájaros, los días de Roma, Venecia y
París, la vuelta a casa y el hallazgo de una modelo en el Estudio Cañada, a la que le sigue dedicando las metáforas del trigo y de la pasión: Nieves. Entre esto y muchas cosas más –el premio de periodismo a María José Villanueva por volver a contar la tragedia de Biescas, el reconocimiento a Lola Campos, que lideró ‘Andalán’ e dio lecciones de oficio en ‘El día de Aragón’, la ilusión de Cendoya por el sueño Edelvives y sus 80 años en ruta–, se nos iba Violeta, un atleta sencillo que con su autenticidad y su clase y llegó hasta el corazón de la gente. Como Pepe Melero, que tiene vocación para pescar instantes decisivos, todos hemos llevado a hombros al León de Torrero.